Se trata de Gerardo Soto, estudiante de Ingeniería Ambiental, quien apoya a un grupo de científicos determinando el desplazamiento de estas aves en su hábitat, la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos.
En uno de los lugares más australes de nuestro país y del mundo, estuvo trabajando el estudiante de Ingeniería Ambiental de nuestra Universidad, Gerardo Soto, quien colabora en una investigación desarrollada por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (Iniciativa Científica Milenio-U. de Chile), la U. de Magallanes y la U. de North Texas, y que se enmarca en la conservación de animales carismáticos -que atraen la atención de las personas-, y que tienen gran valor en la sustentación de ecosistemas subantárticos. En este caso, el Pájaro Carpintero Grande, de Isla Navarino, Región de Magallanes.
El proyecto busca establecer los requerimientos de hábitat y el estado de conservación de esta singular especie de ave de la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos. En este contexto, el trabajo de Gerardo Soto ha sido investigar los movimientos del Pájaro Carpintero Grande en el espacio en que vive, dominado particularmente por bosques de lenga.
“Estudiamos las dinámicas de esta ave durante esta temporada, sus movimientos, el uso de hábitat, que es mi especialidad. Estamos modelando sus rutas, en bosques que han sido degradados de muchas formas”, detalla.
Para este cometido, el estudiante utiliza sistemas de localización de animales a través de telemetría, tecnología que a juicio de los expertos ofrece una gran oportunidad para estudiar de manera fina cómo las aves utilizan el hábitat y de qué forma se mueven en el paisaje. “Este trabajo es inédito en ese sentido”, asegura el académico del Departamento de Ingeniería Geográfica, Dr. Pablo Vergara, mentor de Gerardo Soto.
Gerardo explica que al pájaro se le instala un radiotransmisor en la espalda, para posteriormente triangular su ubicación y desplazamientos mediante el uso de antenas direccionales. No obstante, en Isla Navarino esta tarea no ha sido fácil, debido a las condiciones geográficas del lugar.
“Es muy difícil hacer triangulaciones en este terreno, que son antiguas morrenas de glaciares con largas lomas. Se dificulta hacer telemetría, además, porque hay mucho contenido férrico en las rocas, lo que hace que rebote la señal. Cuando esto sucede, seguimos al pájaro hasta que lo encontramos, lo vemos y tomamos el registro”, precisa el futuro ingeniero, quien estuvo durante 45 días en la zona del estudio, con largas jornadas de trabajo que se iniciaban a las 6 de la mañana, para concluir a las 2 de la madrugada.
Esta investigación entregará información relevante que permitirá tomar decisiones sobre el hábitat del Pájaro Carpintero Grande, en lo que a manejo de bosques se refiere, como un plan de talaje; y también para determinar en qué estados se encuentran esos bosques. “Estos pájaros sirven como bioindicadores. Si observamos que hay menos población o que las aves ya no están llegando a ciertos lugares, eso indica que hay una degradación (de los bosques)”, sostiene.
El estudiante de Ingeniería Ambiental -quien pretende iniciar sus estudios de doctorado en 2013-, está redactando varios manuscritos sobre este tema, de los cuales uno ya ha sido enviado a una revista ISI. También ha sido aceptado para exponer en congresos nacionales e internacionales. Por ahora, la revista Bosque aceptó y publicará el artículo Do beavers improve the habitat quality for Magellanic Woodpeckers?, donde se analiza el impacto de las castoreras sobre la preferencia de hábitat del Pájaro Carpintero Grande, y del cual el estudiante es autor principal.