La ola feminista que ha vivido Chile durante los últimos dos años ha implicado importantes transformaciones en distintos ámbitos del diario vivir. Siendo un movimiento que surge desde universidades, la U. de Santiago de Chile ha sido espacio de debate y relevantes cambios tanto de protocolos como de dinámicas internas.
Si bien este movimiento comenzó principalmente con las estudiantes de nuestra casa de estudios, el sesgo de género es una problemática transversal que afecta también a funcionarias y académicas. Las diferencias de género existen desde inicios de la historia y las distintas ciencias del conocimiento han sido espacio para que estas diferencias se den, las cuales se incrementan en el área de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Esto es lo que sostiene un estudio publicado por la Academia de Ciencias de Estados Unidos durante el año 2015, que demuestra el sesgo de género existente en este campo del conocimiento, evaluando cuán receptivas son las comunidades científicas y públicas a la evidencia experimental que demuestra este sesgo, el cual contribuye a la baja representación de mujeres dentro del área de ciencias, tecnología, ingeniería y matemática.
“Los resultados demostraron que los hombres son quienes evalúan la calidad de la investigación y revelan este sesgo como menos meritorio que las mujeres. Estos hallazgos pueden informar y alimentar los esfuerzos de autocorrección dentro de esta área científica para reducir el sesgo de género, reforzar la objetividad y la diversidad en las fuerzas de trabajo y mejorar el descubrimiento, la educación y el éxito”, señala el artículo en su introducción.
Respecto a estas afirmaciones, la Dra. Carolina Aliaga, académica de la Facultad de Química y Biología e investigadora de Cedenna, y la Dra. Claudia Vargas Díaz, académica del Departamento de Matemática y Ciencia de la Computación, nos dan a conocer su experiencia, bajo una perspectiva de género, como investigadoras del área.
Científicas del plantel y el sesgo
La Dra. Claudia Vargas Díaz tiene una larga trayectoria en la temática mujer y ciencia, aportando siempre una mirada de género a la labor científica. En nuestra universidad, ha levantado el Museo Laboratorio de Didáctica de la Matemática, el Concurso de Fotografía Matemática “Math Lover Foto”, cuya secuela ha sido un concurso escolar con financiamiento del plantel, además de su colaboración con Explora durante el presente año.
Actualmente, preside la Asociación Nacional de Investigadores de Postgrado, es miembro de la Red de Investigadoras y es parte de la Directiva de la Red de Investigadores en Educación Chilena. Esta académica se destaca por su participación en charlas con perspectivas de género: “¿Cuál discriminación?”, “Mujeres en Ingeniería” y “Mujeres Matemáticas de la Historia: ¿Qué podemos aprender de ella los futuros profesores?”.
La investigadora recalca su fuerte simpatía con la figura de Hipatia de Alejandría, gran matemática, filósofa y astrónoma que significó una fuerte imagen femenina, la cual siempre cuestionó los conocimientos establecidos. “Soy una mujer interesada en la ciencia, y en esta materia, hay muchas Hipatias. No sé si considerarme una, dado que en este minuto he encontrado bastantes dificultades para desarrollar mis proyectos, no así para dar a conocer mis reparos, y esto es agotador. Hay varios saberes que han mostrado las mujeres y que no siempre son bien recibidos por los hombres de la academia”, asegura.
La Dra. Vargas Díaz sostiene lo afirmado en la investigación estadounidense, recalcando las problemáticas que ha vivido al no poder visibilizar su investigación enfocada en Educación Matemática y las dinámicas en el aula. A su vez, recalca que en el área matemática trabaja una gran cantidad de hombres en comparación a mujeres y que los aspectos especializados sobre Educación Matemática son menospreciados e invisibilizados por quienes piensan que el saber matemático es lo único importante para enseñarla.
“Uno de los cuestionamientos que no se hacen es sobre la creencia de que la matemática es difícil y que es sólo para hombres. Ahí se presenta el patriarcado, el cual induce a perpetuar esta idea de que solo los hombres pueden ser los que se distingan en distintos campos del conocimiento y las mujeres son quienes están en un plano de invisibilización. El patriarcado impide que las mujeres tengan puestos de igualdad y esta desigualdad se ve en la academia”, complementa la científica.
La académica recalca que, bajo su experiencia, es común que los espacios de difusión que necesita no se le sean otorgados y, ante esto, su labor política es visibilizar los aportes de las mujeres. “La idea es hacer una Cumbre de Investigación en nuestra universidad, en la cual se cuestione el financiamiento para la investigación y la valoración de lo que se realiza en ciencias, con una perspectiva de género” finaliza.
Por otro lado, la Dra. Carolina Aliaga tiene una visión mucho más optimista de esta realidad. Destacada por su labor investigativa en CEDENNA, en marzo de este año participó activamente en la organización del concurso “Mujeres Chilenas en Ciencias”, el cual premió aportes audiovisuales en investigación con el fin de fomentar la participación de mujeres en actividades de investigación y desarrollo científico realizadas en nuestro país.
La académica del Departamento de Ciencias del Ambiente de la Facultad de Química y Bilogía afirma que, en los últimos 3 años los cambios han sido significativos en materia de género, recalcando una necesidad de actualizar las visiones que se tienen sobre mujer en ciencias. “Me parece que un artículo del año 2015 no puede ser mirado con los mismos ojos de hoy. El tema de género ha avanzado sostenidamente gracias a las movilizaciones vividas a partir del año pasado, y todo lo que se ha hecho este año en la universidad. El estudio se queda atrás de acuerdo a la mirada de hoy”, recalca la investigadora.
La Dra. Aliaga sostiene que el lenguaje es un cambio clave que ha permitido que el día a día de las mujeres científicas sea muy distinto al de hace unos años atrás. ”Hoy uno no esperaría que una autoridad masculina solicitara una acción solo porque como mujer debo ocupar determinado espacio. Hace unos cinco años que hombres y autoridades masculinas hablaran paternalistamente era muy cotidiano, hoy esto es inaceptable. Hay un cambio estético que se ha movido rápido y el lenguaje hoy, después de dos años, es muy distinto”.
No obstante, la académica señala que aún existen desafíos que enfrentar, tanto en el área de la ciencia como en la academia misma, relacionados a la ocupación de espacios de poder. “Aún hay mucho que hacer, hay muchos espacios que ocupar, pero el sesgo de género frente a un estudio experimental cada vez tiene menos espacio de ser expresado. Hay cosas que siguen ocurriendo evidentemente, el acceso a los espacios de poder, por ejemplo. El sesgo de género está muy activo en este ámbito, pero estéticamente ha habido cambios significativos”, finaliza la académica.