- A la escritora y académica del plantel, Andrea Jeftanovic, le llama la atención el poco espacio que se le otorga a la cultura y las artes en los periódicos del país. “La cultura puede ser entretenida, pero ésta difiere mucho del mundo de la televisión o la farándula”, aclara.
- Un estudio realizado por Cerlac-Unesco, que analiza los hábitos de lectura en algunos países de América Latina, demostró que después de Argentina, Chile sería uno de los países que más lee, cerrando su cifra en 5,4 libros al año aproximadamente por persona.
Sin embargo, el resultado no es tan alentador, pues el informe también da a conocer que en el país casi no se lee por gusto, ya que sólo un 7 por ciento de la población lo haría por mera satisfacción, relegando la lectura sólo al ámbito académico y/o profesional.
Estos datos no sorprenden a la investigadora de la Universidad, Dra. Andrea Jeftanovic, para quien “el fenómeno del libro” es mucho más fuerte en otros países de la Región, como Colombia, Perú o Argentina. “Si uno compara las ferias del libro que se realizan en otros países se sorprendería. La amplitud e importancia que se le da al evento es admirable. En cambio acá, advierte, el mundo literario está muy poco conectado con la sociedad”.
A la escritora le llama la atención el pequeño espacio que se le otorga a la cultura y las artes en los periódicos del país, que han sido relegadas por noticias matinales, farándula o teleseries. No sólo está el factor mediático, también es gravitante que el hábito de la lectura no se encuentra integrado a la cotidianeidad de la población. “En el extranjero es muy común que los trámites, las filas del banco o el tiempo que se invierte en transporte vaya acompañado de un libro, una novela. La lectura está siempre muy presente, es algo rutinario para las personas”, comenta la investigadora.
Para incentivar la lectura “es necesario complejizar la información que se entrega en los medios y bajar el impuesto a los libros, para que de este modo se logre abrir el espectro de la lectura a niños, jóvenes, adultos y ancianos”, plantea la académica, pero también agrega que es vital la creación de nuevas bibliotecas.
Estas últimas deben contar con catálogos actualizados, películas, cómics, sofás, Internet, horarios extensos, ciclos de actividades, invitados, días especiales, convenios. “Las bibliotecas públicas tienen que ser atrevidas, pelearle público a los centros comerciales, a la televisión y su programación chabacana. Deberían estar insertas en nuestra cotidianeidad. Eso es muy importante, en especial en barrios más vulnerables en los que no hay tantos libros en casa, ni espacio físico para leer y estudiar con tranquilidad y silencio”, plantea la especialista de la Facultad de Humanidades.