Sugiere que se analice la conducta de toda la familia, con el fin de poder alertarlos sobre eventuales peligros. La educación para los más pequeños es clave antes que ingresen al agua a divertirse con sus pares, para combatir el calor.
Conductas
El especialista expresa que uno de los aspectos más importantes tiene que ver con las conductas de las personas.
“Siempre lo que manda en la prevención de accidentes es la conducta de los seres humanos, más que las instalaciones físicas y los equipamientos. Por lo mismo es importante la educación que le entregamos a nuestros hijos en las etapas básicas de crecimiento”, indica.
Respecto a la que precaución, mencionó que allí se encuentra el no perder de vista a los niños pequeños en las piscinas, fundamentalmente a los menores de cinco años.
“La gran cantidad de accidente por inmersión tiene que ver con la falta de control de los adultos frente a los niños. Dejarlos solos frente a la piscina sin ningún control, es sentenciarlo a la muerte”, expresa.
Destacó que a medida que van aumentando en edad aparecen otro tipo de riesgos, ya que aprenden a nadar y a flotar, por lo tanto, aumentan los golpes por caídas debido a la actividad que hacen los infantes cerca o dentro de una piscina, lo que puede generar traumas en la cabeza o fracturas.
En cuanto a las condiciones mínimas que debe tener una piscina, Quappe señaló que tiene que ver con la infraestructura, partiendo por la superficie de desplazamiento que debe ser antideslizante, usando baldosas anti resbalante o recubrimientos en los bordes.
“También, en las piscinas públicas debe existir un salvavidas para que esté atento a situaciones de riesgos con conocimiento de rescate y primeros auxilios. A eso hay que sumarle el tema de la calidad de las aguas de las coloraciones y la no presencia de microorganismos que son exigencia de la norma chilena”, enfatiza.