El proyecto Fondecyt Regular (1130323) permite entender el escenario histórico, la trayectoria de las organizaciones políticas de izquierda y el desarrollo de los eventos insurgentes entre 1978 y 1994, con 70 entrevistas a militantes, además de referencias a sus propias publicaciones y la prensa de la época.
Según los investigadores, acotar el periodo de estudio se debió a que el único tipo de violencia existente en 1973 fue de naturaleza represiva, la cual se manifestó a través de ejecutados políticos, detenidos desaparecidos, torturas y diversas clases de represión.
Explica el Dr. Goicovic que “desde el campo de las organizaciones de izquierda no hay capacidad de constituir una violencia reactiva y el ciclo que se abre a partir de 1978 marca un giro, si bien se mantiene la violencia represiva sí aparece la violencia insurgente, esta es la que desarrollan las organizaciones de izquierda”, manifestación que se extiende más allá del retorno a la democracia.
“La dictadura termina en marzo de 1990, pero la violencia insurgente se mantiene activa hasta 1994, y hay hechos emblemáticos de esa violencia como es la ejecución del senador Jaime Guzmán Errázuriz , ocurrida en 1991”, aclara el académico.
Tres ciclos insurgentes
Los 16 años que comprende el estudio liderado por el Dr. Goicovic permite clasificar el desarrollo de la violencia insurgente en tres ciclos derivados del contexto de aquellos años.
En este sentido, plantea que los hallazgos principales de la investigación se relacionan con estos tres ciclos.
En primer lugar, el estudio del ciclo 1978 a 1982, cuatro años que están marcados por la irrupción de la violencia insurgente en Chile con acciones más bien focalizadas, no muy extendidas y con un escaso impacto político-militar.
La segunda etapa se origina entre 1983 y 1987, periodo marcado por la masividad de la violencia política y de las protestas populares.
Según el Dr. Goicovic, las organizaciones “ya no solo se entiende en términos de aparatos armados especializados, sino de milicias con un cierto de grado de extensión nacional”, explica.
El último ciclo comprende desde 1987 hasta 1994, denominado como ‘guerra de aparatos’, debido a que “se pierde la capacidad de generar una violencia de masas y las organizaciones armadas se enfrentan a los aparatos del Estado en una guerra de carácter más convencional”, aclara.
Dinámicas distintivas
El director del Departamento de Historia de la FAHU explica que la trayectoria de las organizaciones políticas de izquierda está dada por dinámicas distintivas.
“El Partido Comunista que había sido un referente político desde la década de los 30, y se había instalado fuertemente en la institucionalidad, rompe con esa tradición entre 1978 y 1980 y opta por la insurgencia armada. El Partido Socialista, por el contrario, que había experimentado una fuerte radicalización desde 1950 y hasta comienzo de la década de 1970, experimenta un proceso de renovación política, fundamentalmente en el exilio, que lo lleva a adoptar posiciones más conservadoras y renuncia a la violencia como instrumento político”, especifica el investigador.
Añade que “el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al contrario de ambos, mantiene una trayectoria relativamente regular que está en sus definiciones originales de 1965, en términos de optar por la violencia como una forma de acción política y conserva esa postura a lo largo de todo el periodo”.
Entrevistas, artículos y diálogo
El desarrollo de la investigación levantó cerca de 70 entrevistas a militantes de estas organizaciones, además del estudio de fuentes documentales, publicaciones de las mismas organizaciones y la prensa de la época.
Los resultados del Fondecyt “Contexto histórico y dinámicas políticas de la insurgencia armada en Chile (1978-1994)” alcanzaron un total de 21 artículos publicados, los cuales se desglosan en tres publicaciones en Thomson Reuter (ISI), seis artículos Scopus, dos artículos Scielo, seis consolidados en Latindex y cuatro artículos en revistas con Comité de Referato.
Agrega el Dr. Goicovic que “el principal impacto de este estudio es académico, se ha constituido en ese sentido un espacio de investigación, discusión y debate en torno al fenómeno de la violencia política. Los especialistas en el campo de la historia política nos relevan a nosotros como los especialistas en esta materia”.
“A partir de ello se ha construido un diálogo con politólogos, sociólogos y con historiadores a propósito del resultado de nuestra investigación. Sin ser presuntuosos nosotros consideramos que estamos formando una escuela en este campo en particular, ya que hemos tenido ocasión de formar a doctores y magísteres que siguen esta línea de investigación”, concluye.