Es imprescindible que los voluntarios que van a ayudar al norte tomen precauciones

Comenzó el traslado de voluntarios de diversa índole (entre ellos estudiantes y profesionales) a las regiones afectadas por los aluviones, quienes colaborarán en tareas de limpieza y otras. Ante esta acción, en una zona de riesgo sanitario, la académica de la Escuela de Enfermería, Elisabet Monje, enfatiza que la solidaridad es valorable, pero quienes van a las zonas afectadas deben conocer las medidas de higiene que evitarán que contraigan enfermedades. Menciona los programas de vacunación, el correcto lavado de manos y ducha, beber solo agua envasada y consumir alimentos preparados con las más estrictas normas de salubridad.
La búsqueda de desaparecidos así como las tareas remoción de escombros y limpieza, presentan el nuevo desafío de enfrentar la emergencia sanitaria.

Transcurridas dos semanas desde que ocurrió la catástrofe que azotó al norte producto de las intensas lluvias (provocando aluviones), equipos de voluntarios están accediendo a la zona a colaborar en distintas tareas.

La búsqueda de desaparecidos así como las tareas remoción de escombros y limpieza, presentan el nuevo desafío de enfrentar la emergencia sanitaria.

De hecho, el Ministerio de Salud envío de más de 100 mil vacunas adicionales contra la hepatitis A, que se suman a las 7.600 entregadas inicialmente, 140.000 vacunas contra la influenza, 42.000 contra el tétanos y 2.000 contra la rabia.

En esa línea de prevención, la enfermera Elisabet Monje, de nuestra Universidad, recomienda algunas medidas para todos quienes vayan a esa zona a colaborar con los damnificados; todo para evitar algunas enfermedades trasmisibles, especialmente de las vías gastrointestinal y respiratoria.

Si bien las campañas de salubridad se pusieron en marcha en los primeros días en el lugar, no se ha conocido de orientación a todos quienes desean aportar su esfuerzo en la reconstrucción. O sea, en jóvenes y adultos que están viajando desde todas las zonas del país.

Al igual que los habitantes de la zona, quienes lleguen hasta allá “deben beber agua envasada. Ahora, en caso de no poder contar con ella, es necesario hervirla por al menos tres minutos, clorarla, usando 10 gotas de cloro por litro de agua.  Si está muy turbia debe aumentarse a 20 gotas, dejando decantar la mezcla media hora antes de usar. Si el cloro también escasea se debe filtrar el agua con una tela limpia”, explica la enfermera.

La académica de la U. de Santiago, reitera la necesidad de consumir alimentos cocidos. “En el norte es muy común que la gente coma alimentos crudos, pero hoy no están las condiciones sanitarias; por lo que la población debe tomar conciencia de los graves efectos que esto podría tener en su salud”, explica.

Además, Monje, afirma que en casos de catástrofes hay que hacer hincapié en la población de lo fundamental que es el lavado de manos, “siendo el lavado de manos la primera y principal barrera en contra de la contaminación se recomienda: descontaminar manos con alcohol gel evitando el consumo de agua que es escasa y contaminada”.

En cuanto a los efectos del polvo en suspensión que ha dejado el secado de las zonas afectadas (ya pasadas las lluvias), enfatiza que “eso es muy perjudicial para las vías respiratorias, sobre todo de los menores y los ancianos”. Por este motivo es importante el uso de mascarillas que deben ser utilizadas de manera imprescindible mientras se realizan las tareas de remoción de escombros y limpieza.

“Debido a la intensidad de la catástrofe”, Monje considera que la recuperación va a demorar mucho, por lo tanto es fundamental que la gente se mantenga en alerta sanitaria y que mantenga las medidas preventivas para evitar enfermedades que pongan en riesgo su salud.

Autor: 
María Paz Lema
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