A inicios de este mes, el consejo asesor de expertos COVID-19, entregó al Presidente de la República una serie de recomendaciones para enfrentar el eventual proceso de desconfinamiento en la Región Metropolitana y en todo el territorio nacional.
Entre otras indicaciones, el documento establece cuatro aspectos en los cuales las cifras debiesen estar controladas o superadas, antes de comenzar a levantar las cuarentenas. Estos índices son los de demanda asistencial, nuevos casos, positividad y trazabilidad.
Desde la Universidad de Santiago de Chile, expertas y expertos de diversas áreas, coincidieron con los criterios sugeridos por el consejo asesor, como también por las recomendaciones hechas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y advirtieron que el país aún está muy lejos de llegar a los números deseados.
Para la académica del Magíster en Salud Pública, Vivienne Bachelet, los cuatro parámetros señalados, “son correctos y certeros”, sin embargo, a su juicio, persiste la duda sobre los criterios utilizados para la medición, por ejemplo, de casos nuevos.
“Para iniciar el desconfinamiento, se debe preparar antes a la población. Todos tenemos que manejar los criterios que se van a usar al momento de empezar a desescalar las medidas de mitigación o supresión”, señaló la especialista.
A juicio de la médica cirujana, magíster en epidemiología clínica, “en Chile solo hemos tenido medidas de mitigación que han sido muy azarosas, muy arbitrarias, inventadas, como las cuarentenas dinámicas de la Región Metropolitana, que no se ha hecho en ninguna otra parte del mundo que haya estado en una curva ascendente de contagios”.
“El desconfinamiento”, agregó Bachelet, “pasa necesariamente por tener, en palabras simples, la situación controlada. Y la situación, claramente, no está controlada”
“Estamos en el medio de un descalabro. Las autoridades están navegando completamente a ciegas, por lo que yo creo que esto va a seguir así. De pronto las autoridades van a decir que empezaremos a levantar las cuarentenas, y nadie sabrá por qué. Van a informar algún dato, un parámetro; van a decir, por ejemplo, que la ocupación de las camas críticas es de un 90 o un 85 por ciento, pero no van a decir que muchas de esas camas todavía son pabellones, servicios de pediatría o consultorios, y suma y sigue. Estamos muy, muy mal”, advirtió la académica.
Desde otra área del conocimiento, el director del Grupo Epidemiológico para la Vigilancia de Epidemias y Pandemias (GEMVEP) de nuestra Universidad, Felipe Elorrieta, también avaló los criterios señalados por el consejo asesor y coincidió en que “falta mucho para considerar un desconfinamiento en Chile”.
“Efectivamente, en la Región Metropolitana uno ve indicadores que van a la baja. El número de casos ha ido disminuyendo, la tasa de reproducción del virus se ha mentenido baja durante un buen tiempo, y la tasa de positividad también ha decaído. Sin embargo, pese a estos indicadores, la tasa de positividad en la Región Metropolitana sigue siendo cercana a un 20 por ciento, es decir, dos de cada diez personas que se hacen el examen resultan como positivos, lo cual es sumamente alto aún, porque la OMS fija como criterio para levantar cuarentenas tener un cinco por ciento de positividad, y estamos cuatro veces sobre eso”.
Respecto a la posibilidad de desconfinar otras regiones, distintas a la Metropolitana, Elorrieta opinó “que no es el momento todavía para entrar en ese debate”.
“Hay muchas regiones que están complicadas, algunas que han salido de cuarentena y han vuelto a rebrotar. El caso de Antofagasta es un buen ejemplo de eso. La mayoría de las regiones están muy lejos de cumplir los criterios, por ejemplo, respecto a la tasa de positividad”, recalcó el Doctor en Estadística.
En la misma línea, el médico infectólogo y académico de nuestro Plantel, Ignacio Silva, advirtió que “aunque los números son alentadores, todavía no están todas las condiciones para levantar las restricciones”.
“Si bien se ha visto una disminución en los casos que se diagnostican en los últimos días, y sobre todo una disminución en el porcentaje de positividad, hay que ser bien cuidadosos al interpretarlos y al tomar decisiones en relación a estos resultados. No hay que anticiparse tomando medidas de relajación de los confinamientos o de las distancias físicas u otras medidas de prevencion, porque, como hemos visto en otros países, cuando se aflojan las medidas, vuelven a aparecer los casos y, en la medida que este levantamiento de restricciones es más flexible, vemos que los rebrotes son más intensos, como sucedió en Australia”, apuntó Silva.
De acuerdo al especialista, “es inevitable que al levantar restricciones se produzcan nuevos casos porque sabemos que la gran mayoría de la población todavía no ha sido expuesta al virus, y mientras no haya una vacuna no van a estar inmunes. Lo importante es que este aumento de casos sea de poca cuantía y que tengamos la capacidad de diagnosticar a todos los enfermos en un tiempo corto para aislarlos, identificar a sus contactos y aislarlos también, que es lo que se debió haber hecho a los inicios de la pandemia”, señaló.
“El principal mensaje”, añadió Silva, “es que todavía no es momento y que ojalá, si los números siguen así, lleguemos pronto. Que el desconfinamiento no sea de manera abrupta, sino que muy progresivo, muy lento, muy analítico, con la capacidad de retraerse a las medidas previas inmediatamente si es que se ve un aumento significativo de los casos nuevos”.
¿Está preparada la ciudad?
En cuanto a la preparación de la Región Metropolitana para un levantamiento de restricciones, el académico de la Universidad, especialista en transporte urbano e investigador del Smart City Lab, Rodrigo Martin, afirmó en CNN Chile que el desafío “es complejo”.
“El primer problema que enfrentamos hoy es que, en algún momento, vamos a volver a una movilidad que era tremendamente fuerte. Teníamos saturación de los sistemas de transporte. Solo para recordar números, cada día había un rango de 18 millones de viajes solo en Santiago, un tercio de eso era el transporte público. Y, hoy en día, el transporte público se transformó en un debate sumamente fuerte porque es un área en la cual existe aglomeración y peligro de contagio y la gente tiene cierto temor a usarlo. Ese es un miedo que tenemos que enfrentar”, señaló.
El experto recordó, además, que Metro de Santiago tenía en sus momentos más complejos, aproximadamente, seis personas por metro cuadrado.
“Si lo comparamos con otras ciudades como Tokio, que tiene diez u once personas por metro cuadrado no es tanto, pero si lo vemos ahora en términos de pandemia, lo que se está sugiriendo es que sea una persona por metro cuadrado o más”, acotó.
De acuerdo a Martin, ante un eventual desconfinamiento, “tendremos que enfrentar una situación que va a cambiar muchísimo”.
En opinión del académico, para enfrentar situaciones a mejorar antes de un retorno a una nueva cotidianeidad, se deben cambiar factores como la oferta de transporte y las rutinas de trabajo en la ciudad, para lo cual sería fundamental la coordinación entre actores como los Ministerios del Trabajo y de Transporte, los alcaldes y la Intendencia.