Estudio asegura que escolares chilenos no asisten a colegios más cercanos

El proyecto “Análisis de la segregación escolar socioeconómica en enseñanza básica”, liderado por la académica del Departamento de Educación del Plantel, Dra. Claudia Córdoba Calquín, concluyó como uno de sus hallazgos más importantes que el desplazamiento geográfico se observa entre estudiantes de distinta condición socioeconómica.

 

Un estudio liderado por la académica del Departamento de Educación del Plantel, Dra. Claudia Córdoba Calquín, asegura que los estudiantes de Santiago de kínder a cuarto básico de diferente estrato socioeconómico, en su mayoría asisten a escuelas ubicadas más allá de un kilómetro de sus viviendas, desmintiendo investigaciones que sostenían que la segregación escolar de nuestro país, es casi un reflejo de la segregación socioeconómica residencial.

Las conclusiones, que se complementarán con información de regiones durante las próximas semanas, corresponden al proyecto Fondecyt de Iniciación 11130149  de 2014 “Análisis de la segregación escolar socioeconómica en enseñanza básica”, y fueron expuestas por la Dra. Córdoba el pasado 30 de junio en el XII Congreso Español de Sociología de Gijón, España.

El objetivo del estudio era comprender cómo ocurre el proceso de segregación socioeconómica entre escuelas, ello porque existe bastante consenso académico en que nuestro sistema escolar está altamente segregado.

“Se supone que en la medida en que las ciudades están segregadas socioeconómicamente, las escuelas de alguna manera también van a reflejar eso, porque también se supone que los estudiantes van a las escuelas que les quedan más cercanas”, explica la Dra. Córdoba.

Existe una alta movilidad de los estudiantes

Sin embargo, aclara la académica, “lo que estamos viendo es que los estudiantes se mueven o trasladan mucho para llegar a su escuela, es decir, esta idea o supuesto de que los niños van a las escuelas que les quedan cerca de sus casas, que según investigaciones es más relevante cuando los niños son más pequeños, no es así, sino que por el contrario, existe una alta movilidad de los estudiantes”, subraya.

El estudio por ahora ha reflejado los resultados de entrevistas realizadas en 10 sectores de 1 kilómetro de diámetro en la capital, que incluyen un pequeño número de escuelas (entre dos y seis), denominados UGA (Unidad Geográfica Acotada), y se está a la espera de los datos de Concepción y Valparaíso, antes de octubre, fecha que concluye el proyecto.

En ese contexto, la Dra. Córdoba adelanta que con estas cifras preliminares, “parece ser entonces que los estudiantes de diferente nivel socioeconómico se mueven, es decir, no solo los estudiantes más favorecidos, sino también los estudiantes de nivel socioeconómico más bajo, aunque en menor medida que los estudiantes de nivel socioeconómico más alto”.

Según el documento, en las 10 UGAS de Santiago que se han investigado, un 62 por ciento de los estudiantes, de una muestra de 1.683 encuestas, se mueve más de un kilómetro, es decir, recorre a una distancia superior a la que es caminable, que de acuerdo con los estudios de movilidad urbana no debe ser más allá de un kilómetro.

En este grupo, además, hay un 25 por ciento que se mueve entre dos y cuatro kilómetros, y un 16 por ciento recorre más de cuatro kilómetros para llegar a su escuela.

“Esta conclusión es relevante porque hay académicos que han señalado que la segregación escolar de nuestro país, que es una de las más altas a nivel mundial, es casi un reflejo de la segregación socioeconómica residencial, y los resultados de nuestro estudio nos estarían diciendo que esto no es así”, enfatiza la Dra. Córdoba.

Es por ello que la académica concluye que el grado de segregación socioeconómica de nuestro sistema escolar no sería tan adjudicable a la variable de segregación residencial, sino más bien a otras variables, como las características de nuestro sistema en términos de cobro y selección que realizan algunos establecimientos hacia sus estudiantes, y a las preferencias de los padres respecto a por qué eligen una escuela y no otra.

Asimismo, la investigadora recalca que deben ser más cuidadosos quienes insisten en que la segregación residencial pesa en la segregación escolar, y matizar, “porque también en algunos casos que estamos estudiando, vemos diferencias notables entre una UGA y otra, y eso tiene que ver con las características del territorio. Por ejemplo, en barrios donde viven familias más bien de nivel socioeconómico bajo, en esos casos los estudiantes no se mueven”.