Reconoce que no come ningún producto que se expenda en la calle. No podría ser distinto pues la Dra. Verónica García es bioquímica y de forma constante su investigación se orienta a cómo fomentar que los denominados fagos o virus ataquen las bacterias que afectan los alimentos que consumimos. Su trabajo es fundamental para la industria y para que no nos enfermemos. De esta manera, aquellos productos pueden mantenerse por un mayor espacio de tiempo en las góndolas de los supermercados sin que puedan afectar nuestra salud.
Fue primera generación de su familia en ingresar a la Educación Superior. Su pregrado lo cursó en la Universidad Católica, pero fue por más. Es doctora en Ciencias con mención en Microbiología de la Universidad de Chile, y además ostenta un postdoctorado en la Usach. Un proyecto de inserción a la Academia le abrió las puertas del Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Facultad Tecnológica. Además, ha colaborado en investigaciones del Cecta con la doctora María Angélica Ganga y el doctor Claudio Martínez. Este último, encabeza un proyecto sobre mejoramiento genético de la levadura para hacer vino con menos alcohol, donde Verónica tiene a cargo la parte molecular.
Conversamos con ella y nos contó de sus proyectos externos que apuntan a virus aislados de la naturaleza que atacan bacterias y que las rompen, es decir son usados como agentes antimicrobianos dirigidos a la desinfección de matrices alimentarias contra patógenos de interés, con el objetivo de aumentar la vida útil de los alimentos. “Me enfoco en pollos, pero también verduras como las lechugas y ahora mi interés es dirigir mi investigación hacia matrices líquidas, como jugos, leches, agua, que pueden ser más fáciles de trabajar”.
Sus propuestas para Fondecyt se han relacionado con bacterias resistentes a antibióticos que contaminan ambientes naturales, con el fin de entender cómo ellas se van acostumbrando a dichos entornos. “La teoría decía que si dejabas de dar antibióticos a las bacterias podrían hacerse sensibles, pero eso no sucede porque se adaptan mediante mutaciones y cambios moleculares. Una vez que ocurre esto se transforman en un grave problema de salud pública y no hay como tratarlas”, precisa.
Las malas prácticas de uso de antibióticos en la industria alimentaria hacen que este proceso progrese y que haya cada vez menos herramientas y antimicrobianos capaces de tratar a pacientes que están con bacterias multirresistentes.
La Dra. García se prepara a publicar este año sobre el tema mientras avanza en el estudio de muestras de agua de plantas de tratamiento, aislando bacterias y analizándolas.
La mujer en la ciencia
Para esta Doctora en Ciencias con mención en Microbiología, las científicas se han ganado un espacio como investigadoras. “Quizás mis antecesoras pagaron un costo importante. La personalidad de las científicas solía ser muy dura, porque tenían que posicionarse. Hoy ha mejorado la situación, aunque sigue existiendo una brecha. Se requiere un cambio de mentalidad que es más lento. Hay muchas mujeres que optan por una carrera científica, pero pocas logran investigar. Sin embargo, tenemos todos los elementos. Estimo que la ciencia debe ser colaborativa porque así las ideas van enriqueciéndose”, opina.
-¿Cómo se compatibiliza la docencia con la investigación?
-No es fácil, partí muy motivada con la docencia, me gusta hacer clases, me gusta hablar. Es un aporte a la sociedad transmitir lo que uno sabe. En pandemia la bioquímica se posicionó. Antes no entendían nuestro trabajo. La ciencia solo subsiste cuando es comunicada y transferida a los demás; entonces en la medida que uno esté en contacto con estudiantes o colegas, puede transmitir ese conocimiento. A la Academia hay que dedicarle actualización, buscar estrategias diferentes de aprendizaje. Hay temporadas que se hace difícil. Yo hago clases de microbiología a los estudiantes de Ingeniería en Alimentos e Inspección e Inocuidad a alumnas y alumnos de Tecnología en Alimentos.
-¿Cuál es el rol que usted espera que tengan sus estudiantes cuando deban enfrentarse al campo laboral y cuál es su percepción de ellas y ellos desde las cátedras que imparte?
-La Usach es la radiografía de Chile. Aquí puedes encontrar la diversidad poblacional de Santiago y de sus alrededores, para mí es un lugar donde confluyen todos estos elementos. Es la realidad. Las otras universidades tienen un sesgo por distintas razones y está bien que los tengan, pero me gusta esta cucharada de realidad diaria que notas en el Campus. Es un lugar estratégicamente ubicado para generar cambios.
Las y los estudiantes de este Plantel son distintas y distintos por la forma en que llegaron a la universidad, también por lo que esperan de un profesor. Aquí uno puede ser un aporte, en otras instituciones de educación estás pauteado desde arriba.
Estar aquí es enriquecedor, conocer chicas y chicos con historias distintas; cada año es también un desafío. La pandemia hizo lo suyo, hubo que partir más abajo con nivelación para cumplir con los objetivos de aprendizaje. La microbiología, la biología molecular, la detección, avanzan a pasos agigantados. Antes hablábamos de PCR como algo muy novedoso y ahora es un asunto que todos conocemos. Los virus también llegaron a tomar protagonismo en los últimos años, un ejemplo es la gripe aviar. Mis estudiantes van a trabajar en la industria de los alimentos y deberán cumplir un rol en evitar la transmisión de patógenos. La invitación es a que se conecten con el mundo y también con la responsabilidad social empresarial, porque seguramente serán consultadas y consultados en la toma de decisiones. La microbiología asociada a alimentos ocurre todos los días, hay noticias todas las semanas que traen impactos económicos y afectan la salud pública. Deben estar atentos a estos cambios vertiginosos.