- Concluyeron en París, Francia, los días de arduo debate entre los representantes de 195 países participantes en la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP21). La cita sentó las bases de un pacto orientado a frenar el alto impacto que la emanación de gases de efecto invernadero tiene en el ecosistema. En la ocasión, se aprobó un acuerdo -calificado como ‘histórico’- que establece como límite del aumento de la temperatura global los dos centígrados (2°C).
El documento logrado el sábado 12, en Paris, entre los representantes de 195 países participantes en la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP21), sienta las bases para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y reemplazará -a partir de 2020- el Protocolo de Kioto.
Al término del encuentro, de 12 días, hubo satisfacción entre los participantes debido a que superó la fallida conferencia del clima de hace seis años, en Copenhague.
En entrevista realizada el viernes 11, antes del acuerdo, el Dr. en Ingeniería Ambiental y académico del Departamento de Ingeniería Química de nuestro Plantel, Luis Díaz Robles, expresó como un imperativo que las naciones participantes en la cita propusieran una solución viable para todos los países, dado que los gases de efecto invernadero han contribuido al aumento de la temperatura en el planeta, provocando el cambio climático que hoy nos afecta.
Respecto de China, que junto a Estados Unidos son los principales emisores de dióxido de carbono (CO2) en el mundo, se espera una postura favorable a controlar los gases de efecto invernadero, debido a que, en el país asiático, por ejemplo, la base energética termoeléctrica es la que le ha permitido su gran crecimiento económico.
Un indicio lo dio ese gobierno, hace algunos días, al declarar la primera alerta roja de su historia por la grave contaminación en su capital, Beijing.
La acumulación de gases de efectos invernadero, como metano (CH4) o dióxido de carbono (CO2), “no solamente generan en algunos lugares altas temperaturas, sino también muy bajas. Así se han visto eventos extremos a nivel mundial, con olas de calor, inundaciones, aluviones, huracanes, sequias”, sostuvo el experto.
Agregó que la acumulación importante de gases de efecto invernadero en la atmósfera, auguran un cambio paulatino en el ecosistema afectando indefectiblemente la vida humana.
El experto advirtió que, de no haber cambios positivos, “se estima que en Chile, en los próximos años, van a continuar las sequías, y que las áreas cultivables se van a desplazar al sur del país; por lo que en 40 o 50 años más, las mejores áreas para la agricultura sólo van a estar en la Región de Aisén”.
Frente al actual escenario, es necesario que los países adopten medidas que enfrenten el cambio climático y posibiliten la adaptación de las personas a la reestructuración que vive el medio ambiente.
“Hay científicos que han concluido que parte de los eventos extremos se deben al cambio climático y, por lo tanto, recomiendan que la sociedad implemente estrategias de mediano y largo plazo, que reduzcan los gases de efecto invernadero para que ésta se adapte”, añadió.
La temperatura no debe aumentar dos grados
Adelantó el experto que “uno de los principales puntos que se espera que adhieran todos los países participantes en COP21, hace referencia a que la temperatura del planeta no debe aumentar dos grados”.
Enfatizó el Dr. Díaz, que aquella restricción no es al azar, sino responde a que “cualquier décima de grado que aumente el planeta, repercutirá en que hayan más eventos extremos”.
En ese contexto, el académico estima que “tal decisión compromete un desafío enorme”, pues implica un fortalecimiento de la actividad científica abocada al desarrollo de tecnologías capaces de proponer soluciones efectivas.
“Esta cota de temperatura implica que los gobiernos deben invertir en investigación y desarrollo, con el fin de capturar estos gases de efecto invernadero y también generar tecnologías para no seguir emitiéndolos”, reflexiona.
“Chile ha firmado convenios y ha apostado por energías renovables no convencionales”, añadió.
Rol de los países desarrollados
“Los países desarrollados hoy llevan la delantera en tecnologías más limpias, como son la eólica, la solar y la biomasa, por lo que ofrecen una buena opción de adoptar ciertas energías renovables”, especificó el científico.
Sin embargo, cree el experto que el primer mundo debe aportar conocimiento y recursos a los países en vías en desarrollo, y puntualiza que la Universidad de Santiago, mediante asociaciones con instituciones de prestigio en el extranjero, puede ser un actor relevante para Chile.
“Los países en desarrollo no tienen los recursos suficiente en invertir en Investigación y Desarrollo (I+D) y, por lo tanto, tienen que recurrir a otros. La Universidad de Santiago, a través de convenios, puede incorporarse y trabajar con instituciones de excelencia internacional en los temas de energías renovables”, anunció.
China y Estados Unidos
El experto opina que es importante lo que pueden decir China y Estados Unidos, los principales emisores de CO2 en el mundo.
“Hay que recordar que Estados Unidos no firmó el convenio de Kioto, y recién hace un par de años, por decisión del presidente (Barack) Obama, se ha ido incorporando a éstas reuniones”, explicó el Dr. Luis Díaz
Respecto del país oriental, expresó: “China se integró al debate, pero como país gigante no es fácil, producto de su crecimiento económico, controlar los gases de efecto invernadero que emite, sobre todo tomando en consideración que su base energética es básicamente termoeléctrica. (…) Lo ideal que es que lleguen a un acuerdo y que den un primer paso concreto”.