A diferencia de otros jóvenes, Catalina Barraza tenía claro su destino desde muy pequeña. Fue una destacada estudiante de la primera generación que egresó de Química y Farmacia, de la Facultad de Química y Biología, obteniendo premios por su rendimiento que la llevaron a ingresar a hacer su práctica a un laboratorio farmacéutico líder del país y luego quedar contratada.
Desde enseñanza media le llamaba la atención la bioquímica, pero estimó que la investigación en aquellos años no contaba con el apoyo económico que merecía esta disciplina. Le habían hablado de la Universidad de Santiago y tras rendir su Prueba de Selección Universitaria –no óptima reconoce, porque no estudió tanto debido al cansancio - se dirigió hasta el barrio Estación Central, donde también su hermano cursaba sus primeros años de Ingeniería Civil Mecánica.
-“Mi opción era una Universidad privada o la Usach, pero mis papás insistían en el prestigio de la Universidad de Santiago y por ese lado yo me fui. Eso si llegué como un pollito a clases en 2013, era todo un mundo universitario, gente de todas las Facultades. Solicité un crédito con aval del Estado y actualmente lo estoy pagando. Era dificultoso para mis padres costearnos las carreras”.
¿Cómo fueron esos años de Universidad, tomando en cuenta que tu generación sería la primera en titularse de esta carrera?Entiendo que obtuviste algunas distinciones por tu desempeño.
-Si, estábamos celebrando el día del químico farmacéutico en 2017. No sé si lo seguirán haciendo. La Universidad nos entregó la chapita de químico farmacéutico. Fui el mejor promedio de notas del ramo de tecnología farmacéutica. En lo profesional,yo me titulé el 2018 pensando en que podía desempeñarme en diversos rubros: farmacia, hospital, laboratorio farmacéutico, laboratorio químico, en una planta de alimentos o en una planta de bebidas. Es decir, tenía un campo muy amplio, donde los sueldos también varían. Hoy en mi trabajo me encargo de liberar los productos al mercado. Somos el último filtro en la industria farmacéutica, antes que el medicamento lo reciba una persona.
¿Cuál dirías que es la particularidad de la Universidad de Santiago, que la hace distinta al resto de los planteles de educación superior?
-Yo creo que es la diversidad que encuentras entre sus alumnos. Allí puedes contactarte con personas de diversos gustos, de múltiples tendencias, de distintas áreas y pensamientos. Uno conoce distintas realidades. Es culturalmente rica. Es mi Alma Mater.
¿Se distingue el egresado Usach del que sale desde otra Universidad?
-Yo creo que sí. Hice mi práctica en el laboratorio donde trabajo y después llamaron mucha gente de la Universidad de Santiago. Entonces creo que el perfil del estudiante Usach es llamativo. He visto pasar a varios ex compañeros de distintas generaciones de la Universidad por la empresa.La Universidad de Santiago no está lejos de la enseñanza que te pueda dar la Universidad Católica o la Universidad de Chile, y por el contrario, te entrega muchos más valores. En la Usach tú aprendes a buscar alternativas cuando no cuentas con todos los medios disponibles y eso lo puedes aplicar en tu quehacer laboral. Tenemos capacidad de adaptación e iniciativa propia. Nos enseñan a solucionar los problemas por nosotros mismos. Yo creo que los profesores que tuve fueron sumamente preocupados para alimentarnos como persona, porque además éramos la primera generación. Nos dieron las bases necesarias y nos aportaron con la ética profesional que es muy importante para un químico farmacéutico. Fíjate que en aquellos instantes en que estaba en la Universidad me preguntaba para qué tomar ética, pero ahora que estoy trabajando y libero productos al mercado, entiendo las razones de aquello para ser un mejor profesional.
¿Has pensado en continuar especializándote?
-Lo he pensado por un tema de crecimiento profesional y porque nunca está de más ya que química y farmacia siempre es una carrera que está en constante cambio. Siempre se descubren nuevas drogas. Trataría de conseguir una beca, porque en este momento es difícil la situación económica.
Catalina debe concurrir diariamente a cumplir sus labores. El teletrabajo es imposible de realizar para su tarea tan específica como es el aseguramiento y producción de medicamentos, pero el laboratorio cumple con todas las medidas sanitarias para sus trabajadores. Lamenta que en las calles aún persistan personas que no requieren salir por razones estrictamente necesarias. “En este país hay muchos deben salir a buscar su sustento diario, pero hay otras que están poniendo en riesgo a muchos más solo por estar paseando”, lamenta.
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