Juan Ayala, cantautor y ex vocalista de Juana Fe, fue el primer orador del conversatorio “Procesos políticos chilenos: la agenda de 2015”, realizado recientemente en el Salón de Las Artes Víctor Jara, organizado por el decanato de la Facultad de Humanidades para dar la bienvenida a sus nuevos ingresos de estudiantes.
Lo primero que subrayó el invitado fue el significado de ingresar a este Plantel. “En mi caso, no podría ser el individuo que soy hoy en día si no hubiese entrado a estudiar a los 17 años Arquitectura en esta Casa de Estudios”, sostuvo, abriendo paso a un recorrido por su historia de formación personal y académica.
“Entré en 1997 a esta Universidad. Venía de la educación pública, de un liceo de Recoleta, Conchalí. La verdad es que poco y nada sabía de la historia política de Chile. Vengo de una familia de comerciantes de ascendencia árabe, que se había preocupado de estar trabajando en su pequeño almacén de bicicletas. Entonces, no había una formación muy política en mi casa. Soy dibujante de cómics y por ese lado supe más de política, a través de cómics. Y gracias a las letras de bandas como Los Miserables y Fiskales Ad-Hok conocí del movimiento punk y hardcore chileno”, recordó.
“Cuando entré a esta Universidad me empecé a enterar de un montón de cosas que para mí eran desconocidas”, relató el artista, junto con recordar las movilizaciones de sus años de universitario y de cómo estas fueron fortaleciendo su activismo de izquierda, así como sus primeros intentos de abordar la música de una forma profesional.
En su entretenida narración, el artista añadió: “Estuve los primeros años muy metido en mi carrera, congelé un par de años. Iba y venía porque en alguna medida me era muy difícil enfrentar la decisión de dedicarme a ser cantautor en una sociedad donde dices que eres músico e inmediatamente te preguntan cómo estuvo el carrete del fin de semana. Arquitectura me dio la capacidad de planificar y la Universidad me dio la identidad que necesitaba para poder crear una propuesta artística que tuviera el peso suficiente para poder defenderme en un mercado tan precario y tan hostil como el chileno”.
El año 2003 dejó de lado las maquetas y los planos, poniendo fin a sus estudios en el Plantel, pero ha vuelto cada vez que puede. “Me impuse la meta de venir una vez al año a tocar en la actividad que sea”, para vivenciar cómo la ‘Universidad’ no solo se construye en las sala de clases, sino también “en los patios, en las conversaciones o las relaciones que tienes que con los profesores”, y para llevarse de vuelta “el fuerte golpe a la conciencia social” que proyectan “las paredes de la ex Escuela de Artes y Oficios y de la UTE”.
Transformación social
“Yo no me reconozco como artista para nada, soy una persona que escribe canciones y que constantemente tiene que estar nutriéndose de lo que está ocurriendo a su alrededor para poder interpretar los fenómenos sociales o políticos. Ese es un poco el sello que me ha caracterizado”, planteó Ayala, para quien las canciones son “una herramienta trascendental para no perder la memoria de la transformación social”, añadió.
Seguido con gran interés por la audiencia, reconoció: “Tuve la fortuna de escribir una canción que por esas casualidades del destino, sonó un día en la radio y nos abrió las puertas a todos los medios de comunicación. Una canción que hablaba de los vendedores ambulantes. Fue increíble entrar en los medios. Nosotros tocábamos acá, en la Universidad, pensar sonar en la radio, salir en el diario, en la tele, era una cosa completamente anti revolucionaria”.
Debate sobre educación pública
El cantautor también revisó la agenda del movimiento estudiantil, apuntando a la relevancia de que el debate de la educación pública esté presente en la sociedad. “A ello hemos contribuido todos, desde los estudiantes que empezaron a fines de los ‘80 a tratar de cambiar el modelo y los que lideraron las movilizaciones siguientes. Llegamos al 2011 donde se genera un punto de inflexión. El movimiento estudiantil pasa a enarbolar demandas más concretas: educación pública de gratuidad y no al lucro”.
Con énfasis, concluyó: “Siempre uno discute que en el año 2011 no se logró nada. Durante seis meses los colegios y las universidades estuvieron paradas y el gobierno no hizo nada. Podríamos quedarnos en que se logró poco en lo concreto, pero en lo simbólico sí se avanzó. Las nuevas generaciones tienen conciencia respecto de la necesidad de un cambio en la educación y en la construcción de una nueva universidad pública, algo que en la época en que yo entré a estudiar no existía”.