El año 2017, los estudiantes de Enfermería, realizan su proceso de aprendizaje en dos escenarios: el teórico y el práctico. Tal como señala Lylian Macías, enfermera y coordinadora de la asignatura, “si bien los estudiantes contaban con ambos conocimientos, aún faltaba potenciar sus habilidades sociales en el ejercicio del ser enfermero en sus primeras experiencias clínicas”. Es por ello que, utilizando las dependencias del Centro de Simulación Clínica de la U. de Santiago, que desde su inauguración ha brindado nuevos recursos a estudiantes y profesores en materia de infraestructura y organización, los académicos implementaron una nueva metodología de simulación.
Desde el primer semestre de 2018, los académicos a cargo de la asignatura realizan ejercicios de simulación clínica con sus estudiantes que incluye la participación de actores profesionales que interpretan el rol de un paciente, el cual es previamente delimitado según la planificación de la clase a través de un libreto. Es así como se logra que los actores, simulen a un paciente con hipertensión, su sintomatología y dolencias, agregando además las distintas personalidades que puede tener un usuario.
Los actores representan distintos pacientes con los que se trabajarán los estudiantes en su experiencia clínica. Como explica Macías, "es lo que uno ve en la realidad como un paciente demandante, uno comunicativo o uno apático". En este sentido, esta nueva metodología les permite a los futuros enfermeros y enfermeras, desarrollar sus habilidades técnicas y blandas.La académica relató que estas actividades favorecieron el trabajo en equipo de cada grupo, quienes se organizaron, por ejemplo, para que el actor/paciente nunca estuviera solo. Esto es sumamente importante en su formación, pues "el enfermero no trabaja solo, lo hace con técnicos y médicos, otros profesionales con los que deben saber laborar en equipo".
Cada taller inició con un pequeño test de conocimiento aplicado a los estudiantes, seguido por la explicación del aprendizaje esperado, para luego proceder a aplicar las técnicas aprendidas. Si bien, todo ese conocimiento es naturalizado por los estudiantes en la academia, lo que no contemplaban era que el paciente se quejara, le doliera la cabeza o le hiciera preguntas respecto al procedimiento.
Daniela Fuentes, también profesora de la asignatura, relata que en un comienzo "los alumnos llegaban a una sala y ni siquiera saludaban al paciente, porque entraban directamente a hacer la técnica. Con esto, conseguimos esos mismos estudiantes lograran tener una comunicación y preocupación por la persona que atendían, superando una debilidad que vimos, en años anteriores, en sus prácticas clínicas".
Ambas profesionales, relatan con orgullo las reflexiones de sus estudiantes, quienes pese a ser consciente de que es una situación ficticia señalaban que “aunque ellos sean actores, en ese momento son pacientes. Y si ellos son pacientes, nosotros somos enfermeros”. Esta reflexión las marcó positivamente, pues más allá de la nota, ellas saben que sus alumnos atenderán personas.
Esta metodología, que se inició en 2017, culmina tras ocho semanas con el Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE). Esta prueba práctica, somete a los estudiantes a realizar cinco procedimientos, ejecutados durante los talleres, en formatos de estaciones en un tiempo determinado. A diferencia de años anteriores, este 2018 los ejercicios debieron ser efectuados entre estudiantes o bien con un maniquí, ahora tres de los cinco procesos se cumplieron con un paciente estandarizado.
Lylian señala que aún se deben realizar mejoras, pues si bien han mejorado en lo que implica el ser enfermero, persisten falencias en el mayor perfeccionamiento de las técnicas aprendidas. Además, se plantean como equipo llevar la simulación clínica a otro nivel, incorporando a futuro, estudiantes de otras carreras del área de la salud, con el objetivo de potenciar el trabajo interdisciplinario entre los profesionales en formación.
Las académicas, admiten que aún falta ver el progreso en las prácticas clínicas de los y las estudiantes. Sin embargo, creen firmemente en que esta experiencia ha transformado a los estudiantes, quienes se han podido establecer una comunicación efectiva con sus pacientes y se han empoderado en el ejercicio del arte de la enfermería.