Escuela de Enfermería

Especialistas de la U. de Santiago advierten vulnerabilidad en hogares de adultos mayores por COVID-19

Especialistas de la U. de Santiago advierten vulnerabilidad en hogares de adultos mayores por COVID-19

La semana pasada la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, Paula Labra, se refirió a los casos adultos mayores, víctimas fatales por COVID-19, reportadas por el Ministerio de Salud.
La cifra, contabilizada hasta el miércoles pasado, un total de 638 fallecidos, de los cuales 141, es decir un 22,1%, corresponden a ancianos que residían en establecimientos de larga estadía en la capital (ELEAM).

Para el asesor de la OMS/OPS Chile y académico del Magíster en Salud Pública Usach, Pablo Villalobos, la vulnerabilidad de los hogares de adultos mayores es “una situación compleja” pero no nueva, y que se ha intentado advertir desde los inicios de la pandemia ante las elevadas cifras de mortalidad en países como Italia.

“Es un tema que nosotros habíamos tratado de poner en la palestra hace tiempo y que sabíamos que estaba pasando en otros lugares del mundo. La situación en los ELEAM es compleja, y es muy importante ver en el contexto de hoy, donde tenemos un sistema de salud que está siendo llevado hasta el límite”, indicó el especialista en Salud Pública.

Según el Dr. Villalobos, el riesgo de que exista un brote de contagio dentro de estos recintos es muy alto, ya que los residentes se encontrarían en un estado de confinamiento donde no se cumplirían las normas del distanciamiento social.

“El riesgo de que exista un brote, es decir, que ingrese una persona con el virus, y este se propague, supone que se extenderá rápidamente a una población muy grande. Entonces, tener estos focos en los que repentinamente se requieran 20 camas en un solo lugar es sumamente complicado”, advirtió Villalobos.

Similar a esta es la opinión del infectólogo y académico de la Facultad de Ciencias Médicas Usach, Ignacio Silva, quien no solo apunta a situaciones como el hacinamiento, sino que llama a reforzar medidas como el uso de mascarillas y lavado de manos.

“Efectivamente son lugares donde habitualmente las condiciones de distanciamientos son difíciles de implementar. En general no siguen instrucciones como tener un buen uso de mascarillas, un buen lavado de manos.  Además son atendidos por personal clínico que está en contacto con el mundo exterior, por lo que se exponen con el uso del transporte público, en la vía pública, en sus casas y pueden ser una fuente de contagio para ellos”, apuntó el infectólogo.

Si bien el académico de nuestro Plantel apuntó a que los riesgos de los ELEAM son los mismos que podrían tener recintos como el Sename o los centros penitenciarios por sus condiciones de hacinamiento, también indicó la importancia de medidas estrictas y necesarias para no seguir en ascenso en las cifras de mortalidad.

“Hay que intervenir con una estrategia de control de funcionarios, de testeo que puede ser con PCR o tal vez con medición de anticuerpos, poner siempre atención a que tengan síntomas respiratorios y tratar de hacer recambio para que vayan tomando turnos”, apuntó Silva.

Por otro lado, si bien Villalobos coincidió en el control de funcionarios de la salud ya que serian los principales vectores en los hogares de adultos mayores, también enfatizó en la necesidad de control y aislamiento de pacientes que estén con sospechas o contagiados de Coronavirus dentro de los establecimientos para mantener la infección a raya.

“Yo creo que la clave aquí es lograr que las medidas se implementen para todos los establecimientos de larga estadía, ELEAM, sean del Servicio Nacional del Adulto Mayor, autorizados o sin autorización y, más que fiscalizar y cerrar los últimos, creo que este es el momento de apoyarlos y ayudar a que todos cumplan con las medidas. Esa es la actitud que debiese primar hoy en día, y que las instituciones correspondientes estén listas y dispuestas para brindar esa cooperación”, subrayó el asesor de la OMS/OPS Chile.

Enfermería innova en simulación clínica incluyendo participación de actores

Enfermería innova en simulación clínica incluyendo participación de actores

El año 2017, los estudiantes de Enfermería, realizan su proceso de aprendizaje en dos escenarios: el teórico y el práctico. Tal como señala Lylian Macías, enfermera y coordinadora de la asignatura, “si bien los estudiantes contaban con ambos conocimientos, aún faltaba potenciar sus habilidades sociales en el ejercicio del ser enfermero en sus primeras experiencias clínicas”. Es por ello que, utilizando las dependencias del Centro de Simulación Clínica de la U. de Santiago, que desde su inauguración ha brindado nuevos recursos a estudiantes y profesores en materia de infraestructura y organización, los académicos implementaron una nueva metodología de simulación.

Desde el primer semestre de 2018, los académicos a cargo de la asignatura realizan ejercicios de simulación clínica con sus estudiantes que incluye la participación de actores profesionales que interpretan el rol de un paciente, el cual es previamente delimitado según la planificación de la clase a través de un libreto. Es así como se logra que los actores, simulen a un paciente con hipertensión, su sintomatología y dolencias, agregando además las distintas personalidades que puede tener un usuario.

Los actores representan distintos pacientes con los que se trabajarán los estudiantes en su experiencia clínica. Como explica Macías, "es lo que uno ve en la realidad como un paciente demandante, uno comunicativo o uno apático". En este sentido, esta nueva metodología les permite a los futuros enfermeros y enfermeras, desarrollar sus habilidades técnicas y blandas.La académica relató que estas actividades favorecieron el trabajo en equipo de cada grupo, quienes se organizaron, por ejemplo, para que el actor/paciente nunca estuviera solo. Esto es sumamente importante en su formación, pues "el enfermero no trabaja solo, lo hace con técnicos y médicos, otros profesionales con los que deben saber laborar en equipo".

Cada taller inició con un pequeño test de conocimiento aplicado a los estudiantes, seguido por la explicación del aprendizaje esperado, para luego proceder a aplicar las técnicas aprendidas. Si bien, todo ese conocimiento es naturalizado por los estudiantes en la academia, lo que no contemplaban era que el paciente se quejara, le doliera la cabeza o le hiciera preguntas respecto al procedimiento.

Daniela Fuentes, también profesora de la asignatura, relata que en un comienzo "los alumnos llegaban a una sala y ni siquiera saludaban al paciente, porque entraban directamente a hacer la técnica. Con esto, conseguimos esos mismos estudiantes lograran tener una comunicación y preocupación por la persona que atendían, superando una debilidad que vimos, en años anteriores, en sus prácticas clínicas".

Ambas profesionales, relatan con orgullo las reflexiones de sus estudiantes, quienes pese a ser consciente de que es una situación ficticia señalaban que “aunque ellos sean actores, en ese momento son pacientes. Y si ellos son pacientes, nosotros somos enfermeros”. Esta reflexión las marcó positivamente, pues más allá de la nota, ellas saben que sus alumnos atenderán personas.

Esta metodología, que se inició en 2017, culmina tras ocho semanas con el Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE). Esta prueba práctica, somete a los estudiantes a realizar cinco procedimientos, ejecutados durante los talleres, en formatos de estaciones en un tiempo determinado. A diferencia de años anteriores, este 2018 los ejercicios debieron ser efectuados entre estudiantes o bien con un maniquí, ahora tres de los cinco procesos se cumplieron con un paciente estandarizado.

Lylian señala que aún se deben realizar mejoras, pues si bien han mejorado en lo que implica el ser enfermero, persisten falencias en el mayor perfeccionamiento de las técnicas aprendidas. Además, se plantean como equipo llevar la simulación clínica a otro nivel, incorporando a futuro, estudiantes de otras carreras del área de la salud, con el objetivo de potenciar el trabajo interdisciplinario entre los profesionales en formación.

Las académicas, admiten que aún falta ver el progreso en las prácticas clínicas de los y las estudiantes. Sin embargo, creen firmemente en que esta experiencia ha transformado a los estudiantes, quienes se han podido establecer una comunicación efectiva con sus pacientes y se han empoderado en el ejercicio del arte de la enfermería.

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