- Esta es la opinión de un joven químico que busca especializarse para aportar a la especialidad premunido de las mejores herramientas. Entusiasta y comprometido con su quehacer, hace cuatro años coordina la Feria Científica de la Facultad de Química y Biología y que se ha transformado en una de las principales actividades de divulgación científica en Chile orientada a estudiantes de enseñanza media y público general.
A Ángel Olguín siempre le interesó el área científica y su experiencia como estudiante de enseñanza media no fue del todo positiva, de allí que intenta resolver a través de su vida universitaria, una inquietud que lo persigue desde hace varios años: cómo llenar el vacío que está dejando la enseñanza de las ciencias en los colegios, sobre todo en aquellos más vulnerables o de carácter técnico como fue el suyo en San Joaquín, donde no había laboratorios.
Impulsado por esta inquietud y por sus deseos de aportar desde la Universidad a las nuevas generaciones, se comprometió con uno de los proyectos de gran envergadura de su Facultad: la Feria Científica. En su calidad de coordinador desde hace cuatro años, se ha preocupado especialmente de incrementar el número de colegios que asistan a la actividad.
“Chile no va a avanzar si no se hace ciencia con vocación, agrado y real interés. Si no lo hacemos de este modo, no es posible que las nuevas generaciones comprendan que un país crece sobre la base de su desarrollo científico”, explica Ángel convencido.
Del mismo modo, pone el acento en la formación de las futuras generaciones, ejemplificando que “el éxito de la Feria a través de los años se debe al hecho que hemos usado una metodología basada en el aprendizaje directo, con experiencias fáciles de describir, desarrollar y explicar, además de motivadoras y entretenidas”.
Por esta razón, agrega que “a fuerza del trabajo de muchas personas, la Feria se ha transformado en un elemento distintivo de nuestra Universidad, en una actividad que la gente espera, tanto los nuevos estudiantes, como el público en general, ajeno a la Institución”.
Buscando perfeccionarse en forma permanente, Ángel asiste por estos días a las primeras clases del Programa de Magíster en Química de la Facultad de Química y Biología, y a estos estudios de postgrado suma su colaboración permanente con la Fundación Más Ciencia, donde es parte del directorio.
“En materia de ciencia, el punto más débil que presenta nuestro país es la difusión y la divulgación científica. Aquí, hay una tarea enorme por hacer”, reconoce el joven estudiante.
Casi el ciento por ciento de su tiempo se lo dedica a la ciencia y a lo que tenga relación con ella, sin embargo no le faltan momentos para la buena lectura “y estudiar temas tan distintos como programación, violín, pintura, mitología e historia”.
Ángel admite, finalmente, que durante estos años en la Facultad de Química y Biología “he ido desarrollando la creatividad y el espíritu de servicio”, cualidades que comparten muchos otros profesionales formados bajo el sello distintivo de la Universidad de Santiago de Chile.
Por Nicolás Gaona