Comparar a dos poetas chilenos, de distintas épocas, no es tarea fácil. Sin embargo, el académico de la Facultad de Humanidades, Naín Nómez, ha asumido este desafío, reflexionando acerca de la mirada de Pablo de Rokha y José Ángel Cuevas, literatos que han expresado el mismo malestar y desazón frente a una ciudad que fomenta el consumo, pero deja a un lado al ser humano.
Naín Nómez, Dr. en Literatura, poeta y académico de la Universidad, en su vasta y reconocida trayectoria ha escrito artículos, libros y antologías sobre Pablo de Rokha (1894-1968), posicionándose como uno de los mayores especialistas de este intelectual, que obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1965, y que es considerado uno de los cuatro grandes de la poesía chilena.
En uno de estos trabajos, tomó el punto de vista poético de De Rokha sobre la realidad de un mundo “que ha sido atravesado por el proceso de la modernidad” que trae confort, posibilidades de mejor alimentación y salud, “pero a la vez una relación menos directa entre los seres humanos, más alienante”, comparándola con la poesía de José Ángel Cuevas, literato de los años ’60.
“Cuevas rescata una ciudad que tuvo características humanas hasta el año ’73, haciendo también una diferencia entre esa ciudad y la neoliberal, que empieza a desarrollarse a partir de los años ’80. Que crece en edificios, en consumo, en malls, en caracoles y sólo tiene una mirada para el objeto y no para el sujeto. Por lo tanto, es una ciudad alienada, igual que la que cantó Pablo de Rokha, pero que la cantaba como antes; Cuevas la canta como una ciudad que fue agradable, pero se perdió”, comenta el Dr. Nómez.
El académico elabora los puntos comunes entre ambos vates, comentando que José Ángel Cuevas “de repente se vuelve hacia Pablo de Rokha”, diciendo: “Ahora añoramos ese mundo rural que añoró Pablo de Rokha a comienzos de siglo XX”.
Para Naín Nómez, la importancia de la literatura, está en mostrarnos cómo funcionamos los seres humanos y ver el sentido en la vida: “Estamos en una inmediatez tan rápida que vemos sólo lo que vivimos, es decir, tenemos que comer, dormir, trabajar, pero no vemos en qué mundo estamos viviendo”.
Por ello, a partir de sus investigaciones, Nómez trata de decirle al público: “Mire, este autor dijo esto, este otro autor dice esto, y en ambos se muestra esta pérdida de vida que hemos tenido en el mundo urbano en este país, y a pesar de la diferencia de años, sigue habiendo una crítica a la manera como vivimos y frente a la realidad en que estamos”.