- El ingeniero civil químico y académico de nuestra Casa de Estudios, Luis Díaz Robles, sostiene que si bien erradicar la leña no es fácil por un tema económico, hay países como Alemania donde el pellet no sólo es más limpio en términos ambientales, sino que también más económico.
Hace algunos días el gobierno dio a conocer los resultados de la segunda encuesta nacional del medio ambiente, donde la contaminación atmosférica fue uno de los problemas que más preocupan a los chilenos.
A la vez, se cuantificó que un 80 por ciento de las personas entrevistadas sostuvieron estar de acuerdo con prohibir de manera permanente el uso de leña en ciudades con altos niveles de polución.
De acuerdo al Dr. Luis Díaz Robles, ingeniero civil químico y académico de nuestro Plantel, “en Chile hace mucha falta la innovación de nuevas tecnologías que permitan el reciclaje de residuos agrícolas, esto nos permitirá dejar los últimos lugares que ocupamos entre los países de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) respecto a los niveles de polución”, sostiene, al tiempo que advierte que “debemos avanzar más rápido cuando se trata de reemplazar la leña, pues contribuye enormemente a la contaminación tanto en Santiago, como en otras ciudades del país”.
“Debemos avanzar más rápido cuando se trata de reemplazar la leña, pues contribuye enormemente a la contaminación tanto en Santiago como en otras ciudades del país”, afirma.
Según el experto, los resultados de la encuesta no resultan demasiado novedosos, porque la opinión pública conoce de experiencia propia los problemas ambientales que se producen. “La gente vive cada otoño e invierno un problema grave de contaminación atmosférica, y a pesar de los años que han pasado, no se ha resuelto de forma importante esta situación”, dice.
Difícil erradicación
En ese sentido, el Dr. Díaz Robles aclara que no es fácil erradicar la leña de las ciudades más contaminadas porque actualmente es el combustible más barato.
“Hay sectores más vulnerables de la población que no tienen dinero para comprar otro tipo de combustible y, asimismo, hay muchos empleos asociados a la leña, entonces hay un tema social; dejar de usar leña, o prohibir la leña de forma inmediata generaría un efecto social importante”, sostiene el académico.
Por lo mismo, el sustituir este elemento debe ser gradual y consistente con un fomento del uso de pellets, de briquetas y el mejoramiento tanto de artefactos como viviendas.
Para reducir la brecha que existe con otros países de la Ocde, el Dr. Díaz Robles apunta a que “hay que apostar a la innovación”, cuestión que requiere de un presupuesto relevante tanto del Estado como del sector privado. Hoy en Chile hace falta innovar más, trabajar más codo a codo entre las pequeñas y medianas empresas, como para, por ejemplo, producir un pellet tan competitivo como la leña”.
El experto destaca que “en Alemania, por ejemplo, es un lujo usar leña, es mucho más cara que el pellet. Este último es un combustible mucho más homogéneo, más fácil de combustionar, y genera lejos menos emisiones que la leña”. Hoy existen tecnologías que permiten no solamente hacer pellets de aserrín, o viruta, de la industria de la madera, sino que también se pueden fabricar de residuos agrícolas, como paja de trigo, cáscaras de avellanas, o de desechos agroindustriales como los provenientes de la industria del aceite de oliva o de la fruta.
“Todo esto se puede procesar y pelletizar y estos residuos, que a veces también generan problemas ambientales, como las quemas agrícolas, se pueden aprovechar y convertir en pellets a un precio mucho más barato que el aserrín, por ejemplo”, dice. El académico también subraya que las universidades pueden cumplir un importante rol en estos desarrollos. “Por ejemplo, hay varios proyectos acá en la Universidad de Santiago que apuntan a reducir los problemas de contaminación atmosférica”, enfatiza el experto.
Según datos de la Organización Mundial de Salud (OMS) mueren anualmente más de 9 millones de habitantes en el mundo por la contaminación atmosférica, y es una de las principales causas de muerte a nivel mundial. “A esto hay que sumarle todos aquellos que se enferman, sobre todo adultos mayores y niños”, precisa el Dr. Díaz Robles.