- Bajo la premisa de que el cerebro es una máquina de ritmos, el connotado investigador estadounidense Jan-Marino Ramírez, ofreció una conferencia a los estudiantes del Doctorado en Neurociencia sobre la actividad neuronal asociada al acoplamiento y regulación de los ritmos cardiorrespiratorios, tema relevante para los estudios sobre muerte súbita en niños.
Interesado en trabajar con científicos hispanoamericanos, el director del Center for Integrative Brain Research, ligado a la Universidad de Washington, Dr. Jan-Marino Ramirez, visitó nuestra Casa de Estudios para ofrecer la charla Cardiorespiratory Coupling in Health and Disease: From Benchto Bedside (Acoplamiento cardiorrespiratorio en salud y enfermedad: del laboratorio al paciente), en el marco del programa de Doctorado en Neurociencia.
Debido a que su padre es peruano, el Dr. Ramírez entiende español, pero perdió la costumbre de hablarlo porque siendo muy joven, su familia se trasladó hasta Alemania, país de origen de su madre.
Sin embargo, desde que trabaja en los Estados Unidos, hace varias décadas, se ha relacionado con científicos latinos y aseguró que en América las personas tienen una manera de abordar la ciencia que le resulta interesante.
“Es maravilloso venir y ver a los estudiantes jóvenes, porque su mentalidad me es más familiar. Son gente muy creativa y quiero aprender cómo hacen ciencia. He trabajado mucho con hispanos, en Chicago y en Seattle, y han tenido un montón de ideas; (además) pueden trabajar muy duro, porque están movidos por las ideas, y no ceñidos a la teoría. Es un método diferente y me siento muy cercano a eso”, indicó.
A su conferencia del viernes 8 de agosto, en el auditorio de la Facultad de Química y Biología, asistió una veintena de personas, a quienes con simpleza y cercanía, habló sobre los avances de sus estudios en materia de ritmos oscilatorios, en especial de la regulación cardiovascular y respiratoria infantil.
“El cerebro es una máquina de ritmo”, afirmó poniendo énfasis en los pulsos electromagnéticos emitidos por ciertos grupos de neuronas asociadas al control y coordinación de varios órganos como los pulmones y el corazón.
Durante décadas sus investigaciones se han centrado principalmente en neuronas localizadas en el Complejo Pre-Bötzinger, responsables de regular la respiración en mamíferos y que junto a otras similares, se conocen como Central Pattern Generators (CPGs). Aislando algunas de estas células, junto con las responsables de los latidos cardíacos, lograron reconocer a las que interactúan en ambos procesos y los convierten en sistema integrado.
Parte de sus investigaciones se realizaron con focas, ya que estos animales logran sincronizar su respiración, acumular oxígeno y reducir el metabolismo de algunos órganos para poder sumergirse durante mucho tiempo.
Sincronía
“La gente no es consciente de la importancia que tiene el ritmo para el cerebro”, explicó más tarde el especialista, indicando que todos los movimientos están dirigidos por pulsos sincronizados. Así, explicó que cuando estamos prestando atención a una clase, por ejemplo, el ritmo oscilatorio del neocortex es de 30 Hz, que en momentos de aburrimiento, desciende a 10Hz.
Para el Dr. Ramírez, todo está en los ritmos que producen las neuronas del cerebro y la forma en que se sincronizan. “Si ves algo, desde tu cortex visual, y quieres cogerlo, al cortex motor, todas las áreas están sincronizando sus ritmos para hacer estos movimientos. Es bastante obvio, como andar, masticar, manejar”, acotó.
Quizá sea esta capacidad rítmica la que nos permita apreciar la música. El Dr. Ramírez no descarta esta idea: “Hay muchos datos que muestran que la música cambia los ritmos cerebrales. He visto pacientes con Parkinson que difícilmente pueden moverse y tras ponerles un latido rítmico, se pueden mover con mayor facilidad. Ayuda mucho”.
Asimismo, el investigador asegura que quienes practican deportes coordinan bastante bien la respiración con los latidos cardíacos, al igual que quienes tocan instrumentos musicales: “Quienes tocan piano, tienen que coordinar muchos ritmos en mínimos rangos de tiempo, y deben ser extremadamente precisos”, explicó agregando que la música y las terapias con ritmos han ayudado diversas personas que sufren de desórdenes en sus cerebros.
El académico anfitrión en nuestra Universidad fue el Dr. Jaime Eugenín, quien explicó que la visita del Dr. Jan-Marino Ramírez tenía incidencia en las investigaciones relacionadas con muerte súbita en infantes, que desarrollan estudiantes del Plantel.
El Dr. Eugenín indicó que el investigador extranjero estaba interesado en conocer el laboratorio del Plantel y mantener contacto. “Esperamos que sea el inicio de una colaboración más profunda, especialmente en el Doctorado de Neurociencia, porque nos gustaría que algunos estudiantes puedan viajar a Seattle”.