Cuando hace más de un año se declaró la crisis sanitaria en Chile por la pandemia de COVID -19, el Centro de Biotecnología Acuícola (CBA) se sumó a la propuesta de responder al llamado del Ministerio de Ciencia y Tecnología ofreciendo sus capacidades técnicas y humanas de su laboratorio de virología parael diagnóstico de Coronavirus.
Integrado por siete académicas/os con sus equipos de investigación, liderados por la Dra. Mónica Imarai, el CBA se dedica al estudio de peces de cultivo desde distintos ámbitos como la bioterapia, la metagenómica, la virología y la inmunología, por eso, las capacidades en conocimiento y equipamiento estaban instaladas en el Centro.
“Desde el comienzo de la pandemia nuestra investigación hizo un giro para contribuir al país en el tema del diagnóstico”, señaló la Dra. Mónica Imarai recordando que en abril de 2020 partieron con el análisis de unas pocas muestras, mientras actualmente, reciben y analizan alrededor de 1.600 diarias.
La académica sostuvo que el mérito es de la Dra. Sandino, que con su experiencia en diagnóstico abordó exitosamente el desafío, del Mg. Daniel Valdés y los Dres. Claudio Acuña y Felipe Reyes López, que forman parte del equipo de 31 personas que se encarga de este tema en el CBA.
En el área de acuicultura, los demás proyectos del Centro quedaron detenidos. Durante el peak de la pandemia sólo funcionaron las labores esenciales para la mantención de equipos y el cuidado de muestras biológicas y especies. Hacia fines del año pasado pudieron retomar algunas actividades de investigación, principalmente para apoyar a las y los estudiantes de postgrado, que “tienen plazos muy perentorios (…) nos preocupamos de que pudieran avanzar en algunas cosas, pero ha sido muy difícil, porque inevitablemente no hay el grado de avance que se espera”, acotó la directora.
Inmunidad en los salmones
El impacto de virus en comunidades de peces es parte de lo que las y los investigadores del CBA estudian para generar soluciones que la acuicultura pueda implementar. Han trabajado en estudiar y diseñar vacunas para salmones con el objetivo de controlar focos de infección y están familiarizados con la adaptación que, continuamente, se produce tanto de los mecanismos de inmunidad como en los virus con sus mutaciones. Aesa relación de adaptación que se da en el tiempo entre el organismo que es atacado y el virus o microorganismo que lo ataca se le llama coevolución.
En el caso de la pandemia de COVID-19, la investigadora reflexionó señalando que “con el Coronavirus estamos viviendo esta adaptación en forma aguda: el virus está cambiando muy rápidamente, y nosotros vamos respondiendo con toda la diversidad que nos da la genética y nuestro sistema inmune, unos sufren la enfermedad muy grave y lamentablemente fallecen, mientras otros se recuperan”.
La experta sostuvo que tal como en otras comunidades atacadas por cepas de virus agresivos, “en los sobrevivientes está la respuesta: en ellos la respuesta inmunológica gatillada les ha protegido contra una cepa de virus particular”. Las claves para la investigación son conocer cuál es la cepa y cuál es la respuesta que protege, complementó la investigadora.
Acerca de las especies acuícolas, la académica de la Facultad de Química y Biología señaló que,tal como ocurre en seres humanos con casos como el COVID y la Influenza, la biotecnología busca ofrecer soluciones sanitarias a través de las vacunas para fortalecer el sistema inmune de los peces anticipándose a los brotes de infección. “Se requiere que las empresas se interesen en apoyar este tipo de investigación aplicada en una aventura que es de riesgo, pero con la cual la acuicultura puede ganar mucho”, puntualiza la Dra. Imarai resaltando que hay una brecha entre investigación básica y la transferencia tecnológica, que requiere de apoyo y financiamiento en el país.
Casos de éxito para repetir
Ha habido notables ejemplos de éxito en este ámbito,donde las empresas se han involucrado y los estudios han dado importantes frutos. Uno de ellos es el del Consorcio Tecnológico de Sanidad Acuícola, Ictio Biotecnologies. Con aportes de la Universidad a través del CBA, de Activaq y de las empresas productoras de salmones Ventisqueros y Blumar, este consorcio se formó hace más de 7 años.
Los proyectos que se generaron derivaron en dos productos que han pasado de la investigación básica, a la aplicada y ahora están enla fase de transferencia tecnológica: uno es el desarrollo de un antiparasitario contra el cáligus, el piojo de mar que afecta a los salmones; y el otro se orienta a la producción de probióticos, que dio origen a una empresa derivada ospin off llamadaIctiobiotics.
Este probiótico producido permite poblar el intestino de los peces y producir elementos que mejoran su inmunidad. En estos logros, “el CBA y sus investigadores han sido una parte activa y fundamental, por el entusiasta aporte de sus ideas, trabajo altamente calificado y de calidad, que nos enorgullece”, apuntó la Dra. Imarai.
La directora del CBA reconoció dos aspectos necesarios para lograr buenas vacunas: conocimiento y recursos.Sostuvo que por esto es necesario seguir financiando la I+D en acuicultura en Chile: “El mercado se ha vuelto competitivo y exigente, y la tecnología ayudará a las empresas nacionales a mejorar su producción, como ha sucedido en países desarrollados”, remarcó.
La académica concluyó asegurando que “la Universidad de Santiago ha sabido responder muy bien a los desafíos de investigar en biotecnología; hemos tenido el apoyo a las diversas iniciativas que hemos presentado y en lo estructural, se ha iniciado un trabajo para consolidar y modernizar los centros e institutos de nuestra Institución”.
La Dra.Imarai espera que “ahí se pueda integrar un esfuerzo estratégico para captar nuevos talentos o recuperar a las y los investigadores que han hecho una carrera exitosa en el extranjero incorporándolos a nuestra Institución, para dar continuidad al trabajo de excelencia que se ha consolidado en los 7 años de acreditación que recientemente hemos logrado”, destacó.