- El académico Patricio Pérez considera que los esfuerzos de las autoridades para reducir la contaminación atmosférica deben enfocarse en la renovación de los informes de emisiones y en el mejoramiento de instrumentos para establecer las fuentes responsables de los episodios críticos de contaminación en la capital.
Este lunes 1 de abril comenzó a regir la restricción para vehículos no catalíticos en la provincia de Santiago y en las comunas de Puente Alto y San Bernardo. La medida que se aplicará de lunes a viernes, hasta el 31 de agosto, entre las 7.30 de la mañana y las 21 horas de la noche, con excepción de los festivos, busca descongestionar y descontaminar la capital, según señalaron las autoridades. Sin embargo, la efectividad de la normativa está siendo cuestionada por expertos.
El coordinador del Centro Meteorológico y Ambiental de la U. de Santiago, y profesor de esta Corporación, Dr. Patricio Pérez, sostiene que “actualmente, no es mucha la contribución de la restricción vehicular a disminuir la contaminación, ya que esta aplica para no catalíticos exclusivamente, y esos vehículos tienen un porcentaje muy pequeño dentro del parque automotriz de Santiago”.
Según cifras entregadas por el Ministerio del Medio Ambiente, 70 mil 261 vehículos de la Región Metropolitana estarían afectos a la restricción, es decir sólo un 5 por ciento del parque automotriz de la capital.
En cuanto a la responsabilidad de la totalidad del parque automotriz de la Región en la contaminación atmosférica, Pérez señala que los últimos datos entregados en 2005 por la Conama, a través del Inventario de Emisiones de Contaminantes Atmosféricos, arrojan que un 32 por ciento del material particulado fino en el aire, se debe a vehículos livianos y camiones, mientras que la industria aporta un 24,6 por ciento.
Para el experto, “existe la necesidad de incorporar nuevas mediciones que permitan discriminar más claramente cuáles son las fuentes que más están contribuyendo a la contaminación en los días de episodios críticos en invierno”.
Pérez agrega que, “en general, no se tiene una idea totalmente clara en estos momentos sobre cuáles son las fuentes contaminantes principales, y eso se podría solucionar con instrumentos que hoy no se usan de manera cotidiana”.
A juicio del académico de la U. de Santiago, los esfuerzos de las autoridades para reducir la contaminación atmosférica deben enfocarse en renovar el Inventario de Emisiones, “que es antiguo y actualizarlo no es un trabajo fácil” y, además, mejorar los instrumentos para identificar las fuentes de contaminación durantes los episodios críticos y así poder prevenirlos.
“Cuando se producen momentos de contaminación grave en la capital, no se tiene claro si la responsabilidad es de la leña, la industria o los vehículos, eso necesita un estudio más profundo y con los instrumentos necesarios”, sostiene el profesor de la U. de Santiago.
Por Alex Araya