Orlando Lagos, dibujante y egresado UTE: “Hay que potenciar el humor y la alegría”

  • Partió como un hobbie, sin embargo, poco a poco el dibujo y el humor gráfico terminaron convirtiéndose en el eje de la trayectoria profesional de Orlando “Topo” Lagos (63), Técnico Universitario Forestal por la Universidad Técnica del Estado y socio Fudea. 

 






Al principio, se redujo a una incontrolable travesura escolar en las aulas del Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle de Santiago. Bosquejos en las pruebas y caricaturas de sus profesores, esbozaban un incipiente amor hacia el dibujo.

En esa época Orlando leía mucho el diario, hábito inculcado por su padre desde temprana edad. “En esos tiempos había un dibujante que me marcó harto, que es Lukas, Renzo Pecchenino (de El Mercurio). Él hacía una crítica social muy acertada (…), pero en forma respetuosa. No de farándula”.

Su profesor de artes plásticas contribuyó a pulir esa inquietud juvenil, motivada inicialmente por la lectura de las caricaturas de Lukas, proporcionándole conocimientos y consejos sobre distintas técnicas con acuarela.

Sin embargo, su pasión tendría que esperar para desarrollarse en plenitud. A mediados de los setenta decidió entrar a estudiar Técnico Universitario Forestal en la UTE, en su sede de Chillán.

Asegura que fue un proceso complejo, marcado por la muerte de su padre a los 16 años, coincidiendo con el término de su etapa escolar. Partió a Chillán, con el afán de estudiar una carrera universitaria y de sustentar económicamente a su madre y hermano. “Eso me hizo madurar bastante”, rememora, transformándose de improviso en el pilar de su hogar, ya que junto con estudiar debía trabajar.

Al recordar su paso por la UTE (se tituló en 1976), señala que fue un proceso muy importante dentro de su vida, tanto a nivel personal como profesional. “El tipo de profesores que yo conocí eran personas muy brillantes, inteligentes en todo aspecto. La parte social iba un poquito más adelante y eso me gustó. No era tan de elite, había todo tipo de gente. Eso es muy bueno”.

Más allá del estudio, Lagos realizó muchas labores sociales junto a sus compañeros, centrando sus energías en colaborar con los campesinos de la zona.

De lleno al humor

Ya titulado, pese a desarrollar labores dedicadas al ámbito forestal, poco a poco fue retomando su vieja pasión juvenil por las caricaturas.

Decidió volver a Santiago, donde trabajó algunos años en Conaf, colaborando con la elaboración de personajes para cortometrajes que llamaban a proteger los bosques nacionales.

Posteriormente, pasó por el Banco de Chile, donde realizó laborales que poco tenían que ver con su área de estudios. Ahí, pensó, “esta parte forestal no la voy a poder recuperar”, retomando así de lleno el humor.

En 1981 llegó a La Tercera. Al ser consultado sobre su arribo al conglomerado periodístico, afirma que fue “de puro metido nomás. Iba al diario y conversaba con algunos periodistas y el editor de deportes”.

Ahí permaneció 11 años, pasando posteriormente por medios como El Mercurio, Las Últimas Noticias o El Mostrador, además de realizar personajes e ilustraciones para diversas empresas. 

Disputa con Luis Santibáñez

Aún recuerda los problemas que tuvo con el entrenador nacional Luis Santibáñez, en medio del mundial de fútbol de España 82 o con Jaime Fillol. “Llamaban molestos, diciendo que hasta cuando los iba a caricaturizar”.

Su disputa con Santibáñez, quien calificó  a quienes cubrían la selección de fútbol como “ratones de cola pelá (sic)” lo llevó a realizar un libro en 1982, alusivo al polémico calificativo del adiestrador.

Junto al roedor, -“que anda hurgando por todas partes”, dice-, otro de sus dibujos característicos es el topo. A su juicio, la capacidad de adentrarse en esos rincones que otros no ven, les permite posicionarse como una consciencia reflexiva, que en un código humorístico son capaces de efectuar un análisis social sobre diversos aspectos, tanto del ámbito cultural, político o incluso deportivo.

Rol del humor

Para Lagos, socio histórico de la Fundación de Egresados y Amigos de la U. de Santiago de Chile (Fudea), potenciar el humor debería ser una prioridad de la sociedad chilena, “porque la gente está en un mundo de violencia, ostracismo y egoísmo. Entonces, el humor sirve justamente para trabajar los egoísmos y los odios”.

La clave, enfatiza, es comprenderlo como un terreno analítico, donde más allá de quedarse con una carcajada, la clave se encontraría en la sutil sonrisa: dentro ese espacio vital que potencie la reflexión.

Confiesa que su sueño a largo plazo se relaciona con la posibilidad  de potenciar el humor  dentro de las aulas universitarias, lo que “es importantísimo para la relación en la familia, en la calle o el trabajo”.

A modo de reflexión final, llama a poner la mirada  sobre la condición demasiado “fría” de la formación educacional, la que cree, debería corregirse lo antes posible.

La clave, considera, es que avancemos como sociedad hacia un ambiente más fraterno. Lo que exige, casi como un imperativo vital, “potenciar el humor y la alegría”.


 

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