Dr. Parker: No se debe confundir el extremismo político de algunos islámicos con la religión musulmana

Ante el último atentado terrorista registrado en Bangkok, Tailandia (en la imagen), que dejó 21 muertos y un centenar de heridos, se ha difundido la teoría que el ataque se debe a una venganza por el envío forzoso, en julio, de un centenar de musulmanes uigures a China. Al respecto, el investigador del IDEA de nuestro Plantel, Dr. Cristián Parker Gumucio, explica que no se debe confundir el extremismo político religioso -que tiene al Islam como su justificación ideológica- con la religión musulmana, porque el 90% de la población islámica, ya sea sunita o chiíta, es moderada.


La capital de Tailandia, Bangkok, fue este lunes foco de un ataque terrorista, en una zona frecuentada por turistas, ubicada entre el santuario Erawan (de la religión hindú en un país mayoritariamente budista) y el hotel Grand Hyatt, dejando por lo menos 21 personas fallecidas y un centenar de heridos. El  primer ministro de Tailandia, Prayuth Chan-o-cha, describió el ataque como el peor atentado jamás perpetrado contra el país.

Una de las teorías difundidas por la televisión estatal de ese país es que  los organismos de seguridad no descartan que la masacre se deba a una venganza por el envío forzoso, en julio, de un centenar de musulmanes uigures a China. Los uigur son una etnia de religión musulmana que supone el 9% la población en China, y que habitan fundamentalmente en la región de Xinjiang.

“No es un problema de religión”

Ante este escenario, el académico y sociólogo, experto en temas de religión y política del Instituto de Estudios Avanzados de nuestra Universidad, Dr. Cristián Parker Gumucio, señala que “este no es un problema de religión. Se trata de una ideología política. En ese sentido, el Estado Islámico (EI) es un fenómeno político de extremistas. Ellos manipulan el mensaje del Islam y, sobre todo, del Corán, porque es el libro sagrado del mundo musulmán, donde hay un conjunto de versículos que establecen que hay que combatir al mal y a los que están en contra del único Dios, Alá”.

“Hay dos formas de interpretar la Yihad en el Corán: como un ‘esfuerzo’ en el camino hacia Dios -una ‘lucha espiritual’- o como una defensa de la fe para extender la ley de Alá en un sentido militar. Los extremistas islámicos incluso extrapolan esta última afirmación hacia la guerra del terror”, agrega Parker.

Explica que “hay una distorsión tremenda en la identificación del enemigo en esta guerra santa, ya que se supone que el enemigo es el adversario de Dios. Es una lectura espiritual. Pero en la lectura política, que hacen estos grupos terroristas, el enemigo es el adversario político. Entonces, el Estado Islámico define como principal enemigo a Occidente y el adversario secundario son los poderes de los Estados seculares, sean estos- incluso- islámicos”.

“El tema en Tailandia es una justificación religiosa de una cuestión política. Son grupos islámicos minoritarios con aires independentistas que quieren combatir al gobierno central de dicho país. En un Estado secular, con una sociedad mayoritariamente budista. Están atacando, en este caso, el santuario Erawan de religión hindú, pero sincrético con el budismo thai: símbolo de convivencia de las religiones mayoritarias y centro turístico relevante”, analiza el experto.

Añade que la estrategia de estos grupos terroristas es generar caos e inestabilidad, “porque se persigue el incremento de la represión, ya que el Estado tiene que defenderse, y para eso tiene que aplicar medidas represivas. Por lo tanto, el conjunto de la población se va a resentir. Así, ellos tratan de sacar provecho a ese descontento que se va generando, por el hecho que hay un Estado que se hace más dictatorial, haciendo ver más duro al actual régimen militar, para  acelerar las contradicciones y generar adeptos a su favor”.

“Nunca se debe confundir”

El sociólogo es categórico en manifestar que “nunca se debe confundir los extremismos políticos religiosos que tienen al Islam como su justificación ideológica con la religión musulmana, ya que el 90 por ciento de la población islámica, ya sea chiita o sunita, es moderada. Si empezamos a relacionar cualquier acto terrorista con el Islam, en el fondo vamos a dar la razón a los Yihadistas. Es preciso reconocer que la inmensa mayoría del mundo musulmán es pacífica con el resto de las sociedades de Occidente, porque en el propio Corán se establece relaciones pacíficas con las otras religiones”, aclara el académico.

“Si nosotros le damos la razón a estos grupos, al final los cristianos se pondrían en contra de todos los musulmanes, y eso es –precisamente- lo que ellos quieren: que el resto del planeta condene a cualquier musulmán para provocar una gran confrontación entre Occidente y el Medio Oriente musulmán. Por lo mismo, no podemos caer en esa trampa”, agrega.

Construir un mundo distinto

“El islamismo y el cristianismo han sido en la historia interpretados de manera errónea y a veces en forma ideológica. En ambas religiones han existido la guerra santa, la imposición por la fuerza. Entonces, hay que enfatizar la idea de una convivencia en paz y la colaboración entre toda la humanidad para construir un mundo distinto. Estamos en un planeta que está amenazado por varios desafíos de carácter global, como por ejemplo el cambio climático. Tenemos una serie de temas en común, donde la humanidad tiene que superar distintos retos  y las religiones pueden y deben colaborar en eso”, agrega Parker.

El experto recuerda que desde hace mucho tiempo a nivel de las Naciones Unidas, se ha venido planteando lo que se llama el diálogo de las civilizaciones, “y tenemos que avanzar en eso, no es posible que grupos muy reducidos con posiciones geopolíticas relevantes como el EI, arrastren al conjunto de las civilizaciones de la humanidad a situaciones de confrontación. No se puede caer en su juego”, concluye.

Autor: 
U de Santiago al Día