Comenta la académica Elisa Loncon:

Pueblo Mapuche celebra el Wüñoy Tripantu a pesar de la pandemia

“Cada familia, en su casa, recordando a los antepasados y convocando su sabiduría”. Así se celebra, en el contexto de la crisis sanitaria global, el denominado “año nuevo de los pueblos originarios” que, más bien, es el comenzar de un nuevo ciclo natural, según explica la Doctora en Lingüística, Elisa Loncon Antileo.
“Esta es una ceremonia con la naturaleza y lo que mejor expresa eso es el agua. Por eso nos juntábamos a las doce de la noche y nos íbamos al estero, donde agradecíamos por la salud y pedíamos para que viniera un mejor tiempo. Después llevábamos el agua a los árboles frutales y también a los animales, porque a través de ella pedíamos toda la energía de la naturaleza para el próximo ciclo”, señala la académica Elisa Loncon.

Lo primero que nos aclara la académica del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, Elisa Loncon Antileo, es que el concepto correcto para referirse a esta fecha conmemorativa del pueblo mapuche, que va desde el 21 de junio hasta, aproximadamente, el día 24 del mismo mes, es “Wüñoy Tripantu” y no “We Tripantu” como se ha popularizado en los últimos años.

“Wüñoy Tripantu representa el retorno del ciclo y deriva de la concepción cíclica del tiempo en las culturas originarias y mapuche en particular. Para nosotros, el tiempo no es lineal, sino que retorna. En cambio, el concepto We Tripantu significa año nuevo y simplemente califica un período más que viene, como es el año nuevo occidental para la cultura eurocéntrica”, explica la también investigadora y Doctora en Lingüística por la Universidad de Leiden, Holanda.

En efecto, el pueblo mapuche realiza durante esta semana, e incluso durante todo el mes, esta ancestral celebración asociada al solsticio de invierno austral. Es el día más corto del año en el hemisferio sur, donde se ruega para que la tierra “recupere su energía”.

Elisa Loncon recuerda pasadas celebraciones del Wüñoy Tripantu junto a su familia, comentando que parte del ritual era compartir alimentos y productos, y, “al llegar la medianoche, íbamos a los esteros más cercanos a recibir la energía de la naturaleza”.

“Esta es una ceremonia con la naturaleza y lo que mejor expresa eso es el agua. Por eso nos juntábamos a las doce de la noche y nos íbamos al estero, donde agradecíamos por la salud y pedíamos para que viniera un mejor tiempo. Después llevábamos el agua a los árboles frutales y también a los animales, porque a través de ella pedíamos toda la energía de la naturaleza para el próximo ciclo”, señala la académica.

¿Y cómo se celebrará, este año, una fecha tan vinculada a la tierra y la naturaleza, en un contexto de confinamiento, producto del COVID-19? Le consultamos a Elisa Loncon.

“Cada familia se reunirá en su casa, recordando a los antepasados y convocando su sabiduría, sus palabras y el uso del mapudungun. Cada uno puede hacer su ceremonia en en el patio, por ejemplo, pasadas las 12 de la noche, con un poco de agua, con un arbol nativo o incluso ante una planta. Se hace una ceremonia y se pedirá a la naturaleza que nos dé fuerza para liberarnos de esta enfermedad; que nos den energía los antepasados para seguir luchando por los que son nuestros derechos, y también a la sociedad chilena y occidental para que se termine el racismo, la exclusión y el desprecio que hay hacia lo originario. Hay mucho qué hacer”, sostiene.

Las nuevas tecnologías, explica Loncon, también servirán para hacer comunidad en esta simbólica fecha. Para este mes se han organizado diversos encuentros y seminarios a través de plataformas digitales.

Solidaridad ante la enfermedad

En cuanto a la situación del pueblo mapuche ante la propagación del Coronavirus, la profesora del Departamento de Educación de la Usach, afirma que existe poca información específica, debido a que no cuentan con datos oficiales desagregados.

“Nosotros sabemos, puntualmente, por ejemplo, de comunidades afectadas, como Lonquimay, que llegó a contar más de sesenta personas contagiadas en la zona. Temuco también estuvo bastante afectada y murieron dos personas mapuche. Pero en las comunidades hay una cosa muy importante y es que aquellas que todavía tienen tierras han manejado un sistema económico de subsistencia”, señala la experta, agregando que “se han dado casos de intercambio de productos, mediante economía circular donde tú entregas un producto y la otra persona entrega otro a cambio. Eso se ha hecho bastante entre familias y comunidades”, señala.

Elisa Loncon explica que la lectura del pueblo mapuche ante la pandemia, “es que no se trata, únicamente, “de una enfermedad exógena y biológica para la cual no tenemos cura”.

“La pandemia responde a una crisis generalizada que tiene que ver con la crisis alimentaria y ecológica; con la crisis de los migrantes, con la crisis del conocimiento y de las ciencias; porque si la ciencia no estuviera en crisis ya tendríamos la cura”, señala.

Luego añade que es una crisis que está marcada por un sistema de vida eurocéntrico, occidental, porque nosotros no tendríamos porque estar sufriendo. La gente que vive en las poblaciones marginales en Santiago no tendría por qué sufrir el hambre, sufrir por la lluvia, por no tener trabajo, o por estar hacinados. Eso es producto de la pobreza generada por un sistema que explota al ser humano y a la naturaleza para seguir engordando al uno por ciento del mundo que tiene todo, mientras el 99 por ciento estamos en las condiciones en que estamos. Debemos vivir en equilibrio con la naturaleza”, enfatiza la académica de la Facultad de Humanidades, de la Universidad de Santiago de Chile.

Revisa en el siguiente video el saludo de año nuevo de los pueblos originarios en voz de la Doctora en Lingüística, Elisa Loncon Antileo.

 

Autor: 
Alex Araya y Rodrigo Barros