Hace un año, Cristóbal Ponce, periodista titulado de la U. de Santiago de Chile, se desempeña como profesor de Lenguaje y Comunicación Oral en el Complejo Educacional Los Andes, ubicado en la comuna de La Cisterna.
Ahí, este orgulloso ex estudiante del Plantel realiza clases de enseñanza media en el contexto del programa a cargo de Enseña Chile, que invita a profesionales de diversas áreas a transformarse en agentes de cambio, para que puedan impactar positivamente dentro del sistema educacional y, en particular, en la sala de clases.
Cristóbal fue interpelado por este llamado y decidió sumarse a la institución, con la convicción de que es posible producir cambios substanciales que mejoren el sistema educacional chileno. Junto a ello, también primaron sus convicciones éticas y valóricas, cuyo eje se encuentra en la búsqueda de la justicia.
Pese a que afirma que podría parecer un planteamiento abstracto, siempre ha sido un principio moral que ha guiado su trayectoria profesional y académica. “Las injusticias también se producen por una inequidad en la Educación. Esa brecha educacional me llamó la atención conocerla en profundidad”, señala.
Actualmente, lo vive de lunes a viernes con sus cursos de enseñanza media. A su juicio, estar –como afirma- “donde las papas queman”, le ha permitido conocer a fondo las deficiencias y problemáticas del sistema educacional y, al mismo tiempo, desarrollar acciones que sean capaces de mejorarlo.
Para Cristóbal, este escenario complejo e inequitativo que ha conocido durante su trabajo en aula, debe interpelarnos como ciudadanos, independiente de nuestra profesión y ámbito de desempeño laboral: considera no hay excusas para la indiferencia.
“Yo creo que todos somos responsables desde la trinchera y el ámbito que sea. Somos responsables de hacer algo por la Educación, que hoy día vive un estado de emergencia. Donde se ven reformas, pero se necesitan cambios estructurales (…), profundos”.
“Chile de verdad”
Al calificar su paso por Enseña Chile y dentro del Complejo Educacional Los Andes, lo define como una experiencia “enriquecedora”, tanto para su profesión como para su vida en general.
“El pasar por la sala de clases me ha permitido conocer diferentes y nuevas experiencias de los estudiantes, del ‘Chile de verdad’ como le digo yo. Ese Chile que a veces no nos muestra la televisión o que a veces lo muestra de mala forma. A través de la prensa, uno lo puede dimensionar, pero no conocerlo tal cual como es”, enfatiza.
Lo ejemplifica con el tipo de vínculo que ha podido consolidar con sus alumnos “Yo con mis estudiantes puedo generar relaciones de empatía, que ellos me entiendan también. Generar un vínculo y así conocernos (…).Eso de verdad lo enriquece mucho a uno como persona”.
De acuerdo a su perspectiva, ese tipo de relaciones, del “tú a tú”-señala-, hoy también se encontrarían en crisis.
ADN U. de Santiago
Al ser consultado por su conexión con la U. de Santiago y Periodismo en particular, afirma que “la Universidad para mi es mi Alma Máter. Yo la llevo en el alma. Soy bien usachino”, pronuncia orgulloso.
También asegura que estudió Periodismo “porque siempre he querido trabajar en situaciones complicadas, crisis o conflictos. Pero (la experiencia en la sala de clases) me ha servido para entender y socializar el tema de cómo manejarme con la gente y conocer su realidad. Eso yo creo que es importante”.
Enfatiza que el espíritu universitario, ese caracterizado por su visión crítica y sello social, no es un mero discurso, sino que lo mantiene vivo, día a día. Éste lo guía para sobreponerse ante diversas adversidades que se le presentan dentro de su rol como profesor en aula. “Si la sala se me está mojando, si no tengo electricidad o algo me falla, igual uno aperra (sic)”, recalca.
Para Cristóbal, este espíritu de resiliencia forma parte del ADN “usachino”. “A veces hacer clases es muy complicado en el contexto que uno está, pero uno igual sigue: no deserta. Eso es destacable”, añade.
Sobre sus proyecciones, afirma que tiene pensado retomar el Periodismo y otras actividades que también lo apasionan. “Participo en la Reserva del Ejército, en la Tuna Mayor de Ciencia (de la U. de Santiago) y en la ONG Trabajo y Futuro Chile”, agrega.
Complementa que “trabajar con la gente es algo que me motiva, que me inspira a lo Violeta (Parra). Si yo tuviera que elegir entre todas las cosas que hago, yo decido quedarme con la gente. Para mí eso trasciende”.
Finalmente, al ser consultado si recomendaría que otros profesionales de la U. de Santiago se sumaran a iniciativas como la impulsada por Enseña Chile, afirma que sí, ya que “cambia la cosmovisión de cómo se maneja el mundo y lo que uno tiene que hacer, relacionado con esa responsabilidad social que todos deberíamos llevar como profesionales, más allá de que yo tenga que ganar dinero o sostener una casa, comprarme un auto o viajar: también tengo que aportar. Ese aporte es importante para que esta sociedad mejore y, ojalá, no empeore”.