En coloquios del Dpto. de Física explican la relevancia de las ondas gravitacionales

  • “Tenemos una nueva manera de estudiar objetos en el universo”, afirmó el Dr. Andreas Reisenegger, al abordar el tema de las ondas gravitacionales, las que se pudieron observar -por primera vez- el 14 de septiembre del año pasado. El destacado investigador en astrofísica de la PUC fue invitado a inaugurar el Ciclo de Coloquios 2016, del Departamento de Física de nuestra Casa de Estudios.

 




El 14 de septiembre de 2015 ya está marcada en el registro de hitos del mundo científico, pues ese día, por primera vez, se pudieron observar las ondas gravitacionales gracias a los dos detectores gemelos del Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés), ubicado en Estados Unidos.

Estas señales confirmaron una parte de la Teoría de la Relatividad General que Albert Einstein propuso en 1915, abriendo una nueva ventana para estudiar y comprender el cosmos.

Dado el interés que genera este tema es que el Dr. Andreas Reisenegger, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile y experto en astrofísica teórica, fue invitado a dictar la charla inaugural del Ciclo de Coloquios 2016 del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, la cual se tituló “Ondas gravitacionales: un nuevo canal de información del Universo”.

Aporte trascendental

Para el especialista, el aporte de este descubrimiento es que abre una nueva ventana para estudiar el cosmos, es decir, que “tenemos una nueva manera de estudiar objetos en el universo. Están estos detectores que observaron un evento que nunca se había visto antes, que era la fusión de dos agujeros negros”, señaló.

Según el Dr. Reisenegger, antes que LIGO detectara las señales de las ondas gravitacionales no se había podido observar pares de agujeros negros fusionándose.

De acuerdo al docente, la alta sensibilidad de los detectores de LIGO, alcanzada después de un proceso de ajustes y mejoras, permiten observar fenómenos en el régimen de gravedad fuerte. Es decir, cuando la fuerza gravitacional es muchísimas veces mayor a lo que estamos acostumbrados en la Tierra, como por ejemplo, cuando dos agujeros negros orbitan muy rápido y muy cerca uno del otro, fusionándose en un agujero negro mayor, fenómeno que fue observado gracias a LIGO.

Así, las ondas gravitacionales se convierten en un canal complementario a la luz, las ondas de radio y rayos gamma, que sirven para estudiar los fenómenos del universo actualmente.

Estrellas de neutrones

En el caso particular del académico, que se especializa en el estudio de estrellas de neutrones, este descubrimiento hará que reoriente sus investigaciones para proponer a estos remanentes estelares, que han alcanzado el fin de su viaje evolutivo a través del espacio y el tiempo, como una posible fuente de ondas gravitacionales.

Otra expectativa que tiene al respecto, es que “también esperaría que se observaran estrellas de neutrones fusionándose, y uno puede inferir propiedades de la materias súper densa. En el agujero negro no hay ninguna materia involucrada, porque el agujero negro ya colapsó, es, en cierto modo, pura curvatura del espacio-tiempo. En el caso de la estrella de neutrones están en un punto que están casi colapsando, pero no de manera total por lo que hay materia presente en las estrellas de neutrones que se va a manifestar de alguna manera”.

Por otra parte, el académico planteó que este hito posibilitará la realización de observaciones complementarias en el mundo académico, lo que evaluó como algo muy interesante.

“Desde Chile podemos hacer observaciones complementarias de las ondas gravitacionales, dado que tenemos acceso a muchos de los mejores instrumentos del mundo. La idea es tratar de tener observaciones complementarias que nos permitan construir una visión más completa de lo que se está haciendo”, enfatizó.

Respecto a la proyección de LIGO, el Dr. Reisenegger comentó que espera que se puedan observar una serie de eventos, añadiendo que “vamos a ver más pares de agujeros negros, vamos a ver cuál es la distribución de la masa de los agujeros negros. Se pensaba que los agujeros negros que se iban a detectar estarían en el orden de entre 5 a 10 veces la masa del Sol, y estos tenían alrededor de 30 veces la masa del Sol, por lo que son bastante más masivos que lo se esperaba originalmente”.

Finalmente, se espera que para el año 2034 la Agencia Espacial Europea ponga en marcha el proyecto eLISA (Evolved Laser Interferometer Space Antenna), una versión espacial de LIGO, que se tiene la expectación de que tenga la capacidad de detectar ondas gravitacionales de frecuencias más bajas que LIGO.