- Un equipo del Departamento de Física, liderado por el Dr. Raúl Cordero, es el responsable de este estudio, con una estación de monitoreo ubicada en la llanura de Chajnantor, y que cuenta con radiómetros y tecnología fotométrica de frontera. “En el norte de Chile, esta es la primera estación que mide el espectro solar”, advierte el académico.
Investigadores del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, liderados por el Dr. Raúl Cordero, completaron la instalación de la primera estación en el norte de Chile que medirá el espectro solar y, por lo tanto, los efectos del cambio climático en una amplia zona del hemisferio sur del planeta.
Se trata de la TARP-04 (Transport Antarctic Research Plataform), que se encuentra ubicada en la llanura Chajnantor junto al observatorio ALMA, a unos 40 kilómetros al este de San Pedro de Atacama.
La estación cuenta con radiómetros y tecnología fotométrica de punta, lo que le permitirá realizar una serie de mediciones. El científico subraya que Chajnantor es el lugar donde se han registrado los valores más altos de irradiación UV en el planeta y, por lo tanto, es un laboratorio natural para estudiar la degradación de materiales con la radiación solar.
“Cuando se mide el espectro solar, inmediatamente se advierte el efecto del vapor de agua, del oxígeno, de los aerosoles y del ozono. Al hacerlo, estás midiendo, de manera indirecta, el contenido de gases en la atmósfera. Por lo tanto, esto permite estudiar, por un lado, la radiación solar y, por otro, la composición atmosférica, y el cambio climático es un cambio justamente en esto último”, sostiene Cordero.
Los espectroradiómetros de la estación, explica, son instrumentos con entrada óptica por donde entra la radiación solar y, luego, esta se va a una fibra óptica que se dirige hacia un detector, lo que también permite caracterizar el potencial solar de la zona. Los equipos son operados de manera remota por el grupo que lidera el Dr. Cordero.
“En el norte de Chile, esta es la primera estación que mide el espectro solar”, asegura. La estación es gemela a la plataforma TARP-02, instalada el año pasado por el mismo grupo en la Isla Rey Jorge, ubicada a unos mil 200 kilómetros al sur de Punta Arenas.
La plataforma de investigación se encuentra a cinco mil 200 metros de altura, lo que implica “un beneficio para las mediciones. Aquí, en el norte de Chile a esa altura tenemos pocas nubes. En cambio, en la Antártica es lo contrario. Entonces, con los mismos instrumentos, mediremos en dos condiciones diferentes: sin nubes y con nubes, y eso entrega información sobre las propiedades ópticas en la nubosidad”.
Las estaciones TARP-04 y TARP-02 se encuentran separadas por 4 mil 500 kilómetros, en una misma línea longitudinal o transecta. “Eso nos va a permitir comprender el clima en uno y otro lugar, y buscar correlaciones entre esos dos puntos. No sabemos cuáles, pero se sabe que el agujero en la capa de ozono en la Antártica impacta en el clima de todo el hemisferio sur”, anticipa.
“A medida que el agujero se cierra, se esperan importantes cambios en los patrones de nubosidad y precipitaciones del hemisferio sur con un gradiente latitudinal (o variación de magnitud por longitud) que estas estaciones pueden ayudar a detectar”, señala.
Un paso relevante
El académico sostiene que la instalación de la estación significa un paso relevante hacia el monitoreo de los cambios en el clima y en el agujero de ozono. “Son esfuerzos relevantes en el marco de un esfuerzo internacional para entender mejor los efectos del cambio climático en el hemisferio sur”, destaca.
El Dr. Cordero también resalta las implicancias del proyecto para la naciente industria solar chilena. “La operación de estas estaciones permitirá la formación de capital humano avanzado en áreas como la radiometría y la fotometría, que son intensivas en el uso de tecnología. Más tecnología y mejores técnicos son aportes con los que este tipo de iniciativas contribuyen al desarrollo sustentable del país”, afirma.
La instalación de la estación, en la llanura de Chajnantor junto al observatorio ALMA, ha permitido a la Universidad de Santiago pasar a formar parte del Chajnantor Working Group (CWG), en el que participan instituciones que mantienen estaciones o proyectos en esa área. Entre los miembros destacados del CWG se encuentran, además de la European Southern Observatory (ESO), la Universidad de California Berkeley, la Universidad John Hopkins, la Universidad de Princeton y la Universidad de Tokio.
La nueva estación es funcional a varias de las investigaciones de interés público, con financiamiento CORFO, que lidera este grupo de investigación de la Universidad de Santiago. “Estas incluyen el estudio del polvo del desierto en los módulos fotovoltaicos, la caracterización del espectro de onda corta en el desierto de Atacama, así como estudios relacionados con los efectos negativos de la radiación UV”, explica el académico.