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Universidades Estatales hacen llamado a cubrir déficit de Educación Pública
Universidades Estatales hacen llamado a cubrir déficit de Educación Pública
“Las consecuencias que ha tenido la pandemia para las universidades estatales han sido muy graves. Si consideramos los años 2020 y 2021, la cifra de déficit alcanza los 250 mil millones de pesos”. Así de profundo es el daño financiero que acumulan, las 18 instituciones agrupadas en el Consorcio de Universidades del Estado (Cuech) producto de la catástrofe del COVID-19, en palabras de su directora ejecutiva, Alejandra Contreras.
Esta grieta económica se asocia a la baja general que ha tenido la matrícula en educación superior, además de los gastos asociados a las universidades del Estado como los aportes durante la pandemia (compra de insumos sanitarios, desarrollo de investigación y entrega de equipamiento) además de la adaptación a las clases virtuales, la disminución en postgrado, entre otros.
La Ley de Presupuestos, en últimas discusiones esta semana, indica cómo y en qué se invertirán los fondos de la nación durante el año fiscal siguiente. En el contexto de emergencia económica en el que se encuentran, desde el Cuech solicitan ayuda para cubrir este déficit.
Las universidades dicen haber advertido esta posibilidad hace tiempo, como indica la vicerrectora de Asuntos Económicos de la Universidad de Chile, Heidi Berner: “Se ha venido planteando hace mucho tiempo la necesidad de un fondo de emergencia para que las universidades puedan contar con recursos para solventar estas crisis. Como eso nunca ocurrió, por ello, la necesidad de acceder al uso de los excedentes del Fondo Solidario, que son recursos de las propias universidades”.
Este es uno de los puntos más urgentes. Los excedentes del Fondo Solidario de Crédito Universitario (el sistema de créditos para acceso a educación superior) son el único capital al que estas instituciones pueden acceder para cubrir el déficit postpandemia. Sin embargo, durante este año se autorizaron solo el uso alrededor de 50 mil millones, cubriendo menos de un quinto del déficit total.
En este contexto, las casas de estudios piden que se autorice el uso de los excedentes acumulados en la ley de presupuestos 2022.
Con una realidad que se instaló sin aviso como la implementación de cuarentenas y aislamientos preventivos, la educación en conjunto sufrió un golpe del que aún no se recupera. En ese sentido, Contreras argumentó que debido a “la dificultad de las familias para solventar los gastos universitarios, la falta de presencialidad y otros factores, muchos de nuestros estudiantes postergaron o congelaron sus estudios”.
Esto resulta en una extensión que, para muchos estudiantes, será de al menos un año. En el caso de los alumnos con gratuidad, este año extra debe ser financiado por ellos mismos y su universidad en una proporción de 50% y 50%.
“Cubrir esa diferencia significa un tremendo impacto económico para los planteles, una pérdida de alrededor de 17 mil millones el 2021, a lo que se suman más de 13.700 millones en 2020”, señaló Berner, y agregó que lo que se está exigiendo es “incluir una glosa que permita que no se contabilice el año 2020 como parte de la formación formal de las carreras”.
Por último, desde el Cuech solicitan aplazar la discusión sobre el proceso de aranceles regulados en las carreras de Pedagogía y Derecho, el que dicen fue llevado a cabo con una serie de problemas. La vicerrectora de Asuntos Económicos de la U. Chile señaló que “hoy hay un dictamen de la Contraloría General de la República que indica que este fue un proceso poco transparente y no ajustado a la ley. El reclamo central es que la agrupación de carreras no se está haciendo bajo la norma que indica la ley que es por estructura de costos similares.”
La solicitud es prorrogar esta discusión y resolución a través de una glosa en la Ley de Presupuestos que se discute actualmente, y que postergue esta decisión hasta el próximo gobierno, para abordar de manera integral el financiamiento de las Instituciones de Educación Superior , IES.
Economista sostiene que nuevo CAE complicará presupuesto de las universidades estatales
Economista sostiene que nuevo CAE complicará presupuesto de las universidades estatales
El Presidente Sebastián Piñera anunció la semana pasada el envío al Congreso del proyecto de ley que reemplazaría al Crédito con Aval del Estado (CAE) y al Fondo Solidario (FS). Se trata de un nuevo Sistema de Financiamiento Solidario (SIFS), que entre sus novedades contempla que el 60% más pobre no pague nada mientras esté estudiando, siendo las instituciones las que paguen el diferencial entre la cobertura del beneficio y el arancel real, que definen las propias casas de estudios superiores al momento de ofrecer una carrera.
Para el economista especialista en economía de la educación, autor del libro ‘Claves y nudos en la reforma a la educación superior chilena’ y académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la Universidad de Santiago de Chile, Víctor Salas, este aspecto del eventual nuevo crédito implicará una mayor presión para los recursos de las universidades. Principalmente, las estatales, dado que la recién promulgada Ley de Fortalecimiento de Universidades del Estado no consideraría recursos suficientes para costear este ítem.
“El Estado colocó ese plan especial de fortalecimiento con muy pocos recursos. No alcanzó a mil millones por universidad al año, lo que un impacto muy acotado en el presupuesto de las universidades”, afirma. “Lo que pague el Estado no va a bastar, ni el arancel considerado para la gratuidad ni para financiar el crédito, considerando lo que los planteles estiman que cuesta financiar su actividad docente”, enfatiza.
De acuerdo a Salas, costear esta diferencia puede perjudicar la calidad de la educación que imparten y la investigación que realizan, debido a que deberán redistribuir los mismos recursos que utilizaban en estos aspectos para cubrir el diferencial que provocará el nuevo sistema de financiamiento.
Por eso, considera que el nuevo crédito debiera implicar un nuevo articulado para dar más recursos, a fin de que las universidades del Estado no salgan perjudicadas con el financiamiento de este crédito. “Este nuevo crédito es un ajuste al sistema tal cual lo tenemos, pero no está bien planteado para poder tener un sistema financiado adecuadamente”, concluye.