- En los próximos días será inaugurado el mirador turístico Choroy Traiguén, de la comuna de San Juan de la Costa en la Región de Los Lagos, obra que fue diseñada por Cristina Varas, Paulina Romo y Eloísa Cisternas, durante su período de práctica. Las futuras arquitectas están orgullosas de haber contribuido al desarrollo turístico de esta zona y, con ello, al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, quienes en un 80 por ciento son mapuche-huilliches.
Felices y orgullosas están las estudiantes de quinto año de la Carrera de Arquitectura de la Universidad, Paulina Romo, Eloísa Cisternas y Cristina Varas, porque el proyecto que diseñaron durante su práctica en la comuna de San Juan de la Costa, provincia de Osorno, está a punto de terminarse y próximamente se efectuará la recepción de la obra por parte de la Municipalidad.
Las jóvenes, que se han mantenido en contacto telefónico con los habitantes de la localidad, barajan la posibilidad de viajar para la ceremonia inaugural del Mirador Turístico Choroy Traiguén, y reencontrarse con la comunidad que las acogió durante el diseño del proyecto.
“Estamos contentas, queremos ir a verlo”, afirmó Paulina en una entrevista con este medio institucional, mientras su compañera Eloísa agregó que el alcalde de San Juan de la Costa, Bernardo Candia, se comprometió a avisarles cuando se realice la inauguración de la etapa inicial del proyecto. Esta fase comprende el término de las obras en el suelo, el pavimento y el hormigón que sostiene la pendiente donde está emplazado el mirador, cerca del borde costero y, tuvo un costo de $56 millones que la Municipalidad obtuvo a través de fondos regionales.
Del proyecto completo, aún falta la segunda etapa que abarca la integración del mobiliario, la zona de picnic y un baño, pero esta parte deberá esperar a que la Municipalidad cuente con recursos para implementarla. Pero este verano al menos, los vecinos de San Juan de la Costa podrán recibir con nueva infraestructura a los turistas.
Trabajo con la comunidad
Sin embargo, una vez entregada la primera etapa, el mirador estará disponible para la comunidad, y para las futuras arquitectas es relevante este aspecto, porque cuando entregaron el proyecto al municipio, ignoraban si se llevaría o no a efecto, aunque sabían que para los habitantes era importante su habilitación.
“Surgió para darle un potencial turístico a la zona”, contó Eloísa Cisternas agregando que la idea era “darle identidad a la comuna y aprovechar este sector, que es un mirador natural”.
La comunidad de San Juan de la Costa está compuesta en un 80 por ciento por población mapuche-huilliche, que al inicio acogió con cierto recelo la idea, por lo que las jóvenes debieron validar socialmente el diseño. “Les gustó cuando les aclaramos que el fin era potenciar el turismo, porque muchos tenían restoranes de comidas típicas”, recordó Paulina Romo, y Cristina Varas acotó que “la gente se emocionó porque nos vieron preocupados por ellos como personas”.
Todo por hacer
“El trabajo que fuimos a hacer es súper valioso”, agregó Eloísa, y Cristina complementó explicando que la idea fue “insertar la imagen de los mapuche huilliche en el proyecto para que perteneciera a la comunidad y que ésta se reconociera y sintiera que se les estaba entregando un apoyo”.
Cristina indica que vivieron un crecimiento “enorme” por el aprendizaje a escala humana, “nunca habíamos trabajado para un mandante real. Este proyecto iba a afectar a la gente y tratamos de hacer lo mejor para ellos”.
Paulina Romo contó que la experiencia la inspiró y pretende volver a trabajar con un enfoque social en comunas vulnerables de nuestro país. “En el sur hay muchas oportunidades y en la Universidad de Santiago se recalca mucho el tema de la responsabilidad social del arquitecto. Y entonces, es más que ganar dinero, uno trabaja para satisfacer las necesidades de la gente y ayudar a quienes a veces ni siquiera tienen cubiertas sus necesidades básicas, como el agua potable. Con nuestro trabajo y haciendo lo que nos gusta, podemos cambiar mucho la calidad de vida de la gente”, relató.
Eloísa Cisternas está de acuerdo con esa visión: “En general uno está muy centrado en Santiago, y acá está muy limitado el campo de la arquitectura. Pero uno va al sur y es un mundo distinto, hay demasiadas cosas por hacer”.
Cristina Varas concluye indicando que hay mucho de ese aprendizaje que regresa con ellas a la Escuela de Arquitectura, especialmente las variables que no consideraron en el proyecto desde su visión de estudiantes y que, luego, enfrentadas al Chile real, debieron incorporar al trabajo y ahora es parte de su experiencia para compartir con sus compañeros.