Al respecto, el director del Centro de Biotecnología Acuícola, CBA, de nuestro Plantel, Dr. Eugenio Spencer Ossa, explica que el impacto final en ese sector va a depender de la situación económica de cada empresa para hacer frente a esta coyuntura, porque la producción va a disminuir y habrá menos ingresos.
El académico especifica que “el manejo de esos empresarios con el mundo bancario chileno ha sido complejo, porque la banca nacional -en general- no mira bien la industria salmonera porque su riesgo es demasiado alto, como lo que acaba de pasar-. Felizmente, para ellos, hay bancos extranjeros que han decidido invertir”.
En cuanto a la prevención de este fenómeno natural, el Dr. Spencer sostiene que “la industria salmonera tiene riesgos impredecibles, porque no se puede predecir si va a haber una marejada, si va a llegar una manada de lobos marinos o si va a aparecer esta microalga. Además, el brote fue mucho más alto producto de que no ha llovido, de la temperatura del agua, es decir, se dieron todas las condiciones para el crecimiento de esta alga”.
Los efectos
No hay duda que la industria salmonera sigue impactada por los efectos que ha dejado a su paso la microalga Chatonella, que ya ha afectado al 15 por ciento de la producción.
El académico puntualiza que aunque el precio en Estados Unidos ha mejorado, las exportaciones desde Chile van a bajar.
A eso se le agrega que la salmonicultura, probablemente, sea una de las industrias más endeudadas, por lo que “tendrá problemas, porque -en general- esta industria no se ha recuperado en la parte económica en un cien por ciento de la crisis del virus ISA”, que alcanzó a poco más de 5 mil millones de dólares en pérdidas, a partir de 2007.
El Dr. Spencer acota que como las exportaciones deberían caer, “pasa que si esas exportaciones que se pierden corresponden al margen de utilidad de la empresa, entonces se está frente a un gran problema”.
Medidas de manejo
En cuanto a las determinaciones para manejar la situación, el Dr. Spencer recalca que podrían ser efectivas pero a un costo muy alto.
“Mientras se constataba la presencia de la microalga ya se producía una mortandad, y lo que venía a continuación era mover los salmones a otro centro, pero también es posible que pasara que los otros centros estuviesen bastante cargados, y sumado a ello el costo de mover una cantidad de salmones grande, en forma viva, cuando ya están adultos, no es bajo”, precisa el experto.
Agrega que “las medidas no van a salir gratis y provocarán un aumento para poder costearlos. Además, los costos de la industria salmonera son los más altos, especialmente en todo lo que es tratamiento y prevención de enfermedades”.
En cuanto a las medidas inmediatas encabezadas por Sernapesca y el gremio SalmonChile, el Dr. Spencer señala que han sido las adecuadas.
“Esta mortandad, que ya alcanza los 30 millones de peces, solo se podía ocupar para harina de pescado y, a veces, las jaulas están tan lejos de donde se hace ese producto que sacar esa mortalidad de las jaulas y llevarla a esos lugares tiene un costo tan alto que no se justifica”, aclara.
“Arrojar esa mortandad a 60 millas náuticas al suroeste de la Isla de Chiloé, como se determinó, para la cantidad de biomasa que es, no debería representar ningún problema”, sentencia.
El experto advierte que sería una mala medida que la empresas decidan trasladar los centros aún más al sur, ello porque “si las empresas salmoneras se fueran de la zona de la región de Los Lagos, más al sur, impactaría fuertemente en el desempleo en la zona de Puerto Montt. Hoy día, gran parte de esa zona y la región de Los Ríos depende de la industria salmonera. Entonces todas las medidas que puedan tomarse de ese tipo es mejor no tomarlas”.
Cabe consignar que SalmonChile ha estimado que de continuar este fenómeno, el número de desempleados podría ubicarse en 10 mil personas.
Respecto de prevenir la llegada de la microalga, expresa que “hay una empresa que se dedica al monitoreo de algas -Plancton Andino, de Alejandro Clément-, y también a predecir si justamente aparece esta alga, pero esto es casi como predecir si va a llover en Santiago; a veces se puede acertar y a veces no”.