- El director del Departamento de Educación, doctor Saúl Contreras, estima que el proyecto tiene muy buenas intenciones, ya que viene a instalar elementos que hasta la fecha no se habían tocado, pero insiste en que hay algunos conceptos que se plantean como incoherentes. El académico anticipó así, aspectos del coloquio referido a la reforma de educación, que se desarrollará en nuestro Plantel el 19 de junio. Su análisis lo realizó en el programa ‘Foro Universitario’, conducido por los periodistas, Gabriela Martínez, directora de la emisora, y Roberto Manosalva.
El director del Departamento de Educación de nuestra Universidad, doctor Saúl Contreras, participó el sábado último (30) en el programa ‘Foro Universitario’ de la Radio Universidad de Santiago, donde abordó temas como el próximo coloquio que realizará la entidad que dirige y el proyecto de carrera docente actualmente en el Congreso.
El coloquio ‘Reforma de Educación y ley de desarrollo profesional docente: Desafíos hacia la formación de profesores’, abierto a todo público, se realizará en nuestra Casa de Estudios el próximo 19 de junio con personalidades como la diputada Camila Vallejo y la subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga, además de representantes de Educación 2020, y las universidades de Chile y Concepción.
“Esperamos que el coloquio muestre la opinión y sobre lo que hemos reflexionado en el departamento, poder dar a conocer nuestra postura”, señaló Contreras. “Hemos conformado una mesa bastante diversa con la idea de debatir desde la política, la investigación y desde el mundo de la formación de profesores”.
Proyecto docente
El académico dedicó la mayor parte de la entrevista, realizada por la directora de la radio, la periodista y académica Gabriela Martínez, acompañada por su colega Roberto Manosalva, al proyecto de ley en curso en el Congreso sobre carrera docente. Contreras celebró que reconozca la formación pedagógica como un elemento fundamental, aunque señaló que posee algunas incoherencias.
Contreras, con amplia experiencia en enseñanza básica, media y superior, pudo expresar sus opiniones tras asistir junto al rector de la Universidad de Santiago, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, a una sesión de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados en mayo pasado.
“Pude ver (entre los parlamentarios) una preocupación muy profunda sobre el proyecto y creo que hay disposición a recoger los cambios, pero también hay una confusión, porque uno lo va leyendo (el proyecto) y van surgiendo preguntas”, señaló.
Para el académico, el proyecto tiene muy buenas intenciones, ya que viene a instalar conceptos y elementos, estrategias y consideraciones, que hasta la fecha no se habían tocado, pero insiste en que hay algunos conceptos que se plantean como incoherentes.
“Una cosa es la política nacional, respecto a la política educativa, otra cosa es la política nacional docente, como podríamos verlo en el Plan Docente, que está liderado por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, y por otro lado está el sistema de desarrollo profesional docente, que es un tema que tiene que ver con la formación de los profesores de calidad y de cómo se les provee de condiciones adecuadas para que se formen inicialmente, continuamente y tengan un buen contexto laboral que pasa por el tema de los salarios”, dijo. Y ahondó en este último tema.
“Por ejemplo, ¿cómo se van a distribuir las remuneraciones, producto de las evaluaciones? Los profesores necesitan un salario justo. No es menor trabajar con 200, 300 niños, con seis u ocho cursos distintos por jornada, todos con niveles y necesidades distintas, a todos escucharlos, entenderlos, si tiene 44 horas semanales, enseñarles disciplina, hacer que estén motivados, entretenidos, que quieran estudiar química o entender lo que es el átomo”, señaló desde su experiencia como profesor de ciencias en un colegio en su localidad natal de Tomé.
Insistió en que el proyecto “en lo declarativo es muy bonito, pero cuando uno va a ver la implementación en término de las estrategias, muestra elementos con incoherencias por un lado y por otro”.
Por ejemplo, “más que incentivar los futuros talentos para que postulen e ingresen a ser profesores más bien coloca limitantes”. El académico apuntó a que se vuelve a caer en el tema de las clasificaciones “que no son claras”, como por ejemplo con los cinco tramos de maestros que considera el proyecto de ley.
“No se sabe qué es ser un profesor inicial, qué es ser un profesor avanzado, y qué me diferencia, por ejemplo, de un profesor experto”. Para Contreras también ha faltado explicar bien el proyecto a los estudiantes, profesores y la propia ciudadanía.
Soluciones
Como soluciones, Contreras propone abordar dos dimensiones: una, vinculada a lo que se llamaría lo “administrativo-financiero”, donde actualmente hay “guarismos confusos”, y por otro una relacionada a la “formación de los profesores”, donde es necesario “explicitar las estrategias para formar buenos profesores”.
“Por ejemplo, ¿cuántos profesores se necesitan, y en qué?, porque no me pueden decir que se necesita la misma cantidad en todo. Parece bastante de sentido común, por ejemplo, que en las áreas de norte y sur no hay profesores de ciencia, dado que necesitamos más estudiantes de ciencia”, dijo.
Habló, en este sentido, de las vías de acceso a los estudiantes a las carreras de pedagogía, que en el caso de la Universidad de Santiago son varias, y añadió que aunque las universidades sean responsables de la formación de los profesores, “también requieren de espacios que queden consignados en los proyectos de ley. La implementación no es lo mismo que el diseño, y lo que queda en un proyecto es el diseño. La implementación la harán las universidades, pero si eso no está explicitado en el proyecto, muy difícil va a ser para que luego se implemente”.
“Creo que el proyecto debería asegurar efectivamente los espacios para que las universidades trabajen. Me permito dar un ejemplo, que es preocupante. Hay una fase del sistema de desarrollo profesional que tiene que ver con la inducción a través de las mentorías, asignado al CPEIP (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas del Ministerio de Educación) completo”.
“Este centro tiene gran experiencia y seguramente va a derivar a los institutos y universidad, pero creo que debe quedar consignado que las universidades generen conocimientos sobre cómo diseñar, implementar y evaluar los procesos de inducción y mentoría, para que sirvan de insumo al centro. Si eso no queda consignado, el CPEIP podría determinar qué universidades van a participar a través de postulaciones, etc., y volveremos a caer en lo mismo: se va a limitar a la universidad en ser propositiva, innovadora”.
En cuanto a la formación de profesores, Contreras pide clarificar “cuáles son los instrumentos y estrategias para los futuros profesores a ser evaluados. Como decía una amiga por ahí, para qué le vamos a poner tantas veces el termómetro al enfermo. Evaluación aquí, evaluación allá, de entrada, de salida”, aunque “nadie cuestiona el hecho de que hay que evaluar para mejorar”.
Otro elemento a considerar, a juicio de Contreras, es una fase de “marcha blanca o pilotaje, porque todo proyecto necesita ajustes. Si no va a pasar lo mismo que sucedió con la prueba Inicia, ¿quiénes se atrevieron para darla?, muy pocos. Estamos hablando de promover una cultura de la evaluación y una cultura de la auto-evaluación, y este último tampoco está”.
Además estimó necesario que el proyecto estipule claramente la carga horaria destinada, por un lado, a preparar las clases, y por otra, a realizarlas. El Estatuto Docente actual fija en 25% las primeras, pero el Colegio de Profesores estima que se requiere al menos 50%.
Momento clave
El académico destacó que el proyecto afecta no sólo a los estudiantes de pedagogía y los profesores en ejercicio, sino también el futuro del propio país. “La base de toda sociedad son los profesores”, recordó.
“Para que realmente el proyecto llegue y no ocurra lo que pasó con la reforma pasada, que llegó a la puerta de la sala de clases, todo se debe conjugar: la política, la reforma, la política del sistema educativo, la carrera docente. Cuando todos lleguen a un mismo punto de manera alineada, coherente, donde se consignen y se den los espacios en función de las capacidades de las escuelas, los liceos, las universidades, etc., el proyecto va a tener buenos resultados”, concluyó.
Por último, insistió en que era necesaria una reforma integral. Anteriormente “se habló de infraestructura, se cambió toda, ¿de qué sirvió? Luego se mandó a todos los profesores a formar… llegó hasta la puerta de la sala de clase. Entonces a lo mejor vamos a repetir lo mismo. No podemos perder esta nueva oportunidad”.