Académico del Departamento de Ingeniería Geográfica, Dr. Belfor Portal, sugiere disminuir la saturación y congestión de los balnearios en el litoral central a través de la gestión eficiente.
Finalizado el período estival 2013 el Servicio Nacional de Turismo saca cuentas alegres. La entidad realizó una inversión de más de dos millones de dólares en campañas turísticas dedicadas a incentivar al público nacional e internacional. Dichas medidas lograron que la tasa de ocupabilidad turística alcanzara 71,7%, incrementándose el turismo a nivel país en un 2,2% en comparación con el año anterior.
A pesar de las ganancias que genera este rubro, los recursos naturales del país se ven afectados producto de la gran afluencia de público que visita las diversas localidades de veraneo.
Precisamente, con el ánimo de proteger los recursos naturales y culturales asociados a la actividad turística el académico de la U. de Santiago, Dr. Belfor Portal, se encuentra desarrollando un proyecto de investigación que busca disminuir la saturación y congestión que presenta el Litoral Central.
A través del estudio "Proposición de un modelo de sustentabilidad para el turismo social masivo de bajos ingresos en la zona costera. Balneario El Quisco. Región de Valparaíso, Chile", financiado por el Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Dicyt) de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación, se elaboró un diagnóstico geográfico turístico sobre las características de la oferta y de la estructura de la demanda, determinando los niveles de saturación y congestión alcanzados por los balnearios de la zona.
Según explica el director del proyecto, el problema se produce por el incremento anual de turistas, el que tiene un aspecto negativo sobre el paisaje, el equipamiento y las infraestructuras del territorio, especialmente a la hora de contar con organismos responsables que no logran gestionar eficientemente la actividad.
El académico recalca: “Debemos considerar que desde una perspectiva de sustentabilidad, el turismo es una alternativa de desarrollo social, de conversión de actividades económicas para muchas localidades de nuestro país, siempre y cuando se consideren los impactos ambientales que genera esta actividad”.
La investigación demuestra a través de diversos escenarios de simulación, que la población que pertenece a estratos socio-económicos bajos, responde a un modelo de comportamiento donde los espacios de acogida, a pesar del deterioro, congestión y saturación alcanzados, igualmente aumentan su población flotante cada verano.
Para el académico, esta realidad asociada a un país en vías de desarrollo, como es el caso de Chile, “requiere de una gestión eficiente para dar sustentabilidad a la actividad turística, de tal forma, que estos balnearios como Cartagena y El Quisco, conserven sus atributos y cumplan el rol social derivado de su vocación turística”, comenta.