- En conferencia dictada recientemente, el académico de la Universidad Carlos III de Madrid, España, José Manuel Molina López destacó que áreas como salud y seguridad son las que se ven mayormente beneficiadas con el desarrollo de la Inteligencia Ambiental, concepto asociado al uso de tecnologías en ambientes habituales.
La convergencia de computadores y sensores biométricos en los entornos cotidianos hoy son una realidad. Las tecnologías son parte habitual de los ambientes domésticos, laborales y de esparcimiento, dando paso a lo que se conoce como Inteligencia Ambiental (AmI, por sus siglas en inglés). El Dr. José Manuel Molina López, director del Departamento de Ingeniería Informática de la Universidad Carlos III de Madrid, España, dictó una conferencia en nuestra Universidad donde abordó los avances y problemas asociados a este concepto.
Este término aparece en la década de los ’80, cuando Mark Weiser, investigador del Xerox Parc Lab de California, construyó un escenario donde los ordenadores estaban interconectados, teniendo como particularidad el pasar casi inadvertidos entre quienes circulaban por el laboratorio. No obstante, es solo a fines de la década del noventa cuando los especialistas tuvieron la certeza que el ser humano no debería adaptarse a las máquinas, sino que la tecnología se adaptaría a él, mejorando la calidad de vida de las personas.
En la actividad, llevada a cabo el martes (23) en el Salón de Honor, los asistentes pudieron conocer la experiencia del Grupo de Investigación de Inteligencia Artificial Aplicada (GIAA) que lidera el académico español, quien planteó que estos espacios “se caracterizan por responder a las necesidades de los individuos de una manera transparente y discreta y, a menudo, invisible”.
A través de los entornos inteligentes y cooperativos y la computación generalizada, se pueden desarrollar aplicaciones para ámbitos tan diversos como la comunicación, la salud y la seguridad, permitiendo que los usuarios puedan mejorar sus experiencias en diferentes espacios gracias al uso de las tecnologías.
Tecnología y privacidad
Respecto a los cuestionamientos constantes en torno a las políticas de privacidad de las aplicaciones, el Dr. Molina señaló que “el desarrollador debe ser consciente de la legislación para proteger a los usuarios”. Puntualiza que existe una teoría surgida en Canadá que propone que antes de diseñar el software, se analicen los riesgos, para que la aplicación nunca pueda evadir las normas éticas de la privacidad.
Sin ir más lejos, el año 2013 los Países Bajos y Canadá acusaron a WhatsApp de violar leyes internacionales de privacidad. La imputación tenía que ver con el modo en que esta aplicación usaba la información de los usuarios.
No obstante, el experto español planteó que la prohibición no es una buena forma de abordar el problema de la privacidad. “Si tenemos miedo a algo y lo prohibimos, en lugar de examinar cómo se puede aplicar, perdemos ritmo y avance. Entonces, creo que desde la sociedad se debe plantear qué aspectos desean resguardarse y exigir a los fabricantes que lo respeten, por ejemplo, cuando se creó Google no existía ese problema; el problema lo tenemos ahora cuando no sabemos qué hacer”.
Los interesados pueden conocer más sobre el trabajo de GIAA en su sitio oficial: http://www.giaa.inf.uc3m.es