- El académico de la Facultad Tecnológica de nuestra Universidad, Dr. Lucio Cañete, estima que es necesario que el Estado impulse el desarrollo de tecnología capaz de capturar los nocivos gases de efecto invernadero (CO2), labor que de forma natural cumplen los bosques y océanos.
El calentamiento global, o aumento de la temperatura media del planeta que ha provocado cambios severos en el ecosistema como desertificación y derretimiento de glaciares, es una problemática que ha situado a los países del mundo en una seria encrucijada.
En diciembre último, 187 países reunidos en la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP21) efectuada en Paris, Francia, se comprometieron a establecer mecanismos para frenar el ascenso de grados y reducir la emisión de gases de efecto invernadero tales como dióxido de carbono (CO2).
Para el académico de la Facultad Tecnológica de nuestro Plantel, Lucio Cañete, el cambio climático es un fenómeno que siempre ha existido, y que históricamente se debió a fenómenos naturales.
“El clima del planeta siempre ha cambiado debido a la modificación de los continentes por la deriva de ellos, variaciones en el eje de rotación de la tierra y erupciones volcánicas masivas entre otras causas”, explica el experto.
Sin embargo, la considerable presencia de CO2 en la atmósfera ha intensificado el cambio climático a niveles alarmantes, donde la excesiva energía acumulada en el ambiente ha repercutido en deshielo de glaciares, desertificación y aumento de los niveles del mar.
Detalla el Dr. Cañete que “las mediciones en las estaciones meteorológicas en el mundo han demostrado que desde 1880, la temperatura promedio de la tierra ha subido 0,8 grados”, y que “las masas de hielo han disminuido y que el nivel de los mares se ha elevado cerca de 25 cm”.
Captura de CO2
Y si bien el especialista entiende como fundamental que los países se propongan cambios en la materia, también opina que los esfuerzos no tan solo deben enmarcarse en la disminución de las emisiones sino en la provisión de herramientas capaces de capturar lo que está contaminando el ecosistema.
“Aunque todos los países del mundo se pusieran de acuerdo en no liberar más CO2 a la atmósfera, el sistema natural de la tierra tardaría, por lo menos setenta años en absorber el exceso”, expone el Dr. Cañete quien agrega que tal demora sería en base a que las únicas estructuras que hoy realizan esa tarea son los océanos y bosques por lo que “retornar a las temperaturas ‘normales’ tardaría mucho”.
El académico estima que es necesario que el Estado impulse el desarrollo de tecnología capaz de capturar los nocivos gases de efecto invernadero (CO2), labor que de forma natural cumplen los bosques y océanos.
En el caso de los océanos, éstos se acidifican, destruyendo los arrecifes de coral y con ello el hábitat de innumerable fauna marina.
En esa línea, el Dr. Cañete sostiene que pese al desamparo “hay bastantes iniciativas que están a nivel embrionario, enfocadas en generar artificialmente plantas que sean ‘capturadoras’ eficientes de CO2 y que sean cultivables en zonas desérticas”.
Por lo mismo, debería ofrecer incentivos tributarios a las organizaciones que promuevan la forestación “para contribuir a esa captura, con el fin de contribuir a la disminución del calentamiento global”, enfatiza.
Y nuestra Casa de Estudios, no es ajena a esta realidad. Según el investigador, “hay iniciativas que dentro de la universidad estamos proponiendo, como algún tipo de trato especial desde el punto de vista tributario (impuesto territorial) a las empresas, organizaciones y universidades que tengan mucha vegetación en sus predios, porque si se tiene mucha creciendo vigorosamente significa que está capturando CO2”.
Concluye que es necesario cambiar el paradigma, y entender que frente al problema del calentamiento global, tanto capturar, como disminuir la proliferación de gases de efecto invernadero, tiene la misma relevancia.