Hace 20 años, la antropóloga social María Soledad Saavedra Ulloa y el ingeniero civil industrial Osvaldo García de la Cerda comenzaron a darle forma a una idea. Una herramienta ontológica compuesta de seis dimensiones constitutivas del ser humano. Fue así como nace CLEHES (cuerpo, lenguaje, emociones, historia, eros y silencio).
“Es a partir de nuestras experiencias y de escuchar a muchas personas, grupos, comunidades y organizaciones que creamos esta herramienta, que no es sólo para la observación y reflexión. Además permite actuar, lo que da paso a la transformación de los modos de operar que tenemos”, explica la antropóloga.
Con referentes como los chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela, además del brasileño Paulo Freire, y con la antropología y la cibernética como sustentos, CLEHES está pensada como una forma de entender mejor al ser humano, lo que, como explica, es básico para cualquier organización.
Cambiar esquemas y modelos pedagógicos
Hoy, como académicos de la Universidad de Santiago de Chile, no sólo aplican esta herramienta en las salas de clases del Plantel. También a nivel escolar, tanto en Chile como en el extranjero.
“Las escuelas que han adoptado esta herramienta están pensando en una forma muy distinta de relación entre estudiantes y profesores”, plantea María Soledad Saavedra, destacando la experiencia desarrollada en Chillán, particularmente en la comunidad rural de El Carmen, donde trabajaron con establecimientos municipales. “El acto pedagógico es un acto comunicacional y una oportunidad tremenda para transformar el mundo. ¿Qué estamos enseñando en las escuelas? ¿Tenemos que enseñar sólo conocimientos?”, se cuestiona.
Su labor la desarrolla en la carrera de Pedagogía en Física y Matemática, a través de los cursos Cultura escolar y gestión de conflictos y Pedagogía de la convivencia y la mediación. El académico Osvaldo García, del Departamento de Ingeniería Industrial y ex estudiante de la Universidad Técnica del Estado, hace lo propio en la asignatura Reingeniería humana para la acción.
Ambos, a propósito de diversos congresos internacionales, han podido presentar esta herramienta fuera del país. De hecho, han trabajado estrechamente con el London School of Economics de Inglaterra, mientras que en España existe una organización para la formación de redes. En Estados Unidos presentaron la herramienta en el MIT y en la Universidad de Harvard. Además, han desarrollado proyectos en India, México, Haití y Colombia. En este último caso, capacitando a profesores y directores de escuelas.
Analfabetismo emocional
CLEHES se encuentra patentada en Chile y a nivel internacional. Sin embargo, la académica advierte que se trata de una herramienta muy simple y disponible para todas las culturas. “No es sólo ontológica. También es ética. Por eso no hemos querido desarrollar una industria. Nuestro objetivo es mantenerla en un ámbito académico, siguiendo de cerca a quienes la están aplicando”, detalla la antropóloga.
Para ello, sistemáticamente escriben y publican artículos sobre el tema, además de realizar cursos de capacitación. “Un estudiante de nuestra carrera, que estuvo de intercambio en Finlandia, me contó al regreso que el CLEHES es conocido y aplicado en ese país”, destaca la académica.
En ese contexto, no duda en cuestionar lo que considera un “analfabetismo emocional”, al recordar que “hemos estado viviendo un paradigma que nos ha desarrollado mucho el músculo de la razón. Pero los seres humanos somos, primero, seres emocionales, lo que ha estado ausente en la educación formal y también en la familiar”.
Desarrollar más y mejores habilidades
Hoy esta herramienta se aplica en ámbitos académicos, organizacionales y escolares. Incluso en terapias psicológicas. “Queremos generar estudiantes con capacidades de enactuar, un concepto de Francisco Varela, que consiste en la capacidad de desplegar recursos para abordar una situación en un determinado contexto”, explica María Soledad Saavedra.
Asimismo, asegura que el gran valor que posee radica en los resultados y efectos que ha tenido en los estudiantes, quienes lo valoran muchísimo. “Esto es observable y por eso nuestras clases no son convencionales, pues consisten en talleres y laboratorios”, advierte.
En lo inmediato, la académica viajará con un grupo de estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile a un congreso en Montevideo, lo que se suma a un Proyecto de Innovación Docente en el que está trabajando. “A partir de los conflictos que viven los estudiantes en sus prácticas, queremos analizar cómo la herramienta CLEHES puede desarrollar más y mejores habilidades en ellos para el manejo de esas situaciones”, anticipa con optimismo.