“Los cielos chilenos están siendo muy bien aprovechados”, afirma desde Estados Unidos científico egresado de nuestro Plantel

  • El PhD Ángel Otárola enfatiza que el país ha sabido utilizar las ventajas geográficas para el progreso de la investigación astronómica, y que existe capital humano y creativo para aportar aún más a esta ciencia.
  • Agrega que Chile elaboró políticas que facilitan la colaboración, marco legal que “ha sido fundamental en el desarrollo de la astronomía nacional, porque incluye la protección de los centros astronómicos en operación”.
  • Las opiniones del científico refuerzan el Día de la Astronomía que se celebra hoy, donde el Planetario de nuestra Universidad aportará con una videoconferencia de expertos.

 



El científico de óptica adaptativa en el proyecto orientado a construir en Hawaii (Estados Unidos) un telescopio de treinta metros (Thirty Meter Telescope Corp.), tiene una destacada carrera en el estudio de la humedad y propagación de ondas electromagnéticas en la atmósfera.

El también egresado de Ingeniería Civil en Geografía de nuestra Universidad e investigador asociado del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Arizona (EEUU) señala que “el norte de Chile ha sido bendecido por la naturaleza y es óptimo para la investigación astronómica”. Esto, aclara, porque coinciden aspectos de la geografía originando un fenómeno climático que favorece los cielos despejados.

“El aire seco desciende presionado en el trópico y se calienta, y la superficie costera es helada por la corriente de Humboldt, lo que genera una capa de inversión térmica que bloquea la humedad; sumado a eso, la Cordillera de la Costa bloquea el desplazamiento del aire hacia el valle y, a su vez, la Cordillera de los Andes, propicia las precipitaciones en su cara oriental, permitiendo el paso sólo de aire seco hacia la región de Atacama”, lo que da como resultado cielos especialmente despejados con mínima distorsión por la humedad atmosférica, explica el investigador, agregando que en esa zona de Chile existe disponibilidad de cumbres para la instalación de observatorios astronómicos.

Atendiendo a estas ejemplares condiciones, nuestro país elaboró políticas que facilitan la colaboración de importantes instituciones internacionales astronómicas con organismos nacionales, propiciando su instalación en Chile con interesantes franquicias aduaneras y de impuestos. “Ese marco legal ha sido fundamental en el desarrollo de la astronomía nacional, porque incluye la protección de los centros astronómicos en operación, minimizando el efecto industrial no compatible con este tipo de investigación, y suma normas ambientales que garantizan la preservación de la calidad fotométrica de los cielos nocturnos, minimizando la contaminación lumínica en el norte del país” señala el científico.

Potenciar el estudio

Ángel Otárola afirma que otras medidas adoptadas por nuestro país han potenciado el trabajo de estudiantes de postgrado y postdoctorados, en varios campos de la astronomía, integrando a los centros de investigación y a las Universidades, como la instauración de fondos a través del Ministerio de Relaciones Exteriores junto a instituciones extranjeras ubicadas en el territorio, o los convenios suscritos con centros astronómicos internacionales para garantizar un 10 por ciento del tiempo de observación anual en los telescopios instalados en el país. “Definitivamente, los cielos chilenos están siendo muy bien aprovechados”, acota.

En relación al impulso de iniciativas nacionales, el PhD en ciencias atmosféricas valora la propuesta del grupo de astronomía de Conicyt para la creación del Parque Astronómico Atacama (Región de Antofagasta), orientado a facilitar la investigación científica y la instalación de otros proyectos experimentales en esa materia. Asimismo, considera de gran importancia la propuesta de la presidenta Michelle Bachelet de solicitar un estudio para analizar la construcción de un telescopio chilenos de 6 m de diámetro, ya que permitiría “un salto cuantitativo y cualitativo en el desarrollo de tecnología en Chile”.

Universidades y transferencia tecnológica

Hace unos años Ángel Otárola integró un comité encargado de proponer una hoja de ruta para el impulso de la astro-ingeniería en Chile, invitando a los ingenieros a hacerse parte del desarrollo de una industria altamente especializada en instrumentos para abastecer observatorios astronómicos y compatible con otros campos como: sensores remotos, comunicaciones, defensa. Explica que en nuestro país existe capital humano para potenciar este tipo de emprendimientos, ya que ha colaborado con Fondecyt y Conicyt evaluando algunas propuestas aspirantes a fondos, lo que le permitió conocer las ideas de profesionales chilenos.

No obstante, reconoce que el mayor desafío en este ámbito sigue asentado en las universidades, ya que “desde siempre la investigación científica en Chile ha radicado en ellas, y creo que deben generar el marco para ampliar su rol, por la vía de fortalecer la colaboración entre instituciones de educación superior, aunar sinergias y potenciar sus iniciativas. La colaboración efectiva es muy importante para crear condiciones básicas para el trabajo de los científicos e ingenieros, es decir laboratorios conjuntos con instrumentación de punta, maquinaria de precisión y de control que se requiere para hacer un salto sustantivo en esta materia”.

El Dr. Otárola apuesta porque nuestro país propicie un florecimiento de las ciencias y los procesos productivos que acompañan a la astronomía, considerando las ventajas comparativas que nuestro país ofrece también en el estudio de los océanos, glaciares, energías renovables, minería, medioambiente, etc.

Finalmente indica que el apoyo al desarrollo tecnológico debe ser una decisión país. “Es importante contar con financiamientos sustantivos e implementar políticas conducentes a facilitar el desarrollo de soluciones tecnológicas en Chile, por la vía de programas en que se requiera que cualquier actividad con una componente tecnológica financiada con fondos provenientes de impuestos, incorpore que parte de las soluciones de integración de tecnología, e innovación tecnológica se hagan en Chile, por ingenieros locales ya sea en el ámbito universitario o de micro-empresas, incentivando el ingenio”, sentencia.

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