Como instancia de diálogo para reducir la brecha de la ciencia entre países desarrollados y en vías de desarrollo fue uno de los objetivos de la V Conferencia Internacional de Jóvenes Científicos y la Reunión General Anual de la Academia Mundial Joven (GYA, por sus siglas en inglés), que se desarrollaron en Montebello (Canadá) entre el 25 y 29 de mayo.
La reunión convoca a científicos de todo el mundo, los que son elegidos por su demostrada excelencia en logros en su campo y su vocación de servicio. Actualmente hay 200 miembros de 58 países, que representan a las principales regiones del orbe.
La GYA busca capacitar y movilizar a los científicos jóvenes para abordar los principales problemas que tienen al iniciar su carrera. La idea es trabajar para reducir la brecha de la ciencia entre los países desarrollados y en vías de desarrollo mediante la conexión de científicos de diferentes países.
A su vez, esta organización mantiene vínculos activos con organizaciones internacionales de ciencia, incluyendo el Consejo Asesor de las Naciones Unidas de Ciencia, la Red Global de Academias de Ciencias, el Consejo de Investigación Global y el Consejo Internacional para la Ciencia.
De esta forma, publica declaraciones sobre política científica internacional y el entorno de la investigación, antecedentes relevantes para quienes están comenzando su carrera.
U. de Santiago
Nuestra Casa de Estudios fue representada por el Dr. Juan Escrig, investigador del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna), del Departamento de Física.
Según el Dr. Escrig, en la oportunidad se analizó que “un desafío clave para los investigadores es el acceso limitado a software de investigación o equipamiento científico debido a la falta de recursos financieros para la compra de licencias y/o nuevos equipos”.
Agregó que “esto produce que la calidad de la investigación se vea comprometida, o al uso de software pirata, o en el caso extremo a una fuga de cerebros. Esto está estrechamente relacionado con otro problema, que es mejorar el ambiente de investigación en las instituciones, situación que permitiría el pleno desarrollo del potencial de los jóvenes científicos”.
Además, estima que muchas mujeres todavía no reciben el apoyo que necesitan para tener éxito en sus carreras científicas.
A la vez, muchas veces las instituciones no recompensan el tiempo que los científicos jóvenes dedican a la divulgación de la ciencia.
Orientación
En este sentido, el académico considera algunas orientaciones para traspasar a los científicos jóvenes de la U. de Santiago, en el sentido de aportar al desarrollo del país.
“La idea es que participen en la educación científica y en actividades de divulgación en escuelas y universidades del país, ya que los beneficios de la ciencia no pueden darse a conocer sin la participación y la comunicación entre los científicos, los ciudadanos, los políticos y los medios de comunicación”, señala.
A lo anterior, añade que “los científicos jóvenes de la Universidad deben organizarse, por ejemplo a través del INDI (Grupo de Investigadores para el Desarrollo y la Interdisciplinariedad), ya que de esta forma estarán en una posición única para asumir roles de asesoramiento científico en el país”.
Concluye que “los científicos del INDI destacan no solo por su excelente investigación, sino también por su compromiso de reunir a científicos y políticos para hacer frente a problemas del país. Además, creo que es necesaria una red de mentores para las mujeres jóvenes en ciencia”.