Tras los recientes aluviones que afectaron a la zona central del país, y que causaron pérdidas humanas, desaparecidos, damnificados, lesionados, cortes de caminos y de suministro de agua potable en Santiago y la región de Valparaíso, el académico del Departamento de Ingeniería Geográfica del Plantel, Dr. Marcelo Caverlotti Silva, sostiene que una vez más quedó en evidencia la vulnerabilidad de nuestro país para enfrentar este tipo de emergencias.
“Chile es un país propenso a generar aluviones y, por lo tanto, somos y seremos vulnerables a este tipo de fenómenos naturales. Para lo anterior debieran existir políticas claras relacionadas con normativas para riesgos geológicos y que estas sean parte de los planos reguladores comunales”, recalca.
En ese contexto, el jefe de la carrera de Ingeniería en geomensura propone la creación de una nueva institución que enfrente las catástrofes naturales.
“Tiene que ser un organismo nuevo especializado y centralizado en las catástrofes naturales, que trate de monitorearlas y predecirlas para minimizar la pérdida de vidas. Esto se puede lograr con imágenes satelitales y equipos en terreno. La tecnología está como para, por ejemplo, crear una alerta prematura”, precisa.
A su vez, aclara que este nuevo organismo “puede agrupar a los ya existentes, como la Onemi o el Sernageomín”.
Al mismo tiempo, el académico aclaró que los planes reguladores de varias comunas del país, “no tienen contemplado las zonas de riesgo y se construye donde no se debiera, como laderas, quebradas, o zonas propensas a aludes o inundaciones. En el norte, por ejemplo, hay casas instaladas en sedimentos mineros y la gente se está intoxicando”.
Asimismo, el Dr. Caverlotti sostiene que se deben generar organizaciones regionales y comunales con conocimientos técnicos que permitan evaluar los riesgos locales de cada sector en particular.
Según el académico, los antecedentes históricos revelan que en Chile, por lo general, los aluviones se han originado principalmente por fuertes precipitaciones y de gran intensidad, en zonas de gran pendiente y de quebradas.
Además, enfatiza, “es de conocimiento público que existen emplazamientos humanos en zonas de riesgos de avalanchas, caídas de rocas y aluviones; siendo de suma importancia para prevenir efectos negativos que provocan estos fenómenos naturales la planificación urbana y rural”.
Cambio climático
Respecto a que el fenómeno del cambio climático fuese un factor determinante en el origen de los aluviones, el Dr. Carvelotti, sostiene que “ha afectado en cierta medida pero descarto que sea el factor principal, creo que estos acontecimientos se dan mayormente por nuestra topografía y nuestra forma, porque son recurrentes”.
De acuerdo con el ingeniero en Geomensura, existen antecedentes de aluviones desde 1991, registrado en Antofagasta, fenómeno que provocó 92 fallecidos y 70 mil damnificados. Otro también importante fue el de 1993 en la Quebrada de Macul-La Higuera que causó 26 muertes, 8 desaparecidos y más de 32 mil damnificados.
“Estos aluviones ocurrieron antes que se estudiara el fenómeno del cambio climático”, asegura.
Del mismo modo, para enfrentar la emergencia, el académico subraya que es necesario “tener una visión de Estado que permita trabajar en políticas públicas y proyectos a largo plazo que de forma efectiva aborden los problemas de los riesgos naturales y de esta forma no tener que lamentar víctimas fatales cada vez que se produzcan eventos como en este caso de aluviones, que está expuesto nuestro país”.
Agrega que “mientras no esté la fuerza de la parte política, todos los organismos técnicos están amarrados de manos, porque para abordar estos temas se necesitan recursos. Mientras no haya un Estado que tome en cuenta que somos un país con este tipo de situaciones de sismología, vulcanología y de aluviones estamos en problemas”.
El Dr. Caverlotti, recordó que “sucedió lo mismo con los recientes incendios forestales, que se solucionó casi de forma espontánea con la señora Avilés que contrató un avión porque no había una política de contingencia ni tampoco planes estratégicos para atacar este tipo de fenómenos, y eso tiene que ver con una política”.
Por tanto, puntualiza, “tiene que haber planes de contingencia y también monitoreo constante para intentar prevenir sobre todo los eventos con muertes de personas”.