Por su destacado rendimiento en el área de las matemáticas, tras completar el ciclo básico del primer año de la carrera de Ingeniería, los estudiantes Sofía Cáceres y Oscar Mallea recibieron el tradicional el “Premio a la Excelencia Académica Jackson-Rudin-Cayley”, en homenaje a destacados matemáticos que han contribuido al desarrollo y aporte a la humanidad.
Mary Jackson (1921-2005) fue una matemática e ingeniera aeroespacial estadounidense que trabajó en el Comité Consejero Nacional para Aeronáutica (NACA),predecesor a la NASA, y cuya historia fue llevada al cine en “Hidden Figures”.
Walter Rudin (1921-2010) fue un matemático profesor de la Universidad de Madison (Wisconsin) y conocido por su trilogía “Principios de análisis matemático, análisis real y complejo y análisis funcional”, libros emblemáticos para cualquier estudiante de matemática e ingeniería.
Arthur Cayley fue uno de los fundadores de la escuela matemática pura en su país. Es considerado como uno de los matemáticos más prolíficos después de Leonhard Euler (1707-1783), Augustin Cauchy (1789-1857) y Paul Erdos ( 1913-1996), escribiendo más dos mil artículos y siendo uno de los padres del álgebra
lineal.
Un estímulo y una responsabilidad
Para Sofía Cáceres “recibir este reconocimiento me impulsa a seguir, con mucho más ánimo y energía, el desarrollo académico que me ofrece la Institución
Estas instancias permiten que podamos confiar más en nosotros y en nuestras capacidades, sobre todo para estudiantes de primer año que nos enfrentamos a un mundo desconocido como es la Universidad, la cual es muy distinta tanto académica como socialmente al colegio”.
El logro de Sofía es aún más destacable porque rebate el estereotipo de que las mujeres no logran avanzar cuando se trata de matemáticas y, desde pequeñas, son alejadas socialmente de interesarse por estas carreras universitarias.
Ella reconoce aquello y se siente parte de los avances que se han ido dando con el tiempo: “Dentro de la historia de la Ingeniería, a las mujeres se nos ha limitado mucho participar en ella ya que somos estereotipadas, y/o discriminadas, y vinculadas a otro tipo de áreas de conocimientos, por lo que existe una baja participación y motivación a desenvolverse dentro de este mundo”, explicó.
Sin embargo, añadió que día a día esta brecha de género va disminuyendo, creándose más espacios en organizaciones y/o programas, “en donde podemos demostrar que somos tan capaces como cualquier otra persona de desarrollarnos dentro de esta área y en cualquier otra”, sostuvo.
Por su parte, Oscar Mallea se enorgullece en recibir este premio durante su primer año de estudios de Ingeniería. “Miro hacia atrás y me doy cuenta que todo el esfuerzo, sacrificio y noches en vela realmente valieron la pena. Esto tiene un gran valor para mí, lo agradezco mucho, y se lo dedico a mis padres y a todas las personas que, de una u otra manera, me apoyaron en el proceso, dentro de los cuales los profesores tienen un importante lugar. Me motiva a seguir adelante con mayor entusiasmo y perseverancia y será un hito muy especial en mi vida estudiantil y como futuro ingeniero”, puntualizó.
Para ambos, la Ingeniería tiene gran importancia social, debido a la solución de las problemáticas que aborda y porque aplica la eficiencia en el desenvolvimiento de la vida diaria. “Sin duda que sin el desarrollo y avance de la Ingeniería, no podríamos ver el mundo como lo vemos ahora”, coincidieron.
El Premio a la Excelencia Académica Jackson-Rudin-Cayley se entrega desde 1993 a los estudiantes de la Facultad de Ingeniería por iniciativa del académico Raúl Thoms, a quien los jóvenes agradecieron su dedicación y trabajo.