Según cifras dadas a conocer ayer (15:30 horas) por la Oficina Nacional de Emergencia, Onemi, el incendio forestal que hace dos semanas afecta la Reserva Nacional China Muerta en la Región de la Araucanía, ha consumido una superficie de 3.735 hectáreas de arbolado natural. Mientras que otras siete hectáreas han sido gravemente afectadas por el fuego en el contiguo Parque Nacional Conguillío.
Para el Dr. en Ciencias Naturales del Departamento de Ingeniería Geográfica, Víctor Quintanilla, el siniestro forestal ha causado un daño “devastador” en la zona, desde el punto de vista humano, ecológico y científico.
“En esta zona del sur de Chile existen bosques que, en ecología, llamamos relictos, es decir, que presentan vegetación que existió hace miles de años y que abarcó una extensión mucho mayor en ese mismo territorio. Por ejemplo, en el Parque Pumalín, se dató un alerce que tiene más de tres mil años de existencia”, explicó el académico.
Víctor Quintanilla señaló que a este tipo de bosques, los científicos los llaman “catedrales vivientes”, debido -entre otros- a su alto valor científico como “testigos del pasado”.
“El daño que se ha producido con este incendio es enorme y ha afectado todo el ecosistema en la zona, sin embargo, queda la esperanza de que los árboles que se hayan podido mantener en pie, aún puedan regenerase, aunque muy lentamente”, indicó el experto.
En los Parques Nacionales Conguillío y China Muerta, se encuentran especies vegetales como araucarias, cipreses, coihues, lleuques y canelos, mientras que, entre las especies animales, habitan quiques, pumas, pudúes, vizcachas de la montaña y zorros, entre otros.
“Pero el incendio no es solo una pérdida para el ámbito científico -sostiene Quintanilla- además afecta a las poblaciones que aprovechan los recursos que les entrega el bosque, tales como la leña o el piñón de la araucaria”.
“Esto es una escala concatenada de efectos negativos que perdurarán por mucho tiempo y que costará mucho revertir, sobre todo si continúa la irregularidad del clima y si no hacemos algo para evitar nuevos incendios forestales”, puntualizó Víctor Quintanilla, académico del Departamento de Ingeniería Geográfica.