Expertos internacionales ratifican que el pisco nació en Chile, en 1733

  • Ayer fue presentado el libro “El Pisco nació en Chile”, cuyo autor es el Dr. Pablo Lacoste, académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de nuestra Universidad, y que recoge los resultados del  estudio que se extendió por más de diez años.

 




Este lunes (30) se presentó en el Salón de Honor de nuestra Casa de Estudios el libro “El Pisco nació en Chile”, del Dr. Pablo Lacoste, académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de nuestra Universidad.

La investigación que se extendió durante más de diez años, en la que el autor lideró un equipo internacional de enólogos, sommeliers, cientistas políticos, lingüistas, historiadores y agrónomos. Quince profesionales de Chile, Argentina, Uruguay y Colombia, que se propusieron como objetivo analizar la evidencia histórica y determinar cuáles son los orígenes del pisco y las estrategias de su sobrevivencia a través de los siglos.

Según los resultados de la investigación, la primera pisquera que comenzó a producir el licor fue la Hacienda Latorre, ubicada en el Valle de Elqui, a partir de 1733.

La ceremonia estuvo encabezada por el rector de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, instancia en la que presentaron el libro la Dra. Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013; Rodrigo Contreras, coordinador de Asuntos Internacionales del Ministerio de Agricultura; Carolina Belmar, subdirectora de marcas del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi); Francisco Hernández, presidente de la Asociación de Productores de Pisco (APP), y Filippo Sokolsky, ingeniero agrónomo y coautor del libro.

Por un equilibrio social y territorial

Para el Dr. Pablo Lacoste, se trata de un gran impulso de la Universidad de Santiago de Chile, al instalar nuevos temas en favor de los campesinos y que apunten hacia un país más cohesionado en cuanto a su sociedad y territorio.

“La idea es repensar América Latina y repensar el pisco. Y cómo en el caso de Chile, el pisco puede ayudar como un efecto de demostración, donde los campesinos lograron crear un producto que 300 años después se transforma en la locomotora que tracciona y desarrolla los productos campesinos del país para soñar con una nación más equilibrada territorial y socialmente”, explicó el académico.

Un punto de partida, aclaró el experto, para otros temas que requieren de una profundización.

“Apuntamos que sea el principio para valorizar y patrimonializar otros productos campesinos que se desarrollan en el país. Queremos impulsar en América Latina un proceso similar con otros colegas que están realizando sus esfuerzos equivalentes en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México. Existe un movimiento para fortalecer e impulsar modelos de desarrollo, donde los campesinos sean protagonistas”, puntualizó.

Incluso, destacó aquellos productos que debieran concentrar los esfuerzos para próximas investigaciones: “Los vinos, quesos, leches de pastoreo en el sur, artesanías, tejidos, pescados, algas y productos derivados a partir de éstas, como lo que hacen los algueros de Navidad, los chamantos de Doñihue, la sal de Cahuil. Muchos productos que iremos valorizando a partir de esta investigación, para instalarlos en la jerarquía que les corresponde”.

El valor de los estudios de postgrado

El rector, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, aseguró que siempre que se desarrolla una investigación que profundiza en temas delicados y conflictivos, pueden surgir diversas situaciones de carácter de reserva y confidencialidad.

“Esto debe superarse y ahí es donde hay que confiar en el buen juicio del investigador. Escribir sobre las cosas que son propias de Chile, sin duda que generará reacciones en personas que calificarán el libro de chovinista, pero es mejor conocer sobre estos temas antes que mantenerlos guardados y archivados”, explicó el rector Zolezzi.

Por ello, advirtió sobre la necesidad de no limitar la investigación cuando se trata de situaciones arraigadas en la cultura y sus aspectos históricos, destacando además el carácter multidisciplinario e internacional de la investigación.

“Eso es lo que permite desarrollar un postgrado con estudiantes extranjeros, un trabajo donde los doctorandos y postdoctorandos investigan en temas que constituyen un aporte institucional y también para el país. Una diversidad que difícilmente podría conseguirse de otra manera”, concluyó la máxima autoridad de esta Casa de Estudios.

Gastropolítica y creación de identidad

Junto con felicitar el trabajo de su autor y colaboradores, la Dra. Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013, calificó la obra como un libro paradigmático, como un aporte a la construcción de la narrativa en la que las rivalidades entre Chile y Perú insisten en excluir la cultura.

“Este libro desplaza su frontera desde una investigación histórica sobre el origen de la producción pisquera, a un proceso de patrimonialización que se instala como gesto gastropolítico y creador de identidad. En este escenario es que la gastropolítica se toma el escenario textual y lo rebasa”, analizó la académica, apuntando a los sistemas simbólicos que hacen significativos aquellos productos para una comunidad que los considera como propios.

Agregó que el libro despliega de manera impecable los documentos del pasado, “que muestran cómo en el siglo XVIII, en el norte chico de Chile, la producción de aguardiente de uva, denominada pisco, constituyó en la zona de Elqui una labor que se sostuvo en el tiempo, hasta su existencia como denominación de origen, en la década del '30 del siglo pasado”.

Asimismo, la Dra. Sonia Montecino valoró el estudio de las etiquetas, “que es sin duda un aporte riquísimo desde el punto de vista semántico y estético y de su legitimación desde el Estado”. Por ello, no dudó en advertir que se trata de una obra que “permite dotar de un debate que es el sedimento sobre la vieja polémica de si el pisco es chileno o peruano”.

Aporte a la investigación y cultura del país

En representación del Ministerio de Agricultura, Rodrigo Contreras, coordinador de Asuntos Internacionales de esa repartición pública, destacó la obra como “un libro que nos lleva a los inicios de la vinicultura en Chile, resaltando por sus estudios respecto de rutas y etiquetados, lo que es muy valorado por este Ministerio”.

En esa línea, recordó la posibilidad de haber conocido las distintas etapas de desarrollo de la investigación. “Un trabajo profundo con un gran equipo, que no solo aporta desde el punto de vista de la investigación, sino también de la cultura de este país y de sus antecedentes históricos”, expresó.

Según Contreras, se trata de una iniciativa que ayuda a fortalecer los esfuerzos conjuntos y cooperativos para promover el consumo de pisco en el extranjero, como una estrategia de internacionalización del producto. “Sin duda que además se transforma en una instancia de colaboración con los productores de pisco de nuestro país”.

Patrimonialización de alimentos

Carolina Belmar, subdirectora de marcas del Inapi, también destacó el trabajo de investigación encabezado por el Dr. Pablo Lacoste, sumándose así al objetivo que busca fomentar la patrimonialización de los alimentos con identidad.

“La investigación consideró el registro de marcas y patentes de Chile, lo que está en línea con la valoración que damos en Inapi a los productos campesinos a través del Programa Sello de Origen. En este caso, en cuanto a la denominación de origen, lo que se pretende informar al consumidor no es la procedencia cultural, sino que la procedencia geográfica de este producto”, detalló la representante de Inapi.

Sobre el libro, también apuntó al importante trabajo de recopilación, “permitiéndonos confirmar que efectivamente el pisco es chileno. De hecho, el pisco está protegido en el extranjero, específicamente en 43 países, que representan alrededor del 80 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial”.