Se considera un ejemplo de lo que permite la gratuidad y las universidades públicas. Sus padres fueron primera generación en ingresar a la Educación Superior Estatal. Maricarmen Tapia Gómez siguió ese camino y se tituló en la Escuela de Arquitectura de nuestro Plantel; hoy se desempeña como jefa del Centro de Estudios de Ciudad y Territorio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Para asumir este importante desafío retornó al país desde España donde realizó un doctorado en urbanismo en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña y en noviembre de 2021 ganó la postdoc del Estado Español, María Zambrano, donde fue contratada como investigadora distinguida.
Recuerda que sus padres siempre le hablaron de la Universidad Técnica del Estado, por ende, había una inclinación muy clara por llegar a la Usach a hacer su pregrado. Ella formó parte de la primera generación que ingresó a la carrera. “Había de todo por hacer. El programa tenia materias muy entretenidas como construcción en barro, vivienda social. Lo social siempre fue algo que me atrajo. De esa época recuerdo un primer trabajo. Tuvimos que hacer, unas maquetas 1 a 1 escala real y trabajamos muchos días en la construcción que está en la parte del aparcamiento de la Escuela. Nos sentíamos haciendo algo de verdad. También los murales que pintamos en los distintos momentos de la carrera y por supuesto los amigos que hasta hoy mantengo, son parte de muchos recuerdos que guardo con cariño de la Universidad de Santiago de Chile”, relata.
Ligada a lo social
La jefa del Centro de Estudios de Ciudad y Territorio del MINVU comenta que desde pequeña le preocupó la injusticia social. Estudió en un colegio público donde fue testigo de casos de violencia intrafamiliar, allegamiento y hacinamiento, pero también de una gran fuerza de las familias por salir adelante.
¿Cómo se responde a la desigualdad desde las materias propias de tu carrera?
_La desigualdad nunca me resultó natural. Cuando descubrí la parte de urbanismo y de vivienda social entendí que nuestra profesión también tiene un rol social y que no se trata solo de proyectos de grandes presupuestos o para personas de altos ingresos. Fue así como me especialicé en urbanismo, en estudiar a la ciudad como un ser vivo con todas sus disfuncionalidades y sus desigualdades; buscar la forma de hacer que estas ciudades tengan mayor integración a los sistemas naturales; que se genere menor contaminación y haya espacios de encuentro. Desde joven veía la necesidad de que la Universidad se acercara a ese rol social, a intervenir en los problemas de la mayoría. Entiendo que es necesario aprender cuestiones teóricas y de diseño, pero también creo que ese diseño debe aplicarse a las personas que más lo necesitan; la arquitecta y el arquitecto pensando en mejorar sus viviendas, sus barrios. Creo en el necesario rol social de la Universidad de Santiago al formar profesionales comprometidos con su entorno; eso es esencial. Tuve la suerte de contar con profesores que me guiaron en esa inquietud. Alfonso Raposo influyó fuertemente en hacerme pensar en cuestiones complejas que no se resuelven de una sola manera; Rodolfo Jiménez que tenía esa sensibilidad hacia otras formas de construcción a escalas más pequeñas; Carlos Muñoz Parra con quien comencé a entender que había una disciplina que se llamaba urbanismo donde las ciudades se podían planificar; y Rodrigo Martin que, en la parte final de mi proyecto de carrera, fue un apoyo importante en terminar y graduarme.
Nombras solo varones, ¿qué pasaba con las mujeres en la Academia?
_Lamentablemente en mi formación siendo relativamente joven no tuve profesoras mujeres ni en mi pregrado ni tampoco en el doctorado. Creo que es una cuestión que está cambiando, pero es necesario incorporar la visión de las mujeres que somos la mitad de la sociedad. Gran parte de las estudiantes son mujeres, pero seguimos en un mundo muy masculino; en una situación de techo de cristal y discriminación en materia de sueldos y accesos a cargos.
¿Como ves el crecimiento de la construcción en altura en la ciudad de Santiago versus el aumento de los campamentos no solo en la capital, sino también en regiones?
La intervención en los espacios que están consolidados siempre es muy compleja, existen relaciones de poder, funcionalidades, personas, e intervenir en ellas afectas todo, lo que no es fácil. Creo que este crecimiento desequilibrado, la desigualdad y la inequidad que hay en áreas verdes, equipamientos y servicios entre una comuna y otra se repite en otras ciudades del país, o en cómo crecen grandes ciudades por una falta de provisión de bienes y servicios versus otras medianas y pequeñas. Se pueden hacer cosas diferentes. Hay países donde este desequilibrio no es tan agudo, pero implica un cambio de paradigma en entender dos derechos básicos que se aprobaron en la Convención Constituyente, como es el derecho a la vivienda digna y adecuada, y el derecho a la ciudad, relacionados con que toda persona tenga derecho a la salud y al bienestar integral.
Maricarmen ha sido una activa defensora de los derechos de las personas en la ciudad y el territorio, a través de organizaciones, publicaciones e investigaciones. De hecho, actualmente es la directora de la revista internacional Crítica Urbana.
Cuéntanos como nace Crítica Urbana
_ La publicación nace como una necesidad de traspasar la acción individual para crear un espacio colectivo de aprendizaje a partir de distintas personas y distintas comunidades que están en la defensa de su territorio. Nuestro objetivo es aportar una mirada crítica hacia la realidad, pero desde nuestras disciplinas urbanas y territoriales, entendiendo hasta qué punto estas disciplinas reproducen la desigualdad y la discriminación estructural y hasta qué punto son funcionales a un modelo de desarrollo que está destruyendo nuestro planeta. El principal aprendizaje de Critica Urbana yo diría que es que no estamos solos, que hay muchas comunidades defendiendo sus territorios de cuestiones ambientales, sobre vivienda sobre identidad, genero, feminismo. Los conflictos son comunes. Las urbes deben ser más amables, se deben de reacondicionar para permitir la convivencia de todas las edades a la vez, desde los niños hasta los ancianos pasando por la gente que trabaja. Les invito a leer sus artículos.