A contar de este martes 28 de julio, desde las 05.00 horas, las comunas de Colina, La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Ñuñoa, Tiltil y Vitacura saldrán de cuarentena para ingresar a la etapa de “Transición” del plan “Paso a Paso” implementado por el Gobierno. Desde la epidemiología, el transporte, la economía y la psicología, académicos de la Universidad de Santiago de Chile evaluaron los efectos que esta medida puede significar para la población.
El riesgo de una segunda ola
El médico experto en salud pública, epidemiología, y académico de la Usach, Christian García, respaldó la idea de establecer un plan de desconfinamiento, socializarlo y considerar la opinión de distintos actores sociales. “Un poco tarde para hacerlo, pero me parece que es la vía correcta”, señaló.
Sin embargo, advirtió que adelantarse en la puesta en marcha de este plan gubernamental “puede ser tanto o más dañino que haber retrasado la implementación de medidas como las cuarentenas al inicio de la pandemia”.
“Me refiero a que no solo debe haber parámetros epidemiológicos cumplidos, como el hecho de que bajen los casos hospitalarios, que hayan menos hospitalizados o menos gente en condición grave, sino que, además, deben haber medidas operacionales establecidas que sean importantes para la rápida reacción. Eso implica contar con un sistema de trazabilidad andando de manera muy eficiente y muy robusta”, profundizó García, acotando que según un estudio del Colegio Médico, cerca del 40% de las comunas aún no ha recibido los dineros necesarios para implementar las medidas de trazabilidad.
“Creo que es muy riesgoso empezar a abrir sin asegurar esta trazabilidad eficiente y rápida porque esto funciona como un incendio forestal: cuando ocurre el primer gran incendio y se empieza a controlar, los bomberos no se van a sus casas, sino que permanecen muy atentos a los pequeños focos y los apagan rápidamente. Eso es lo mismo que debemos hacer”, planteó el académico.
Mejor ser cautelosos
Al anunciar el ingreso de siete comunas de la Región Metropolitana a la etapa de transición, el Ministerio de Salud señaló que en esta zona solo podrán reanudarse actividades en empresas y negocios atendidos por sus dueños o donde trabajen funcionarios de comunas que también estén en transición.
En este contexto, el economista y académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la U. de Santiago, Víctor Salas, sostuvo que, si bien, “se comienza a mover la máquina económica muy levemente, no creo que haya un efecto muy considerable en estas comunas”.
"Desde el punto de vista de las áreas que se podrán poner en operación, no se ve un efecto grandioso, ni mucho menos. A lo más, la gente pedirá menos compras por teléfono e Internet para despacho a domicilio y volverá a comprar en los almacenes cercanos. Pero como los mall aún no estarán abiertos, la dinámica será similar", señaló el especialista.
Víctor Salas recomendó, además, mantener un ritmo pausado en el retorno a las actividades comerciales. “Apurarse tiene más costos porque puede significar volver a cerrar las puertas de los negocios, mientras recuperamos niveles de contagio más aceptables", añadió.
Difícil fiscalización
El experto en transporte urbano y académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, advirtió que uno de los principales problemas de implementar esta medida solo en algunas comunas del Gran Santiago será la efectividad de la fiscalización.
“Es muy difícil controlar los movimientos de comunas que mantienen la cuarentena versus aquellas que no”, sostuvo. “Muchas de las comunas en transición están asociadas a destinos de trabajo y la fiscalización, aunque sea muy cuidadosa con eso, será muy difícil llevarse a cabo”, insistió.
“La presión que se producirá para que las personas puedan tener la posibilidad de trabajar va a ser muy fuerte”, explicó. “Si bien en términos de comunas esto es útil, porque permitirá que la gente salga y se mueva un poco más, el problema es mirar a Santiago como si fueran ciudades separadas”, criticó.
Persiste la desconfianza
Finalmente, el Director de la Escuela de Psicología de la Usach, Marcos Barraza, señaló que pese al inicio de este plan de desconfinamiento, la ansiedad, angustia y preocupación en la población persisten por la crisis sanitaria y social, dada la cesantía y la reducción de salarios.
“La población mantiene una profunda desconfianza en las instrucciones y las normas que ha establecido el Gobierno”, sostuvo. El psicólogo explicó que anuncios anteriores, como la “nueva normalidad” o el plan “Retorno Seguro”, carecían de evidencia que permitiera creer que el número de contagios por la pandemia disminuía.
“Es normal que la ciudadanía vea con profunda desconfianza este nuevo plan. El Gobierno no ha transparentado los datos referidos a la trazabilidad y cómo identificar la cadena de contagios y está promoviendo el retorno a la habitualidad sin tener todos los elementos de análisis que le permitan sostener que eso es factible, sin provocar riesgos en la población”, concluyó.