Es poco probable que afecte a nuestras costas, según advierte el especialista Jaime Pizarro, Doctor en Química de la Universidad y jefe de la Carrera de Ingeniería Ambiental.
Impacto ha provocado el anuncio del gobierno japonés, en orden a que en Fukushima se comenzara a verter al mar once mil 500 toneladas de agua contaminada.
Según Tepco, operadora de la planta nuclear de Fukushima, esta medida se adoptó como una forma de asegurar el almacenamiento de líquido que tiene niveles mayores de radiación. De hecho, explican en Japón, la radiactividad del agua que se ha comenzado a lanzar al mar es 100 veces mayor al límite legalmente permitido, mientras que lo que se requiere almacenar ahora tiene niveles diez mil veces superior. La solución impuesta sería, algo así, como el mal menor.
Para Jaime Pizarro, jefe de la Carrera de Ingeniería Ambiental del Departamento de Ingeniería Geográfica, “esto no tiene justificación alguna. Lo que pasa es que probablemente no tienen otra forma de almacenamiento de esa magnitud y están decidiendo eliminarla en el entorno cercano, tomando en cuenta que como se trata de agua, igualmente se va a diluir en el tiempo”.
Sin embargo, el Doctor en Ciencias, con mención en Química, y académico de la Facultad de Ingeniería, advierte que el impacto ambiental que provoca esta medida “es gigantesco, particularmente en las zonas cercanas al lugar de la emisión. Los componentes radiactivos van a afectar el medio acuático marino, tanto a los sistemas vivos, como a los deshechos que queden allí”.
El profesor Pizarro va más allá, pues asegura que habrán localidades niponas que se verán afectadas por el vertido de estas aguas contaminadas. “Uno supone, en todo caso, que las autoridades japonesas están tomando todas las medidas del caso, sin embargo, de acuerdo a las informaciones existentes, ya se revela que poblaciones relativamente alejadas del lugar, están recibiendo algunas dosis de radiación por sobre el nivel basal”.
Impacto en Chile
Para el académico de la Usach, lo que está haciendo la empresa es liberar al mar niveles de radiación elevadísimos a todo el sistema ambiental localizado. “Eso significa recibir altas tasas de radiación gama, alfa, beta y otras de alta energía, que emiten ciertos elementos radiactivos cuando se desintegran”, explica el académico.
Ante la probabilidad que esta radiación que Japón está lanzando al mar, llegue a Chile, Pizarro recalca que “siempre es posible”, lo que dependerá de las dinámicas que adquieran las corrientes marinas.
Igualmente, el experto hace un llamado de alerta, porque si bien “ahí opera el efecto de dilución y lo más probable es que no tengan un impacto directo en nuestras costas”, le parece preocupante que el mar siga ocupándose como un depósito de desechos peligrosos.