Centro Felix Klein Universidad de Santiago

Destacan avances en equidad de género del Plantel en área de las matemáticas

La académica de nuestra Universidad, Dra. Lorena Espinoza, participó en el “II Congreso de Ciencias e Ingenierías para estudiantes secundarias”, encuentro en el que analizó la realidad de carreras donde tradicionalmente predomina el género masculino. “Con mucho orgullo, en la U. de Santiago ahora se puede apreciar que en Pedagogía en Matemáticas, donde usualmente predomina el género masculino, hoy tenemos una proporción de 50/50”, puntualizó.
“Me he tenido que mover en un ambiente académico en el que muchas veces soy la única mujer, pero en el fondo he podido estar en este lugar porque he creído que puedo ser un aporte. La formación, el esfuerzo y también la suerte hace que se te abran las posibilidades”

Acercar las Ciencias y las Matemáticas a las estudiantes secundarias de establecimientos de escasos recursos y motivarlas a seguir una carrera científica, fue el objetivo del congreso organizado por alumnos de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad de Chile.  

En la jornada participaron exponentes nacionales de estas áreas, quienes dieron a conocer lo que significa desenvolverse en un ambiente dominado por los hombres. Entre ellas estaba la directora del Centro Felix Klein de la U. de Santiago, la doctora en Didáctica de las Matemáticas, Lorena Espinoza.

Con una vasta trayectoria en el ámbito de los números, la académica recordó que al ingresar a nuestro plantel, había sólo un 10% de mujeres en Pedagogía en Matemáticas, “y a la primera carrera que le hice clases ahí fue Ingeniería, donde estimo que era un 5%”.

“Me he tenido que mover en un ambiente académico en el que muchas veces soy la única mujer, pero en el fondo he podido estar en este lugar porque he creído que puedo ser un aporte. La formación, el esfuerzo y también la suerte hace que se te abran las posibilidades”, sostiene Espinoza y profundiza: “Creo que el 90% va en el esfuerzo y yo he sido una mujer de mucho trabajo”.

La doctora es hija de profesores –un químico y una bióloga-, por lo que ya desde la casa tenía mucha estimulación. “Mi padre es un académico y yo me orienté por ahí. Vi mis metas, me vi proyectada en eso y creo que he trabajado mucho para conseguirlo en un mundo muy masculino”, remarca. 

En ese aspecto, Espinoza reflexiona y asegura que “no podría decir que me he sentido discriminada. Me han escuchado y me ha escuchado gente que ha tenido altos cargos en el país. Eso sí, puedo decir que los ambientes de toma de decisiones importantes son muy masculinos, pero he podido hacerme escuchar y poner una voz con vehemencia”.

“No me he sentido necesariamente discriminada, pero he tenido que hacer un doble esfuerzo”, reitera. Por ese lado, destaca que la Universidad de Santiago está avanzando en la equidad de género: “Por ejemplo, ahora con mucho orgullo y también con mucho gusto, voy viendo que las carreras de Pedagogía en Matemáticas, donde usualmente predomina el género masculino, hoy tenemos un 50 y 50. Además tenemos a una mujer como vicerrectora académica y a una prorrectora, por lo tanto, veo que se están haciendo cambios importantes en esta perspectiva cultural”.

 

Escuela, género y matemáticas

 

En su presentación, la doctora se enfocó en relatar sus inicios en las Matemáticas, mostrando una investigación a propósito de la enseñanza de esta asignatura en los establecimientos. “La escuela no nos hace fácil la tarea. La escuela reproduce bastante de los patrones y de los modelos tradicionales en que el interés se va inhibiendo al igual que las ganas de estudiar e incluso las propias potencialidades”, explica.

“Frente a este fenómeno, me cuestioné si esto podía cambiar y fue ahí cuando decidí que a nivel de doctorado me quería preocupar de este problema transversal de enseñanza, pero particularmente en el ámbito de las Matemáticas”,

Fue así como, según Espinoza, llega a Francia a realizar sus estudios, tras lo cual el Ministerio de Educación le solicita un trabajo para ayudar al sistema educativo a mejorar la enseñanza de las Matemáticas –entre 2002 y 2008-.

“En ese periodo lideramos una estrategia nacional con una propuesta y un modo de enseñar de una manera distinta. Mientras desarrollamos esa estrategia, fui recogiendo evidencia que me permitió hacer la investigación y cuando ésta concluía, nos muestra que la escuela, muy lejos de ser su propósito e intención, lamentablemente inhibe las potencialidades de los estudiantes”, afirma.

La doctora recuerda que le informó esto a la ministra de Educación de ese periodo, “y se generó mucha expectativa, mucho interés, porque una cosa es que a mí personalmente me vaya mal en las matemáticas, y otra es descubrir que en ese problema hay un factor institucional transversal en el que está todo el sistema educativo comprometido. De ahí surge el centro Felix Klein”.

“Con el centro hemos estado, desde hace muchos años, intentando transferir hacia el sistema, hacia las escuelas, hacia los profesores y hacia los estudiantes, que la enseñanza de las matemáticas puede ser distinta y que todos los niños pueden aprender y ser grandes matemáticos. Esa es la misión del centro”, enfatiza la académica.

Sin embargo, desde la perspectiva de género, Espinoza sentencia que este fenómeno resulta ser mucho más potente en las mujeres que en los hombres. Esto de acuerdo al Estudio Internacional de Tendencias en Matemática y Ciencias (TIMSS) efectuado en 2015. Dentro del apartado sobre la equidad, se midió la brecha en Chile entre hombres y mujeres de 4° y 8° básico en ambas materias. Si bien en cuarto básico no existen diferencias de rendimiento, en octavo la brecha se dispara y las mujeres obtienen, en promedio, 18 puntos menos en Matemática y 12 puntos menos en Ciencias que los hombres.

“Somos el país que tiene la brecha más grande de los países de la OCDE. Con una estrategia de enseñanza basada en el método Singapur, hemos visto que la pudimos acortar, pero sigue siendo importante y según nuestras investigaciones, ocurre dentro de las salas de clases de una manera muy inconsciente e implícita”, precisa Espinoza.

Para la doctora el problema no es que existan diferencias entre hombres y mujeres, sino que “no tenemos la suficiente consciencia de cómo ese fenómeno, en vez de potenciar las diferencias, está discriminando y apagando talentos o capacidades”.

Autor: 
Carolina Reyes Salazar