Una rutina casi a tiempo completo es la que desarrolla Evelyn Magdaleno (36) a cargo de la Dirección Regional Metropolitana del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis). Entre risas, señala que sólo cuenta con fugaces momentos para realizar Pilates –lo que le permite controlar el estrés- y andar en bicicleta.
También, en esos intersticios de ocio, intenta avanzar en el último libro de Mónica Echeverría y en la serie “Homeland”, thriller político que logró cautivarla.
Sin embargo, su rutina diaria -focalizada en las políticas sociales y de inclusión-, lejos de constituirse como una carga, es una labor que la enorgullece y que ha desarrollado con placer a lo largo de su trayectoria.
Ese distintivo sello comunitario y social, comenzó a incubarse, de forma incipiente, a través de su experiencia formativa en la U. de Santiago, donde estar en el Plantel, a su juicio, “implicaba hacer muchas más cosas que sólo estudiar”.
Años intensos
Su conexión con la Universidad empezó casi por azar, propia de las vicisitudes y misterios que condensa la vida.
El vínculo inicial partió con un factor geográfico, ya que su colegio quedaba muy cerca del campus universitario. Ahí, en esos años de tímida efervescencia política de mediados de los noventa, se relacionó poco a poco con la comunidad del Plantel.
Su ingreso, ya como estudiante de la Casa de Estudios, se produjo el año 1998, momento en que se matriculó en la carrera de Administración Pública. El énfasis de la malla, focalizado hacia ámbitos de la gestión pública y administrativa, terminó por convencerla.
Fueron cinco años intensos, recuerda, que partían a las ocho de la mañana y solían finalizar a las diez de la noche. En ellos, pudo condensar una aplicada y rigurosa disciplina académica, con su pasión hacia la política (participando en el Centro de Estudiantes y en la Feusach), además del necesario espacio para el ocio.
Al calificar su paso por la institución, lo define, sin titubeos, como “un espacio de mucho enriquecimiento personal. Hoy día tengo grandes amigos, que hasta el día de hoy seguimos reuniéndonos. Pero, además, ha servido para establecer redes, que en mi trabajo actual han sido muy importantes”.
En esta misma línea, destaca que el actual ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, o algunos subsecretarios de Gobierno, “todos somos de la Universidad de Santiago, de la misma generación. Nos conocimos ahí. La verdad es que ha sido muy importante hoy día y nos ha facilitado el trabajo actual el habernos conocido en esos tiempos y haber generado lazos importantes”.
Variados fueron los conocimientos adquiridos durante su tránsito por la Corporación. Entre ellos, destaca la importancia del esfuerzo y la tenacidad, donde poco a poco “vas aprendiendo cómo las luchas van costando un poco más”.
Junto a ello –añade-, en la Universidad le fue posible adquirir capacidades y habilidades para desarrollar cambios sociales, pero siempre de la mano con deberes propios de la disciplina universitaria. Los que incluyen, por cierto, una impecable trayectoria académica, pero también “respetar tu entorno y, además, permitirte hacer vida universitaria”.
Sobre este punto, agrega que “la U. de Santiago se caracteriza por tener muchas vías de esparcimiento, además de las clases. Yo creo que cuando uno aprovecha esas instancias, sin duda, esos años se recuerdan a futuro de mejor forma, ya que aportaron tanto a tu desarrollo personal como profesional”.
Trabajo comunitario
Evelyn enfatiza que fue la primera generación de su familia en ingresar a la Universidad, destacando el impacto personal que tuvo para su desarrollo familiar.
También señala un aspecto que considera fundamental de su paso por la U. de Santiago, ligado a formación de profesionales responsables, que se preocupen y valoren su trabajo. Pero, recalca, si esto no es acompañado de una calidad humana sólida, es difícil conseguir buenos resultados.
Destaca con fuerza el trabajo comunitario generado en la Universidad, donde participó desde la Federación Estudiantil en diversas acciones sociales. “Eso te ayuda muchísimo a desarrollar una labor, sobre todo hoy día desde el Estado, con criterio de realidad. O sea, conociendo el territorio y no tan sólo desarrollando políticas públicas desde el escritorio”.
Etapa profesional
Evelyn egresó el año 2002. Trabajó en la Cepal y paralelamente ingresó a trabajar al Ministerio de Interior.
Posteriormente, estudió un doctorado en Gobierno y Gestión Pública en la Universidad Complutense de Madrid, dedicándose a su regreso al área de servicios sociales, tanto de personas mayores como con discapacidad.
El énfasis en esta área, asegura, surgió paulatinamente, gatillado con las experiencias que vivió por América Latina producto de sus estudios de doctorado, ya que pudo desarrollar proyectos de investigación con temáticas de género, trabajando con mujeres indígenas del continente.
“Esa fue mi primera vinculación a las temáticas sociales y posteriormente derivó en la creación de servicios sociales, que fue algo que yo empecé a ver mucho en Europa y que en Chile no estaban desarrollando”.
Esa experiencia, tanto teórica como práctica, la llevó a integrarse a trabajar al Servicio Nacional del Adulto Mayor, “donde desarrollamos políticas importantes, creando las primeras residencias para personas mayores, las primeras viviendas tuteladas por parte del Estado, que son modelos que yo pude ver en Europa”.
Acciones que ha continuado profundizando, esta vez bajo el Senadis, como directora Regional Metropolitana.
Ojos desde el derecho
Sobre los desafíos pendientes en materias de discapacidad, señala que el ámbito de educación es un foco primordial, “sobre todo con la discapacidad intelectual, donde la mayoría de las personas que hoy día pueden acceder a la Universidad o a una educación de buena calidad, son personas con discapacidad física, pero hay una gran brecha de cómo hacemos ejercicio del derecho a la educación para las personas con discapacidad intelectual”.
“Creo que el gran desafío tiene que ver no sólo con la política pública, sino con el cambio cultural tan necesario que requerimos en nuestro país, al empezar a mirar la discapacidad con los ojos del derecho y no con los ojos de la beneficencia”, agrega.
En relación al rol que puede jugar la comunidad U. de Santiago en la concreción de este cambio cultural, destaca la experiencia realizada por la Facultad de Ciencias Médicas bajo su carrera de Terapia Ocupacional. Ahí “trabajamos fuertemente con ellos e inspiramos a los profesionales para salgan con este espíritu comunitario”.
A su juicio, esa impronta contribuye a “cambiar el foco y hacer que los nuevos profesionales vengan con esta mirada más desde los derechos y desde lo comunitario, más que desde los egos que muchas nos traicionan”.
También considera que un problema central radica en que “la gente siente que ámbitos como la discapacidad es más sanitario que social o de la política pública”.
Finalmente, realiza un llamado a la comunidad de egresados de su área y a los futuros profesionales para que se involucren en iniciativas de impacto social y de servicio público, señalando que la Administración Pública “no tiene que ver sólo con el desarrollo de los Recursos Humanos o con las Finanzas Públicas, sino que también podemos ser un aporte en los programas sociales, desde las políticas sociales o desde muchos otros ámbitos”.
Y a su juicio, es fundamental nunca olvidar que la construcción de un ciudadano íntegro se moldea día a día, incorporando acciones que transitan “desde saludar en las mañanas a las personas que están en el ascensor hasta poder desarrollar tu trabajo de forma transparente. Creo que esos son valores que de una u otra forma se fueron reflejando y fomentando aún más en la Universidad”.