- Así lo plantea la experta en análisis sísmico del plantel, Paulina González, quien frente a los últimos eventos telúricos que se han registrado en el país durante el primer semestre del año, plantea la necesidad de educar a la población en desastres naturales: “Podríamos tener menos pérdidas humanas y materiales, si contáramos con un protocolo que diga a las personas cómo comportarse en estas situaciones”, sostiene.
Chile es un país sísmico, qué duda cabe. Por ello es relevante contar con instrumentos adecuados para monitorear estos eventos. En esa línea, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), comenzó en abril la instalación de 50 acelerógrafos de un total de 297 a lo largo de Chile. La inversión asciende a cinco millones de dólares y permitirá calcular y almacenar datos sobre la aceleración provocada en la superficie por un sismo.
La directora del Departamento de Ingeniería en Obras Civiles, académica Paulina González, valora esta iniciativa, aunque precisa que resulta primordial una mayor inversión y mantenimiento de los instrumentos que permiten estudiar los movimientos telúricos que afectan al territorio. A su vez, la experta analiza los avances en materia de prevención y las tareas pendientes tras el terremoto del 27 de febrero de 2010. Según la experta, el país se encuentra bien preparado en lo que respecta a la capacidad sismorresistente de la infraestructura. Sin embargo, considera que hay un largo camino por avanzar en cuanto a la educación de la ciudadanía.
“Hay un problema de educación sísmica y eso tiene que ver con la prevención de los desastres naturales, porque estos van a ocurrir inevitablemente. Podríamos tener menos pérdidas humanas y materiales si contáramos con un protocolo que oriente a las personas cómo comportarse en estas situaciones”, sostiene.
Si bien la normativa que rige la infraestructura ha respondido bien, a excepción de algunos casos particulares, los mayores atrasos -plantea la experta- se registran en el ámbito del financiamiento, inversión y mantenimiento de equipos de medición sísmica que aseguren la recolección de los datos pertinentes para obtener las características del sismo y así establecer las acciones a seguir según la emergencia. “En ingeniería estamos relativamente bien, cercanos a lo que son hoy los países desarrollados, pero a pesar de que se han mejorado las normas de diseño sísmico de las obras de construcción, no tenemos laboratorios que nos permitan hacer ensayos en estructuras a escala real, para medir el comportamiento de éstas ante los temblores”, asevera.
Por otra parte, la especialista expresa la necesidad de fortalecer la investigación, ya que si bien se cuenta con equipos humanos importantes, las empresas contratan cada vez más "ingenieros, generando un problema de falta de profesionales e investigadores en las instituciones de educación”, puntualiza.