“Lo que hacemos en redes sociales habla mucho de nosotras (os). Cuidar nuestra salud mental en estos espacios también tiene que ver con nuestro comportamiento en ellas”, asegura la docente de la Escuela de Periodismo Usach e influencer, Grace Lazcano Armstrong.
En conversación con Usach al Día, la periodista entregó cinco consejos para convivir con las redes digitales, como también para hacer un uso responsable y seguro de las diferentes aplicaciones.
1. Está bien tener diferentes versiones de nosotras (os) mismas (os) dependiendo la red social. Nos vestimos según la ocasión, utilizamos un registro de lenguaje dependiendo de la persona con la que nos estamos comunicando. En la vida cotidiana tratamos de ser coherentes con los contextos y eso mismo pasa en las redes sociales. No podemos quedarnos atrapadas (os) en solo un contexto de nosotras (os) todo el día o las redes sociales perderían la diversión.
2. Tomar nota de nuestro algoritmo y tratar de cambiarlo. Las RRSS contienen tanta información de nuestra vida, gustos e intereses, que difícilmente aprenderemos algo nuevo -no valen las recetas de cocina-. Revisa tu feed y anota al menos cinco cosas que te aparezcan con mayor frecuencia. Por otra parte, haz una lista de temas que te interesen, pero a los que no les darías clic. Es paradójico pensar que con tanta información disponible, la curiosidad esté en peligro de extinción. Sigue perfiles que encuentres interesantes y de personas o medios que no tengan tus mismos puntos de vista, así alimentamos nuestra capacidad crítica.
3. Seguir medios de comunicación masivos. Desde que existen los medios de comunicación tienen un sesgo y se nos presentan como inofensivos cuando sabemos que son capaces de cambiar el rumbo de la democracia de un país. Sin embargo, continúan siendo un espacio informativo diverso: economía, política, medioambiente, deporte, sociedad. Necesitamos saber un poco de todo para no alienarnos y estar conscientes de que necesitamos ser ciudadanas (os) útiles y eso se dará en la medida en que estemos informadas (os) y educadas (os) respecto a la contingencia.
4. Darlas de baja cuando sea necesario. Si sientes agobio o ansiedad por lo que estás leyendo o consumiendo en redes sociales, no tengas miedo de dar de baja alguna o desinstalarlas. Está perfecto si te hace sentir mejor.
5. Protegerse del odio y no promoverlo. Eso sí que es sagrado. Somos libres de opinar sobre lo que queramos, pero las redes sociales ofrecen un espacio de impunidad en el que la violencia sobrepasa los límites constantemente. Los “linchamientos” masivos no necesitan ser físicos para que te provoquen heridas irreparables y el morbo que nos genera leer cuando lo hacen con alguien tampoco es saludable. No estamos obligadas (os) a recibir el odio ajeno por decidir exponernos. Instagram por ejemplo, tiene un listado de palabras ofensivas predefinidas, tú puedes hacer la tuya personalizada e incluso incluir emojis ofensivos. Sirve mucho, sobre todo si recibes o has recibido comentarios racistas, discriminatorios, homofóbicos o machistas.
En junio de 2023, la consultora LLLYC publicó un estudio que analiza las conversaciones de odio en redes sociales en torno de la comunidad LGBTIQA+ y su evolución desde 2019 en 13 países. En este, Chile ocupa el segundo lugar donde más ha crecido el discurso de odio, alcanzando un incremento de un 50,76%. El análisis contempló desde 2019 hasta fines de 2022, y también se observó que la comunidad promotora creció un 41,4%, mientras que los grupos detractores crecieron un 117,5%.
Basado en esos datos, la panelista de televisión enfatiza que “ver, compartir e incentivar el odio creo que es lo que más debemos cuidar en nuestro uso de redes sociales. (…) Lo que pasa ahí ya no es ajeno a ‘nuestra vida real’ e impacta a nivel personal y global. Incluso decisiones clave en el desarrollo de nuestra democracia y la vida pública. Tratemos de ser un aporte en todos los espacios en los que nos desenvolvemos porque lo que compartimos y promovemos sí es importante”.