Académico de IDEA busca reivindicar denominaciones de origen para vinos y agroalimentos

Existen productos elaborados por determinadas comunidades de personas que trabajan en localidades geográficas específicas. Son productos que, con el tiempo, y gracias a la preocupación de sus fabricantes por darle una calidad especial, generan un reconocimiento del lugar de origen y su población, añadiendo un prestigio que lo transforma en un símbolo y aumenta su valor. En Chile, por ejemplo, se encuentran registrados o en fase final del proceso, productos tales como el limón de Pica, atún de Isla de Pascua, langosta de Juan Fernández, sal de mar de Cahuil, Boyeruca y Lo Valdivia, y el cordero magallánico.


El profesor del Instituto de Estudios Avanzados de la U. de Santiago, Dr. Pablo Lacoste,  comenzará a trabajar a partir de marzo en el proyecto “Denominaciones de Origen e identidad de vinos y agroalimentos en Chile (1870-1950)”, con el que busca incrementar el valor de diversos productos alimentarios del país, rescatando su tradición e historia.

Las denominaciones de origen son un factor esencial al momento de valorar un producto. Éstas permiten fortalecer el desarrollo de las regiones y aportar al progreso de pequeños y medianos productores, mediante el fortalecimiento de sus productos. Actualmente en Chile existe una ley de Denominación de Origen (DO) para los vinos, que dibujó las zonas productivas a partir de la división política administrativa, sin tener en cuenta los aspectos propios de las DO, como microclima, características del territorio, tradiciones de producción, usos y costumbres.
 
Para el profesor del Instituto de Estudios Avanzados de la Corporación, muchos pequeños y medianos empresarios chilenos pusieron en marcha productos con DO, pero por falta de protección, reconocimiento y promoción, fueron desplazados por las grandes empresas y no lograron consolidarse. A su juicio, es tiempo de poner esos productos nuevamente en foco, estudiar sus itinerarios históricos y, en la medida de lo posible, sentar las bases para brindarles un nuevo impulso que les permita prosperar.
 
Investigación desde el  siglo IX
 
La investigación se realizará principalmente a través del análisis de diarios, avisos comerciales,  literatura costumbrista, fuentes de archivo, empresas privadas y bodegas. Todo esto, dentro del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX,  ya que – según los investigadores de este proyecto-  en ese periodo hubo un fuerte movimiento que desencadenó en una batalla cultural entre las denominaciones de orígenes chilenas y las europeas, existiendo una actitud frívola por parte de la clase dirigente que negó lo propio y trató de demostrar refinamiento con productos extranjeros, causando un grave daño a la economía nacional.
 
“El análisis de la prensa evidencia cómo esas grandes empresas orientan la moda, el consumo y el prestigio, levantando algunos productos y minimizando otros. Vemos cómo estas compañías ahogaron los esfuerzos de empresas pequeñas de la región, comprando páginas en los diarios y publicitando productos importados que parecían mejores, en lugar de desarrollar productos con una denominación de origen nacional”, afirmó Lacoste.
 
A lo anterior se suma que “dentro de este ambiente de colonialismo cultural, muchos empresarios locales, cuando obtenían un producto de buena calidad, en lugar de destacar con orgullo su origen regional, le ponían nombres extranjeros, tratando de imitar las DO europeas. Con este sistema, se inhibió el desarrollo de las Denominaciones de Origen en Chile y como resultado se ha generado un vacío de fuertes efectos negativos tanto sociales, como económicos”, recalcó el investigador de IDEA.
 
Este proyecto se extenderá por cuatro años, y contará con la participación de Felipe Cussen, académico del Plantel; Amalia Castro y Félix Briones, como coinvestigadores. El estudio contempla analizar la situación de varias ciudades, principalmente del valle central, como la zona del Huasco, lugar que, antiguamente, contaba con productos muy bien valorados.
 
Según afirma el Dr. Pablo Lacoste, la idea principal es ayudar al desarrollo de pequeñas y medianas empresas a lo largo del país y tratar de recuperar y reivindicar las denominaciones de origen, dándoles una utilidad práctica en las empresas. “Tenemos esperanzas de que esto, con el tiempo, ayude a incrementar el valor de los productos agroalimentarios chilenos, tomando en cuenta que los consumidores cada vez están más interesados en saber qué están consumiendo y su procedencia. En ese sentido, Chile tiene una deuda enorme”.
 
De obtener los resultados esperados, los investigadores podrían llegar a proponer una nueva ley de denominación de origen.