El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) entregó los resultados preliminares de su primer catastro de patentes de alcoholes, que hasta el momento ha cubierto 252 comunas. De ese total, se desprende que el 68% de los municipios han entregado más patentes de las que permite la Ley 19.925 sobre expendio y consumo de bebidas alcohólicas. La norma establece que solo se puede permitir una patente por cada 600 habitantes cuando se trata de botillerías, bares o minimercados.
Para el psiquiatra y Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Humberto Guajardo, la información proporcionado por Senda revela la debilidad de las políticas de control y prevención del consumo de alcohol en nuestro país.
“No vemos ningún sello en las botellas alcohólicas que diga que el producto produce altas calorías, cirrosis hepática o alteraciones neuromusculares. Ese tipo de rótulos no aparece”, sostiene el también especialista en tratamiento de adicciones en alusión a la Ley de Etiquetado. “Es curioso que aparezca en los yogures y las leches, pero no en las bebidas alcohólicas”, insiste.
En ese sentido, puntualiza que se requiere de una nueva campaña de prevención del consumo de alcohol, que además logre reinstalar el tema en el centro de la agenda de salud pública, tal como sucedió en marzo de 2012 cuando entró en vigencia la Ley ‘Tolerancia Cero’.
“Hubo un momento en que se habló de esto, de tolerancia cero, y que las leyes iban a ser más estrictas, pero ahora vemos que la mayoría de los accidentes siguen siendo por problemas de alcohol y consumo excesivo”, indica.
A su juicio, la nueva campaña de prevención debe estar centrada en el daño que provoca la ingesta de alcohol en el organismo de las personas. “El consumo reiterado y progresivo del alcohol afecta el rendimiento de las personas y puede traducirse, con los años, en graves enfermedades. Por ejemplo, facilita la hipertensión, la diabetes, la cirrosis hepática y el cáncer gástrico o hepático”, enfatiza.
Además, señala que Senda debe implementar más programas de prevención en los colegios. El especialista asegura que el consumo de alcohol comienza, en general, desde los doce años.
“La educación y prevención está descuidada. En los colegios, no se enseña sobre esto y los padres tampoco cuentan con información”, afirma. “Las restricciones se dan en la medida que existe control y eso queda al arbitrio de los padres, quienes se ven sobrepasados”, concluye.