Más de 4 mil personas son atendidas actualmente en el Hospital de Chaitén, capital de la Provincia de Palena, que en mayo de 2008, tras la erupción del volcán Chaitén provocó la evacuación de todos sus habitantes, convirtiendo a la ciudad prácticamente en un pueblo fantasma.
Después de un par de años, en que los habitantes de esta ciudad intentaron recuperar su actividad normal, un egresado de la U. de Santiago tomó el desafío de liderar el principal recinto hospitalario de la zona, ubicado a un día de distancia del Hospital de Puerto Montt.
Se trata del Doctor Augusto Matamala Bezmalinović, quien en abril del 2016 se sumó al Servicio de Urgencia del Hospital de Chaitén, asumiendo en febrero de este año, como director.
En palabras del Doctor Matamala, fue el conocimiento adquirido en nuestra Casa de Estudios, lo que le permitió desempeñarse en su actual cargo. “Podría estar tranquilamente trabajando en una clínica, dedicándome de manera individualista a seguir en cursos, pero gracias a que estudié en la U. de Santiago, hoy estoy aplicando aquí mis conocimientos”, sostiene.
Agrega que “el sentido de construcción de sociedad, que me permitió generar la Universidad, está arraigado en lo más profundo de mí ser, con un perfil de egreso de salud público que estará en mí por siempre, y de construcción y autogestión. El Plantel es transversal, y las capacidades que me potenció, me han permitido desarrollar muchos proyectos e iniciativas que no se realizan constantemente en otros lugares”.
El sueño de ser médico
Oriundo de Rocas de Santo Domingo, el egresado del Plantel decidió estudiar Medicina debido a su cercanía con el área de la salud. “El gusto por la carrera surge por varias cosas: mi mamá es matrona y siempre estuve cercano al área. Además, me atraía adquirir conocimiento, siempre me gustó saber muchas cosas, junto con lo amplio que es el campo. Creo que una de las cosas más linda de la Medicina es que siendo médico te puedes dedicar a lo que se te ocurra: desempeñarte en todas las especialidades, en trabajo administrativo, clínico, operativo, gestión, entre otras”, comenta.
Augusto Matamala, conoció la U. de Santiago cuanto tenía 14 años, y gracias a que sus hermanos mayores estudiaron en el Plantel, el decidió seguir el mismo camino. Primero estudió Bachillerato. Revela que no le alcanzó el puntaje, “como buen estudiante de un colegio municipal de provincia, pero tuve la fortuna de ser el primer promedio e ingresar a estudiar medicina a la U. de Santiago, de lo cual estoy tremendamente feliz y orgulloso”, afirma.
Finalizando sus estudios, cuenta que realizó su internado principalmente en el Hospital Barros Luco, donde permaneció la mayor parte del tiempo. Sin embargo, agrega que tuvo rotaciones, siendo destinado al Hospital El Pino, al Servicio de Salud Metropolitano Norte, y en el sector rural de las Cabras.
Además, el egresado del Plantel, fue beneficiado con una Beca de intercambio Santander, participando de un internado en Sao Paulo, Brasil, durante el año 2014, donde asegura, “adquirió mayores conocimientos, experiencia, idioma” y también pudo disfrutar de la Copa Mundial de la FIFA, que se disputó en ese país.
Cumpliendo metas
Al finalizar los siete años de estudios, que dura la carrera, el doctor Matamala, postuló al concurso de gobierno para acceder a una beca de especialidad o a una plaza de General de Zona, concurso en que fue evaluado en distintos ámbitos, tales como notas, investigaciones, ayudantías, cursos de especialidad, entre otros.
El doctor revela, que desde que ingresó a la Universidad, siempre quiso trabajar en alguna zona extrema del país, por lo que tras conocer el ranking postuló de inmediato a la plaza de Hospital de Chaitén, donde resultó seleccionado.
Mientras esperaba que se cumpliera el plazo establecido para ingresar al cupo, el ex estudiante del Plantel cuenta que aceptó tomar los turnos disponibles en la zona Central del país, entre ellos, en el Hospital Padre Alberto Hurtado y en distintos Servicios de Atención Primaria de Urgencia (SAPUS).
El egresado cuenta que el Programa de General de Zona es único en Sudamérica, por lo que el Ministerio de Salud de Chile ha basado toda su estrategia sanitaria en los últimos 60 años, en la zona extrema y de alta ruralidad.
Al respecto, sostiene que, “es una experiencia fenomenal, porque implica no solo una atención asistencial o una cobertura de demanda asistencial típica, si no que implica una construcción social. O sea, en este caso y en estos lugares somos actores sociales importantes, construyes comunidad, construyes tejido social, desarrollas proyectos y muchas cosas más que solo el ámbito asistencial en sí, entonces, es hermoso”, manifiesta.
El rol social en una zona extrema
Augusto Matamala cuenta que tomar el desafío de ser director de un hospital de zona extrema es importante. “Siempre se habla del cliché, que es más fácil enseñarle a administrar a un médico, que enseñarle salud a un administrador, pero la salud no es solo la atención en el hospital, va mucho más allá de eso”, explica.
Agrega que, “en este caso en particular, en el hospital de Chaitén, en de Futaleufú, en el de Palena y otros de esta zona, todos los directores somos médicos, porque además de la administración, implica gestión, y como un directivo gestor tu puedes ser un profesional muy capacitado en salud. Basta con el desarrollo profesional durante un año para que las autoridades te vean y digan tienes proyección para quedarte un par de años aquí, tu eres el adecuado para hacerte cargo de dirigir este tema”.
En cuanto al desafío que implica asumir el cargo, el especialista destaca el ámbito profesional y social. “Aprendes mucho, no solo de administración, si no del funcionamiento público del Estado de Chile. Pero el desafío más importante es el del tejido social: Chaitén es un pueblo que fue destruido completamente por un volcán, en el que se ha repoblado de a poco en los últimos ocho años y que el desafío social es gigantezco”, sostiene.
Agrega que, “no es solo lo que podamos construir en salud, si no cuanta importancia como soberanía estatal y nacional podemos dar nosotros para que la construcción nueva de este lugar sea con visión de futuro con planificación, con consideración, con experiencia de otros lugares y que tenga ojalá una repercusión importante de aquí a los próximos 5 -10 años en lo que va a ser la capital de la provincia”.
El egresado de la U. de Santiago, orgulloso del rol que cumple actualmente, adelanta lo que viene: Nuestro periodo de destinación son máximo 6 años, y me quedaré todo ese tiempo… No tengo apuro ni ganas de irme, mi proyección es quedarme todo el tiempo que pueda, y asumir la dirección me permite proyectarme mucho”, concluye.